"(...) Yo no sé si el concejal de HB Ibon Muñoa cumple o no condena todavía.
Fue colaborador y cómplice para el secuestro y asesinato de su
compañero de consistorio Miguel Ángel Blanco, pero pasó datos también
del resto de concejales que les estorbaban.
Ibon Muñoa facilitó la
información de los nombres, domicilios, vehículos y horarios de Ramón
Sánchez o Regina Otaola, entre otros, para facilitar los asesinatos como
ha descrito estos días el gran periodista J. M Zuloaga en el diario La
Razón. Ibon Muñoa era un agente voluntarioso que también dobló
matrículas para ocultar las pistas de los coches que utilizaban los
asesinos y los acogió en su casa todo el tiempo que necesitaron. Esto es
parte de lo que se sabe y está probado judicialmente.
No es el único caso. Son muchos los concejales de Herri Batasuna que
complementaban sus labores de alcaldes o concejales con las de
colaboración con ETA. En algunos casos se incorporaban totalmente a la
organización terrorista también como asesinos.
Los líderes de aquel
partido Herri Batasuna lo son del legalizado actual, EH Bildu. Arnaldo
Otegi y el resto de dirigentes no dan la cara estos días, porque la
impostura de las palabras que aparentan avances no colarían ante la
imagen del mal absoluto representado en aquellos días que recordamos
inevitablemente veinte años más tarde, porque han quedado en la retina
de varias generaciones de personas y porque necesitamos contar a los más
jóvenes la crueldad calculada con la que se golpeó y debilitó la
libertad de conciencia en el País vasco y Navarra. (...)
Los líderes de la actual formación lobista de ETA no se han jubilado de
la política y es por ello que justo estos días son los que deberían
haber sido catárticos para hablar por fin. Para afrontar con claridad
ante todos los ciudadanos que ellos colaboraron activamente y diseñaron
la estrategia de persecución hacia los que no pensábamos como ellos y
nos atrevíamos a decirlo en voz alta. (...)
Deberían hablar con claridad de lo que acordaron hace más de 20 años en
las sedes de su partido. Lo llamaron «estrategia de socialización del
sufrimiento» para destrozar a los partidos constitucionalistas matando
concejales, entre otros. El objetivo era someter y ablandar a los
partidos constitucionales para que aceptasen sus palabras tramposas y
sus marcos de debate como si fueran legítimas las imposiciones políticas
para el fin del acoso. (...)
Pernando Barrena, para evitar la cárcel, reconoció en 2016 su
subordinación a ETA en el pasado. No se ha desdicho sin embargo del
fondo de su estrategia para el posterrorismo. Señaló en 2007 que «los
que hoy son considerados terroristas puede que mañana no lo sean.
Depende de quien gane la batalla política». Hasier Arraiz, más
recientemente, indicó: «No estamos dispuestos a rechazar y revisar nada
de aquello. Reivindicamos lo que fuimos y lo que somos, lo que hemos
hecho y lo que hacemos, como no puede ser de otra manera».
Y añadió: «Lo
que hay que combatir es que tengamos que reconocer que nuestra
trayectoria ha sido una enorme equivocación, que ellos tenían razón y
que nos integramos en el juego democrático que rechazamos hace 35 años».
Éste es el secreto veneno que sigue intoxicando la política vasca.
Desenmascararlo sin edulcorar y dárselo a conocer a los jóvenes es un
deber que no debería caducar.(...)" ( EL MUNDO 13/07/17, MAITE PAGAZAURTUNDÚA)
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