20/7/17

¿Se imagina la izquierda del resto de España el trato que recibirían muchos ciudadanos catalanes no nacionalistas en una Cataluña con estado propio y a su aire?

"(...) 1.3.¿Tan difícil es asumir para la izquierda soberanista catalana un eslogan como el siguiente: “¿Referéndum secesionista? No al derecho a dividir”? ¿Y para el resto de la izquierda española?

2. Digan lo que digan cuando toca quedar bien en ambientes-territorios comanches para ellos, el movimiento secesionista catalán, en sus sectores más hegemónicos, es profundamente antiespañol. Basta escuchar algunas de las “reflexiones” de Forcadell o las del anterior presidente del Òmnium Cultural, Joaquim Torrà. 

Hay muchos más ejemplos. España, para ellos, es una cárcel de pueblos y la guerra civil, tesis de alguno de sus historiadores, una guerra contra Cataluña. En el fondo, García Lorca (si se le conoce) es igual (exagero un poco) que Queipo de Llano. Ambos españoles.

2.1. ¿Cuántas veces ha denunciado esta barbaridad, plantando cara, de frente, las fuerzas de izquierdas de Cataluña? ¿Cómo podemos oír eso de que “los españoles son unos cazurros”, como ha dicho un insigne catedrático de la UPF, y no levantarnos en pie de rabia e indignación? (...)

3. El secesionismo catalán construye falsamente una línea de demarcación imposible de aceptar por la izquierda que no haya perdido sentido y orientación básica: quien no está con nosotros es un traidor, un botifler y un españolista (en ocasiones, fascista, neofranquista o profundamente reaccionario-carcamal).

 ¿Se imagina la izquierda del resto de España el trato que recibirían muchos ciudadanos catalanes no nacionalistas en una Cataluña con estado propio y a su aire? No es broma, no es broma, no exagero estúpidamente para crear mal clima. La inversa, por supuesto, no es cierta. En general, nadie atropella a nadie por defender sus sentimientos de catalanidad.

4. Toda voz crítica contraria al nacionalismo es marginada en Cataluña y tildada inmediatamente de cualquier manera despectiva. A los federalistas nos llaman unionistas, no apelando a la historia de Estados Unidos del XIX sino a la relación Irlanda del Norte-Inglaterra.

 Nos insultan simplemente con la designación que nos otorgan. Las redes están llenas de descalificaciones. Algunas, que no son pocas, vomitan odio. Es así, no me paso de la raya.

5. Todos los medios de comunicación-intoxicación catalanes, todos sin excepción, están al servicio de la gran causa. Incluso en sus exitosos programas de humor, Polònia es un ejemplo (¿divertido?), su sectarismo es manifiesto. Las voces críticas o no existen o tienen una presencia testimonial (para aparentar diversidad y pluralismo). 

No hace falta comparar. No se trata de decir, como a veces se ha dicho, que la Televisión de Aguirre fue peor. Tal vez sí. Pero está no es neutral, ni equilibrada, ni sosegada ni nada de eso. Alimenta con toda su fuerza y programas la cosmovisión separatista, venga o no venga a cuento.

6. La cultura catalana, para ellos, para el mundo secesionista, excluye cualquier manifestación en castellano. Núria Feliu, por supuesto, es parte de esa cultura (ningún problema); no lo es, en cambio, Miguel Poveda. Gil de Biedma, Carlos Barral, Juan Marsé, Manuel Sacristán o Francisco Fernández Buey, en opinión de muchos de ellos, no digo de todos por miedo a equivocarme, no forman parte de la cultura catalana. Son cultura española, sin más matices.

7. Han cambiado la bandera del país: para ellos ya es la estelada, la bandera secesionista. La senyera es de federalistas, trasnochados o de gentes que no se enteran de nada. Ya no vale. Rige la primera. Algunos pueblos de Cataluña la muestran a la entrada. No por votación popular. Lo ha decidido el consistorio. Por sus narices, por su identidad sobrecargada y excluyente.

8.“España” es palabra prohibida en el lenguaje secesionista. Plou en Vic y nieva en el Estado español, se dice en los informativos. Los sectores de izquierda soberanista hablan del mismo modo; también, incomprensiblemente, líderes y cuadros de izquierda en numerosas ocasiones, especialmente cuando intervienen aquí y se dirigen a los ciudadanos de Cataluña. 

No hablan de España sino de Madrid o del Estado español, sabiendo que no son, desde luego, uno y lo mismo. ¿Cómo iban a serlo? No importa. Machacan y machacan una y mil veces. Jamás hablarían del mismo modo refiriéndose a Cataluña.

8.1. ¿Una izquierda española que se dice federal no ve con eso con fuerte desasiego? (...)

11. Se está dejando a la derecha vieja y nueva la defensa de las posiciones, sentimientos, creencias y vindicaciones de una parte muy importante, y ampliamente mayoritaria, de las clases populares y trabajadoras catalanas que, desde luego, no están por la ruptura de nuestro demos común, y a las que no se les puede tildar, sin más, como se hace una y mil veces, de reaccionarias o de españolistas (de mierda en ocasiones).
 
11.1.¿No es este, no debería ser éste un asunto central para la izquierda del resto de España? ¿No recuerda Pablo Iglesias la que le cayó encima cuando en la campaña de septiembre de 1975 hizo referencia a algo tan básico, tan elemental, tan esencial como los orígenes familiares o propios de muchos trabajadores catalanes? (...)

14. ¿Hay alguna duda de que durante el tricentenario, el mundo secesionista, con la ayuda de algunos reconocidos e intocables intelectuales orgánicos de izquierda, que jamás pueden ser criticados sin correr el riesgo de excomunión, intentó transformar una guerra de sucesión dinástica -¡dinástica!, ¡de realeza!- en una guerra de secesión (España versus Cataluña, Cataluña versus España)? Si no la hay, y es difícil que pueda haberla, ¿por qué no extraer conclusiones?  (...)

18. La izquierda ha interiorizado, crecientemente, valores y formas de decir del mundo nacionalista. Un ejemplo: 31 de mayo, 19:30, concentración en Barcelona a favor de la revolución bolivariana y en contra de la injerencia (la contra venezolana, acechado muy cerca). 

Encuentro con un compañero-amigo sindicalista, activista de largo recorrido en un sindicato de los no mayoritarios. Lleva una camiseta con un lema. El lema: “Yo no escogí nacer catalán. Tuve esta suerte”. ¿Cómo le llamamos a eso? ¿Cómo se les ha quedado la cara?  (...)

En síntesis: ¿qué idea de España tiene la izquierda del resto de España y la izquierda catalana? ¿Estamos o no estamos por un demos común? ¿Lo rechazamos porque lo apoyan PP, PSOE o Ciudadanos? ¿Esa es la posición? ¿Vale hablar de España cuando se está en Sevilla pero no queda bien hacerlo cuando se está en Barcelona o Gerona? ¿No se habló de Patria común el pasado sábado 20 de mayo en el mitin de Madrid organizado por Podemos? ¿En qué quedamos?  (...)

 La pregunta sigue abierta: ¿por qué la izquierda del resto de España no escucha ni atiende a estas consideraciones de una izquierda a la que debería sentirse muy unida? ¿Por qué se alimenta en exclusiva del decir y pensar secesionista o nacionalista de colectivos de la izquierda soberanista catalana? Algunas conjeturas: 

1. Por las dificultades para revisar un principio -considerado un axioma no revisable- tal central como el derecho de autodeterminación. 

2. Por la facilidad con que solemos pensar vía negación (si el PP dice A, no-A es verdadero). 

3. Por las alianzas políticas con el mundo soberanista catalán, lleno de ambigüedades y, también, de mucha voluntad de poder. Quieren mandar en Cataluña, lo más pronto posible; lo han dicho ellos, no lo digo yo. 

4. Por el peso de los grandes líderes, precisamente cuando se habla de nuevo de “nueva política” o de “nuevas formas de hacer política”. 

5. Por el manifiesto olvido de la tradición republicana española. 

6. Por los 40 años de dominio hegemónico cultural nacionalista sin apenas resistencia. 

7. Por la marginación de las voces disidentes en la izquierda. 

8. Por la narrativa que se ha ido imponiendo en estos últimos años. Podemos seguir, lo dejamos aquí.  (...)"                    (Salvador López Arnal , Rebelión, 03/06/17)

No hay comentarios: