6/7/17

Los 11 puntos del Manifiesto del Colectivo Juan de Mairena. Más acá y por debajo del choque de trenes con numerosas víctimas en los vagones de tercera clase

"(...)  El manifiesto al que se hacía referencia en el punto 1 lleva por título “Fraternidad, unidad y solidaridad”. Se presentó el pasado miércoles 21 de junio, miércoles, en Barcelona, en el Colegio de Periodistas. Son 11 puntos en total. Los siguientes:

1. La preocupación creciente por las consecuencias del proceso secesionista catalán iniciado hace unos años hace necesarias la clarificación y la movilización de quienes desde posiciones democráticas y cívicas apostamos por evitar la ruptura entre el demos común formado por quienes vivimos y viven en Cataluña, con quienes vivimos y viven en el resto de España. 

2. Entendemos que no se están valorando los costes reales de establecer diferencias irreales entre las vivencias e intereses comunes de los más. Creemos que es socialmente nocivo enfrentar deliberadamente diversidades culturales mixtas y enriquecedoras que han conformado una sociedad plural y mestiza. 

3. Afirmamos que no hay ningún problema de opresión nacional en Cataluña. Después de casi 40 años de gobiernos autonómicos, hegemonizados por el nacionalismo catalán, no hay ninguna persecución, minusvaloración o desconocimiento de los rasgos lingüísticos y culturales propios de Cataluña. 

Por el contrario, es la lengua castellana la que, en determinados ámbitos, es considerada como lengua foránea de Cataluña. En esos 40 años, las competencias y capacidades de gobierno de las instituciones catalanas no han hecho otra cosa que crecer y consolidarse en el marco de un estado profundamente descentralizado.

[Conviene añadir que la centralización en Cataluña es, en cambio, moneda bastante establecida. Barcelona es, básicamente, el centro de donde todo irradia en .Cat].

4. Consideramos errónea la reivindicación de la independencia, el referéndum, o el denominado derecho a decidir, como derechos democráticos por sí mismos. Son propuestas políticas que deben ser consideradas como tales, no como derechos inherentes o debidos. 

5. Llamamos la atención sobre el origen real de la marea secesionista, la campaña de los grupos más importantes de la burguesía catalana para reducir su ya escasa tributación. Para lograrlo, pretenden establecer un inexistente sujeto tributario, Cataluña, y de ese modo evitar la imposición directa en función de la renta. 

Asimismo, llamamos la atención sobre la continuidad de esa marea, el proyecto de las élites locales de consolidar un poder propio, ocultar la corrupción y las políticas de recortes, y desplazar –como ellos mismos han reconocido– las protestas sociales contra las agresiones antipopulares de los gobiernos de CiU y de Junts pel Sí. 

6. Sostenemos que los lazos de unión e interés entre las clases populares de Cataluña y las del resto de España, no solo son culturales, económicos, políticos y familiares. Son lazos de fraternidad forjados a través de siglos de compartir un mismo problema de opresión y un mismo combate por la emancipación y los derechos. 

El problema de una clase dominante común, cruel y rapaz, que desde Barcelona y Madrid, Sevilla y Bilbao, Oviedo o Valencia hambreaba a los trabajadores de toda España, forzaba su emigración, les hacía morir en Cuba y Marruecos, les reprimía brutalmente tras la victoria franquista.

 Esa fraternidad común permitió resistir y levantarse en la Semana Trágica de la Barcelona de 1909 o en la huelga general de 1917, posibilitó la república de los trabajadores y la resistencia contra el golpe fascista. 

Esa fraternidad común unió y organizó a trabajadores y trabajadoras venidos de toda España con los que vivían en Cataluña, y conformaron juntos un sujeto común que luchó contra el franquismo y contra las patronales, que además de serlo eran y son profundamente xenófobas. Esa fraternidad común facilitó la lucha contra la opresión nacional que sí existía durante el franquismo, y lo hizo en plena sintonía con los trabajadores del resto de España. 

[Este punto, el 6, me parece, es esencial. No se entiende que una persona de izquierdas, de aquí o de allí, con las diversas identidades que lleve voluntariamente en su mochila (no inamovible, no fijada para siempre) y en el orden que mejor estime (también variable, también histórico), no lo suscriba, esté alejado de él. Me parece incomprensible o un ejemplo doloroso de derrota abismal de los valores de izquierda. 

Añado respecto a la última consideración de este punto 6: en plena sintonía con los trabajadores del resto de España y de los trabajadores y trabajadoras llegados a Cataluña desde otras comunidades españolas, que, en algunos momentos que no fueron pocos, fueron vanguardia -escribo bien: v-a-n-g-u-a-r-d-i-a- de la lucha contra la opresión cultural y lingüística en Cataluña.

 Lo pagaron -los López, los Fernández,  los Gutiérrez, los Buey, los Rodríguez, los Iglesias, también los Vendrell, los Comorera, los Gil, los Valls, por supuesto- con detenciones y cárcel. Basta mirar nombres y apellidos de detenidos en los archivos policiales y en libros publicados].

7. Defendemos que romper esa hermandad por causas como las que se esgrimen no es otra cosa que entregar a los sectores populares, atados de pies y manos, a las fuerzas neoliberales, que envueltas en la bandera invocarán a la unión sagrada de Cataluña, dividirán a la ciudadanía por falsas identidades o por apellidos verdaderos, y harán retroceder hasta lo inimaginable las conquistas democráticas y sociales duramente alcanzadas.

[Añado: Con el apoyo en este propósito disparatado de fuerzas que se dicen de izquierdas e incluso revolucionarias. La CUP es ejemplo destacado.]

8. Pedimos a la izquierda política, sindical y social de Cataluña y del resto de España que ponga en el centro de su discurso y de su práctica esta cuestión: la fraternidad, la unidad, la solidaridad, nuestro demos común. Que sea consciente del riesgo de ruptura entre las clases populares en Cataluña y en el resto de España. Que sea consciente de que si esa ruptura se llegase a producir, el discurso dominante sería el del nacionalismo étnico y excluyente.

[Conviene abonar e incluso generar, más pronto que tarde, una cultura federalista, una de las tareas que ha abandonado o subvalorado cuando no menospreciado un amplio sector de la izquierda. Aquí, en Cataluña, y el resto de España. 

¿Cómo es posible que hablemos de estado plurinacional y no seamos capaces de elaborar una moción para que pueda hablarse en cualquier idioma español en el Congreso o en el Senado? ¿Por qué no un proyecto de ley que haya al catalán, al vasco y al gallego oficiales en el conjunto de la administración española?]

9. Pedimos a los Comunes, a Podemos, a IU, al PSC-PSOE, a EUiA, a ICV, al PSUC-VIU, al PCE, a CC OO, UGT y CGT, entre otros, que sitúen como principal y repetido punto de sus objetivos el mantenimiento de la unidad de las clases populares en Cataluña y con las del resto de España. 

Es decir, que dejen meridianamente claro que su primera propuesta, su segunda y su tercera, es luchar por que no haya ruptura. Hacer esto, que no se hace, trabajar por esto, que no se trabaja, supondría quitar de la mano de esos nacionalismos étnicos y excluyentes el control del discurso y poder reconducir una situación cada vez más desbocada.

[La misma petición a otras fuerza y sindicatos que se dicen radicales y transformadores pero que tratan la cuestión catalana como si estuviéramos en el Angola portugués  o en la Argelia francesa y en momentos de máxima represión. Ya vale.]

10. En ese momento, esa mayoría progresista estaría en condiciones de exigir medidas razonables de salida a la crisis actual: 

Que la Generalitat y el Parlament cumplan la legalidad y dejen en suspenso sus planes para la desconexión, incluida la convocatoria de un referéndum. 

Que el Congreso de los Diputados, la representación del demos común, aborde una reforma sustantiva de la Constitución de 1978. 

[Por supuesto, conviene, es necesario concretar esa “reforma sustantiva constitucional” a la que hacemos referencia. Una de las tareas de nuestra hora. No se trata de jalear los oídos para que todo siga igual.]

11. No queremos, no podemos, no debemos resignarnos a aceptar una ruptura que puede traer consecuencias muy graves para la convivencia y el bienestar de la gran mayoría de la población, tanto en Cataluña como en el resto de España.

 No queremos, no podemos, no debemos aceptar que los responsables de la pobreza y los recortes, los ladrones de lo público, laven su cara y sigan manchando sus manos con más sufrimiento añadido. 

 No queremos, no podemos, no debemos consentir la ruptura de la confraternidad entre las clases populares, uno de los principales valores de igualdad y solidaridad que nos permiten luchar, aquí y ahora, contra la barbarie y la injusticia.
[El punto de cierre es muy hermoso. Los valores de la izquierda, desde siempre. Incluso su redacción es digna de remarcarse].

Les recuerdo el título del manifiesto: “Fraternidad, unidad y solidaridad”. (...)"            (Salvador López Arnal , Rebelión, 01/07/17)

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