"(...) En memoria de Regina de Lamo, de Buenaventura Durruti que murió en el
frente de la Casa de Campo, de Federica Montseny que estará
revolviéndose en su tumba al oír a los independentistas, de Renau y sus
carteles llamando a los catalanes a defender Madrid, de todos los
catalanes y las catalanas que lucharon por mantener la II República, que
decía en su artículo 1º que “era una República de trabajadores de todas
las clases”, escribo estas líneas que merecen más un libro, para
desmontar la falsa historia que están contando los independentistas para
apoyar sus demandas.
1.- Cataluña es el nombre de un territorio, como
tantos otros, no de una persona, y como tal no tiene derechos. Los
derechos los poseemos los hombres y las mujeres del mundo. Y son iguales
para todos –o deberían serlo.
2.- Los orígenes genéticos y raciales no diferencian a
los seres humanos. El racismo es un invento de los más reaccionarios de
las clases dominantes para sojuzgar a los esclavos y a los pueblos
colonizados. Todos tenemos el mismo origen: la mona Lucy que se encontró
en Etiopía. Y nuestro mapa genético es idéntico, y muy poco diferente
del de los primates.
3.- Es falso que el pueblo catalán se enfrentara a
Castilla y al rey Felipe V en 1714, reclamando la independencia. La
Guerra de Sucesión, a la muerte de Carlos II sin heredero, fue una
guerra dinástica como tantas de la época, para hacerse con el trono de
España.
Enfrentando a la monarquía francesa con la austríaca. Todas las
casas reinantes querían entonces hacerse con el trono de España que era
la primera potencia mundial. Intervinieron en ella los ejércitos de
Austria, Francia, Inglaterra, Holanda, Italia, España, unos a favor del
Habsburgo y otros del Borbón.
Y si la Generalitat de Catalunya apoyó al
austríaco, que representaba además en aquella época la monarquía más
reaccionaria, otros territorios, como el de Cervera, apoyaron al
francés. Y en esa disputa la mayoría del pueblo catalán quedó al margen,
obligado por sus gobernantes, clérigos y Ejército a alistarse en las
tropas para defender sus intereses, cuando lo que deseaba era librarse
de la servidumbre y la explotación.
4- Es falso también que Catalunya haya sido nunca independiente. Catalunya formaba parte del reino de Aragón.
5.- El decreto de Nueva Planta de Felipe V que abolió
los Fueros de Cataluña. se enfrenta al feudalismo, inaugurando la etapa
de construcción del nuevo Estado moderno.
6.- Ese decreto no significó hundir a Cataluña en la
represión y la miseria, sino todo lo contrario: como anuló los acuerdos
que había firmado Fernando con Isabel, permitió a los burgueses
catalanes ampliar su comercio a las colonias americanas. Henry Kamen
explica que “Cataluña siguió siendo una región importante, próspera y floreciente, el territorio más rico de España”.
7.- Lluís Companys no declaró la independencia de
Cataluña ni en 1934 ni en 1936. Declaró el Estat Catalá dentro de la
República Española.
8.- Los trabajadores, las mujeres, los militares, los
intelectuales, de Madrid y de toda España que lucharon en defensa de la
II República lo hacían también por el Estatut de Cataluña.
9.- El pueblo de Madrid que luchaba contra el fascismo lo hacía también por defender el Estatut de Cataluña.
10.- Los trabajadores catalanes, republicanos,
anarquistas, socialistas, comunistas, se levantaron en armas el 18 de
julio de 1936 contra el golpe militar, y crearon el cuerpo de
voluntarios que fueron a intentar liberar Zaragoza y siguieron hasta
Madrid, donde muchos dieron su vida defendiendo la capital de la
República. Entre ellos el dirigente anarquista Buenaventura Durruti.
Ellos no se equivocaban, sabían el que único enemigo era el fascismo.
11.- Durante la dictadura los comunistas catalanes no
nos planteamos nunca la independencia de Cataluña. La consigna que
defendíamos era “llibertat, amnistía y Estatut de Autonomía”, que era el
de 1932, aprobado por las Cortes republicanas.
12.- Ni los españoles ni los madrileños padecieron
nunca ninguna catalanofobia. Barcelona siempre fue el ejemplo del mayor
desarrollo industrial y mercantil, artístico, cultural, científico, de
nuestro país, admirada por todas las demás personas que vivían en
España.
13.- No es cierto que el 80% de los habitantes de
Cataluña quieran el referéndum sobre la independencia. Es otra falacia
de los gobernantes. Hay que conocer al pueblo que vive en Barcelona y su
conurbación industrial para saber que la mayoría ni quería modificar el
Estatut, promovido por Maragall y origen del actual conflicto –votó
menos del 50%- ni le importó la sentencia del Tribunal Constitucional ni
quiere ahora esas aventuras. Solamente la ley electoral ha permitido
que los partidos independentistas formen gobierno.
14.- El derecho de autodeterminación -libre
determinación en lenguaje internacional- aprobado por el acuerdo de
Woodrow Wilson y Lenin, al terminar la I Guerra Mundial, se refiere a
los países colonizados por las potencias colonizadoras. Nadie en sus
cabales puede creer que la situación de Catalunya –mejor dicho de los
catalanes- es como la del Sáhara bajo la opresión de Marruecos o la isla
de Timor bajo Indonesia o la de la India o Kenia bajo el imperio
Británico.
15.- Y por supuesto, nadie puede reclamarse de
izquierdas planteando divisiones y separaciones entre los trabajadores.
Porque esas solo benefician a la burguesía. Lo importante, no es si eres
catalán o castellano sino si eres amo o esclavo. Y planteando la
independencia de Cataluña del resto de España se consigue la atomización
de un país que había llegado a un nivel aceptable de convivencia y
solidaridad entre sus pueblos.
16.- Es inadmisible que se diga que Cataluña tiene una
situación económica peor que el resto de España. Posee la segunda renta
per cápita más alta después del País Vasco –ya sabemos por qué. Y si
existe un déficit entre lo que produce y recibe es lógico.
De la misma
manera que los ricos pagan –o deberían pagar- más impuestos que los
pobres, si todavía creemos en la redistribución solidaria como conquista
de la izquierda. Esta es la reclamación de la independencia de los
ricos.
Solamente el ejemplo de Yugoslavia podría hacerles
reflexionar a los irreflexivos defensores de la independencia de
Cataluña. Un hermoso y próspero país, que había logrado la paz y la
federación después de la II Guerra Mundial, y estaba construyendo el
socialismo, convertido en un mosaico de minúsculos Estados pobres y
dependientes totalmente del Departamento de Estado de EEUU.
Claro que
hay quien dice que Cataluña sea otro Luxemburgo, otro paraíso fiscal
entre Francia y España, bajo la potestad de la OTAN.
Es inaceptable que para conseguir ese objetivo se
plantee un referéndum. Que, como todos, sería organizado, defendido,
publicitado, con todos sus medios, por ese gobierno catalán, encubridor
de las mayores tropelías de sus antecesores, para ganarlo. (...)
Por: Lidia Falcón O’Neill" (eldiario.es, 18/06/17)
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