Comunicado ASEC/ASIC
(24.07.2017): Denuncia de la censura sufrida por Gregorio Morán en La
Vanguardia por criticar a los medios de comunicación y opinadores afines
al denominado “Procés” [Proceso] soberanista catalán
“Lo
único que justifica, no sé si nuestro salario, pero al menos nuestra
dignidad: con el Gobierno nunca, sea el que sea. Y no por un prurito de
criticismo o de melancolía antisistema, no, nada de eso. Sólo por una
cuestión de higiene” (Gregorio Morán)
La Vanguardia, el diario más antiguo
de Cataluña que aún se edita (fundado en 1881), ha decidido no publicar
este sábado, 22 de julio de 2017, la columna de opinión -‘Sabatinas
Intempestivas’- del periodista y escritor Gregorio Morán. Bajo el título
‘Los Medios del Movimiento Nacional’, Morán denuncia el papel de
determinados medios de comunicación y opinadores con el proceso
soberanista. Si bien el autor ha manifestado que no le habían explicado
los motivos de la decisión, el referido diario ha esgrimido,
posteriormente, que el artículo podría “ser querellable”. (...)
Desde la ASEC/ASIC denunciamos la
censura sufrida, nos solidarizamos con Gregorio Morán, exigimos a La
Vanguardia una rectificación inmediata y pedimos a nuestros miembros y
simpatizantes que se abstengan de adquirir dicho diario mientras no haya
una rectificación. Mientras tanto, invitamos a leer y a difundir el
artículo censurado, “Los Medios del Movimiento Nacional”, que
adjuntamos.
—–
Los Medios del Movimiento Nacional
No estaba entre mis intenciones escribir
sobre la situación en Cataluña. Imaginaba que un lector habitual
estaría ya saturado y poco se podía añadir a lo ya dicho. Cambié de
opinión a partir de varios artículos que me han conmovido y que parecen
exigir cierto grado de compromiso. Basta citar los de Màrius Carol, de
Xavier Vidal-Folch y el sensible y rotundo de Isabel Coixet.
No podemos
callar aunque estemos en pleno agobio veraniego y tengamos la sensación
de que vivimos entre camellos pero sin ninguna experiencia de beduinos.
Los artículos son un llamamiento a la responsabilidad y dejan una
agridulce sensación de que estamos en un callejón de difícil salida a la
que nos han llevado los talibanes que nos gobiernan y sus jaleadores,
¡que no supimos desenmascarar a tiempo!
Conozco a Màrius Carol desde hace años;
fuimos amigos durante algún tiempo y luego dejamos de serlo. Punto. Me
es indiferente que sea el director de este periódico, porque a lo que
voy es a que su artículo del sábado –“Turbulencias”- me conmovió y al
tiempo me lleno de zozobra. “Cuesta entender lo que está pasando,
dice…Quedan días y veremos más cosas que no sorprenderán al mundo, pero
sí que nos dejarán sin palabras a los catalanes”.
No es una amenaza sino
un desconsuelo que pretende aliviar una cita del socorrido Gaziel, que
acaba en una frase inexorable: “El separatismo es una ilusión morbosa
que encubre una absoluta impotencia”.
Escrito todo esto por quien tiene muchas
razones para conocer la situación mejor que yo, no deja de inquietar y
de obligarnos a postergar otros textos para asumir lo que se nos viene
encima. Cuando el tiempo pase, nadie querrá asumir nada, y repetirán,
como en antiguas épocas, “ yo era un disidente al que nadie quería hacer
caso”.
Los “nadies” en Cataluña se cuentan por miles y kilos de
desvergüenza. Como en el resto de España, más o menos. Los muchachos de
la CUP, más ignorantes que jóvenes, han cometido una patochada que les
define. Un cartel de Franco para desprestigiar a quienes rechazan el
referéndum. No hay dictador en la historia de España que haya convocado
tantos referéndums como Franco y con un avasallador parecido con este en
cuanto a las manipulaciones.
Entre el pasado sábado y éste ha
ocurrido algo sumamente grave, dentro de las diversas gravedades de un
proceso condenado al fracaso. No como dicen los fantasmas llamándolo
“choque de trenes” sino a la ruptura brutal de la sociedad civil ¡No
seamos petulantes, aquí no se trata de un choque de trenes, sino del
enfrentamiento entre un expreso antiguo y apolillado, frente a un
tranvía conducido por reclutas del servicio de transportes! Humildad por
favor, abandonemos de una maldita vez el pujolismo de los delincuentes
de altura y admitamos que somos un tranvía con aspiraciones de tren bala
japonés.
Ahora bien, el cese de Albert Batlle
como jefe de los mossos d’Esquadra y su sustitución por el delincuente
legal, Joaquin Forn, –podría llamarse así a aquel que rompe la legalidad
cuando le peta en función de sus intereses políticos-.
Lo hizo en los
Juegos Olímpicos del 92; la pitada al Rey; la campaña “Freedom for
Catalunya”…Es decir, que a partir de ahora, quien controlará los Mossos
d’Esquadra es un tipo dentro de toda sospecha, que no cumplirá la
legalidad que no le exijan los ilegales. No quisiera incluir aquí su
amplio currículo como talibán de la barretina.
Estamos en manos de un personal que
bordea la ley, y que lo hace con el ánimo de no sólo de incumplirla,
sino de imponer la suya, que no es otra que ir a la ruptura y provocar
un conflicto no sólo cívico sino violento. Necesitan algún muerto que
sirva de símbolo a la asonada. En ocasiones pienso que estamos
rememorando las guerras carlistas a los que son tan agradecidos gran
parte de estos fanáticos del enfrentamiento. “Un muerto salvaría a
Cataluña”, es el lema escondido entre los conspiradores de esta farsa.
Baste decir que Artur Mas confiesa a los
suyos que llegará el momento oportuno de ocupar los edificios
estratégicos de Barcelona. Seamos serios, con un líder de mando único
como Joaquín Forn, eso obligaría a situaciones sin salida y de alto
riesgo para vidas y haciendas, no sólo para la ciudadanía pastueña que
ve el panorama como si no fuera con ellos.
Nunca se hizo tan evidente, desde los
tiempos del franquismo, el dilema de estar con el poder o contra el
poder. Y aquí entramos los plumillas. Los fondos destinados a diarios
como ‘Ara’, ‘Punt Diari’, TV3, que superan Canal Sur de Andalucía o el
canal de Madrid, que ya es decir, cantidades de todos modos exorbitantes
que pagamos todos los ciudadanos, desde Cádiz a Girona, y donde
sobreviven 7 directivos de TV3 con salarios superiores a los
100.000 euros, podrán parecer una nadería frente a las estafas
reiteradas del PP, pero describen un paisaje. Cobrando eso, ¡cómo no voy
a ser independentista!
¡Qué simples somos cuando decimos que esos
medios no los ve ni los lee nadie! Se equivocan y por eso estamos donde
estamos. El columnistatertuliano podrá ser despreciado, y lo merece,
pero crea opinión. En muchos casos es su única fuente de información.
Son los Jiménez Losantos del Movimiento Nacional catalán.
¿Acaso el
viejo “Arriba” del franquismo, o ‘Pueblo’, o las agencias
gubernamentales las leía alguien? Pero estaban ahí, presentes, supurando
la bilis contra el enemigo. Ayer como hoy. Son una especie de diarios
virtuales, anónimos, a los que los idiotas echan una ojeada que les
basta para saber por dónde va la cosa.
Perdónenme que eche mano de la
memoria, mi pariente más querida. ¿Se acuerdan del exilio de Joan Manuel
Serrat en México durante el franquismo? ¿Qué cosas venenosas no se
dijeron y tanto en los medios de Barcelona como en los de toda
España? ¿Quieren que les haga un repaso de las cartas al director en la
prensa catalana? Por cierto, que entonces esa bazofia se firmaba; ahora
los canallas son anónimos.
Mi viejo amigo el nacionalista
vasco Iñaki Anasagasti inventó el feliz término de la “Brunete
mediática” para designar ese macizo de la raza castizo de la pluma y la
palabra, que embiste contra todo lo que ni le gusta ni entiende. Habría
que recuperar ahora los Nuevos Medios del Movimiento Nacional catalán.
Te crujen por una disidencia, por una opinión que no sea la de
las instituciones corruptas de la Generalitat.
¿Se han fijado en el
interés reiterativo en las fotos de Pujol hecho un pimpollo, como si
apenas hubiera salido del juzgado o de la Generalitat? Un intocable.
Casi siciliano, entre Toto Riina y Berlusconi. Se ha iniciado su
recuperación. Los edecanes de antaño reivindican al Padrino. “¡Hizo
tanto por nosotros!” Tanto, tanto que se convirtieron en una familia de
comisionistas.
Nos vamos al carajo, señoras y
caballeros, pero la diferencia entre Patria y Patrimonio se mantendrá
intacta. Es lo que suele ocurrir con este tipo de contrarrevoluciones
pletóricas de banderas, que siempre están pensando en el mañana. El
presente siempre queda para los sicarios y los tontos inútiles.
Gregorio Morán"
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