"(...) Al parecer, y ateniéndome a la digestión que hace la prensa, el
documento revela cosas tales como que Cataluña será el primer país que
niega a la mayoría (el 55%) de sus ciudadanos el derecho a desarrollar
su ciudadanía en su propia lengua (¡en nombre de su ‘lengua propia’!).
Como lo suyo es la tolerancia, parece que van a permitir hablar en
castellano en la calle y en el hogar (“se garantiza el mantenimiento de
los usos vigentes -sic- de la lengua catalana y la lengua
castellana”), pero que se olviden los españolitos de estudiarlo o de
usarlo en su trato con cualquier órgano administrativo.
Ya no será sólo
cuestión de protocolos de hospital: al médico, si no es en catalán o en
inglés, se le deberán dirigir los pacientes por señas. El castellano en
Cataluña será tan respetable como el urdú, para hacernos una idea.
Una
Constitución, la catalana, que entre otras peregrinas pero terroríficas
sandeces, pretende arrebatar la nacionalidad a los españoles que llevan
empadronados ahí dos años. Por lo demás, lo importante lo tienen claro.
Puesto que hay que amnistiar a los Pujol y a todos los golpistas, “el
presidente del Tribunal Supremo es nombrado por el Presidente de la
Generalitat”.
Y, como de lo que se trata es de no pagar la fiesta a los
vagos españoles, “la potestad para exigir tributos y otras
contribuciones públicas obligatorias y la potestad para sancionar el
incumplimiento corresponden a la Generalitat, sin perjuicio de las
potestades atribuidas por ley a las administraciones públicas locales”.
Con
semejante amenaza tan avanzada, cualquiera diría que va a haber sangre.
Pero, quién sabe, quizás lo arregle un editorial de Gabilondo; o,
mejor, una canción de amor a Cataluña del flamante Secretario Snchz. No
obstante, su empeño por señalar al PP como fábrica de independentistas
no ofrece mucha esperanza. La culpa de todo la tuvo Yoko Ono… (...)" (Mikel Arteta, FRONTERA D 23/05/17)
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