28/7/17

Nuestro problema no está en la limpieza de sangre del racismo, sino en la herencia religiosa y burguesa que define a quien es “de casa” o charnego asimilado

"(...) Polifemo y la mujer barbuda (Roca Editorial, 2016) es un texto que no alcanza las 150 páginas, escrito por una profesora políglota de la Catalunya profunda, de Súria, vecina a Manresa, que por esos azares de la vida, la familia, el trabajo y la voluntad, se apellida Fernández Díaz, y que ha sufrido antes de la desoladora enfermedad otra menos traumática pero no menos engorrosa. 

Apellidarse Fernández Díaz –como los hermanos Dalton de la política barcelonesa– y no pertenecer al cogollo oligárquico que lo per­dona todo salvo la ­modestia, y cuyas consecuencias pueden traducirse en despidos, desdenes, ninguneos y esas minucias sociales humillantes que no recibirán nunca los Vila d’Abadal, no los chorizos mafiosos como los Pujol o Millet. 

Desterrado el fanatismo euskaldún, por consunción, mucho maqueto reconvertido y demasiada sangre derramada, queda este nuestro, paleto, casteller y sardanístico, que ha llevaba a más de uno a retirarle poco menos que la cláusula de ciudadanía catalana al expresident Montilla. 

(Lo he presenciado en sesión de fuste). 

Nuestro problema, dicho sin ningún respeto, no está en la limpieza de sangre del racismo, sino en la herencia religiosa y burguesa que define a quien es “de casa” o charnego asimilado. La familia entre nosotros tiene mucho de siciliana, con permiso de los jefes fieles al canon de ser la sal de la tierra.  (...)"               ( , La Vanguardia, 15/07/17)

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