"(...) Otro gran error del independentismo fue
la falta de atractivo del independentismo entre la clase trabajadora de
Catalunya. La evidencia de ello, aunque constantemente negada por los
partidos independentistas, es conocida. La clase trabajadora no es
independentista en Catalunya, por varias razones.
Una es que el
movimiento independentista está liderado por una coalición dirigida por
el partido del Sr. Mas, es decir, por la derecha catalana, cuyas
políticas neoliberales son percibidas, con razón, por la clase
trabajadora como dañinas a sus intereses. La proximidad del Presidente
Puigdemont con Mas es conocida, y Mas nunca fue popular entre las clases
trabajadoras catalanas.
Y la otra causa de la falta de apoyo al
independentismo por parte de las clases populares es que la mayoría son
de procedencia de partes de España y emotivamente se consideran
españoles y se oponen a la secesión. La mayoría de la clase trabajadora
en Catalunya es de habla castellana.
La evidencia en este fenómeno es
clara, como por ejemplo muestran los datos provenientes de la Encuesta
del CEO (CIS de la Generalitat) de Junio de 2017, donde se puede ver que
a más ingresos por hogar más apoyo a la independencia, y a la inversa,
mientras menos ingresos haya por hogar menos apoyo a la independencia.
Además en Catalunya las personas que se autoconsideran de clase popular
(clases de renta media-baja y renta baja) claramente no apoyan la
independencia: el 56,15% de las clases populares no apoyan la
independencia mientras que solo un 33% sí la apoyan.
Ello explica porque el independentismo
nunca ha sido mayoritario y continuará sin serlo, pues la independencia
en sí no motiva a la mayoría de la población. Solo en caso de que este
proyecto independentista tuviera un contenido fuertemente social,
existiría tal posibilidad. Pero tal tema social estaba ausente en el
proyecto independentista.
Solo vagas generalizaciones, con escasa
credibilidad, marcaron el discurso social del independentismo con
promesas un tanto hiperbólicas, carentes de credibilidad. Un caso claro
era la afirmación hecha por dirigentes de Junts Pel Sí y economistas
afines, incluyendo el gurú económico de TV3 (la televisión pública de la
Generalitat de Catalunya), el Sr. Xala i Marti, que las pensiones no
sufrirían con la Transición a la independencia, lo cual es una obvia
falsedad pues en el período de Transitoriedad Jurídica es necesaria la
colaboración del Estado español, y de su Seguridad Social, que de no
obtenerse se crearía un enorme problema para los pensionistas catalanes.
En agosto de 2017, Catalunya tenía 1.704.692 pensionistas con una
prestación media de 957 euros, financiada en parte por 3.294.418
afiliados. Estas contribuciones no son suficientes creándose un déficit
de 4.700 millones de euros (una cifra superior de la citada por los
secesionistas).
Tal dinero tendría que venir de la propia Generalitat,
año tras año, acumulándose una deuda considerable, pues el Estado
español, podría no pagar a los pensionistas catalanes. Los problemas de
la transición que afectarían a tales pensionistas serían enormes y de
varios años (y no solo seis meses, como algunos portavoces del
independentismo han profetizado).
En este aspecto, tales partidos rozaron
la irresponsabilidad, pues hicieron promesas claramente irrealizables,
como que no habría sacrificios en la transición, el mantenimiento de las
pensiones y otras transferencias y servicios públicos. Ahora bien, de
todas las exageraciones, las más grandes eran las que asumían que se
conseguiría la independencia en seis meses. Es difícil creerse que los
que hacían tales declaraciones creyeran lo que decían.
La realidad es que en su campaña a favor
de la independencia, Junts Pel Sí ha minimizado los costes de la
independencia exprés, llegando a niveles de exageración e hipérbole, que
pasaron como verdades en un contexto mediático carente de capacidad
crítica.
Constantemente enfatizaron el mensaje de que todo –desde las
pensiones hasta la sanidad- sería mucho mejor en la Catalunya
independiente, y todo ello en contra de la evidencia que señala un
periodo largo de escasez que a la ciudadanía no se le ha indicado que
ocurriría (y que la huida de las empresas refleja la génesis de la
crisis económica que se avecina). La evidencia de tales falsedades es
enorme. (...)" (Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 13 de octubre de 2017, en www.vnavarro.org, 16/10/17)
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