26/1/18

Señores separatistas, el tema es simple. Ustedes dicen ser Cataluña, pero la mitad de Cataluña no está interesada ni en ustedes, ni en sus clímax de banderolas y fantasías patrioteras. Ya se lo pueden ir tomando con calma...

"(...) Pero lo que me interesa no son los políticos. Yo me fijo en el resentimiento con el que ellos han sabido intoxicar a una parte de sociedad. Y me fijo, digo, en esa sociedad. Me preocupa sinceramente esa sociedad. 

Nunca antes habíamos visto que por la calle la gente llamase puta, zorra, traidora, y le dijese vete a tu pueblo y otras lindezas a una candidata. Esa parte de la población catalana que se considera a sí misma la educada, la superior, porque los inmigrantes llegaron pobres, claro.

 Esa parte de los catalanes que no quiere turistas, que cree que burlarse del acento andaluz o de la Guardia Civil es como un esnobismo que les adorna con un clasismo imprescindible para ser admitidos, y que les da nivel; cuyos prejuicios xenófobos les hace ver al resto como chusma y quinquis, está llena de odio y resentimiento, que son drogas muy duras que sin duda aturden el cerebro. 

Siempre rápidos a escupirte un “fora de Catalunya”. Se sienten con derecho a indignarse porque quien delinque pase por los tribunales.

Y tienen la “no-ideología” más nociva y agresiva de la historia, que se llama nacionalismo y que se mire como se mire, siempre está conectada con cierto nivel de racismo. Una ideología cuyos fundamentos intelectuales son tan sesudos como “los de aquí somos distintos y mejores porque es donde hemos nacido nosotros” y “si eres de aquí y no lo crees, yo digo que no eres de aquí y eres un enemigo de todo el país, al que representamos nosotros y no tú”. 

Esa sociedad que se empeña en no darse cuenta de que, si uno de los dos bandos tuviera el 80% de los votos, no habría problema.

Pero no es así, con lo cual, el enemigo no es Madrid, ni España. Simplemente es que hay que aprender a aceptar al vecino catalán, al que le gusta ser también español, aunque a ti te parezca mal. Pero ser nacionalista es exactamente lo contrario de aceptar a los demás. Y no hay más camino que ése, que aceptarse, porque la mitad españolista, antes silenciosa, cada vez se calla menos y no van a poder ignorarla más.

Señores separatistas, el tema es simple. Ustedes dicen ser Cataluña, pero la mitad de Cataluña no está interesada ni en ustedes, ni en sus clímax de banderolas y fantasías patrioteras. Ya se lo pueden ir tomando con calma.

Señores separatistas, desintoxíquense de su odio, y cuanto más tarden en reconocer que no tienen un proyecto para toda Cataluña, sino solo para la mitad, y que, por lo tanto, tal proyecto es inviable, y cuanto antes asuman que su dogmatismo es injustificable y antidemocrático, antes dejarán de sufrir esa pérdida de visión. 

Hay quien se pone ciego con anfetaminas, y otros esnifando el odio que se distribuye por los terminales del establishment catalán pujolista.

Ah, se me olvidaba. Un saludo a los que se dicen de izquierdas y están dándolo todo por defender el botín de los Pujol. Vaya ridículo. Yo sé de una vieja que os mira, se ríe y se frota las manos."                  (Enrique Brossa. Escritor y director de DesafiosLiterarios.com, Crónica popular, 18/01/18)

No hay comentarios: