"El soberanismo se rompe. Los partidos
independentistas luchan abiertamente por ganar posiciones y sólo piensan
en las elecciones. ¿Es una ilusión, un deseo? La semana que acaba ha
sido desastrosa para los intereses del movimiento soberanista, una
verdadera semana de pasión. El discurso oficial es que “el proceso y la
organización del referéndum siguen adelante".
Pero el Pdecat quiere llevar a la fiscalía a Esquerra Republicana (ERC), tras acusarla de grabar y difundir la conversación de David Bonvehí, el responsable de organización del partido. ¿Es eso unidad y la demostración de que no pasa nada?
Los referentes del soberanismo, al margen de los partidos, como los responsables de las entidades cívicas, la ANC u Òmnium Cultural,
o periodistas o sociólogos que apoyan el movimiento, admiten desde el
primer momento que lo que se juega en Cataluña es una lucha por la
hegemonía política entre el Pdecat y ERC. (...)
Eso pasa en las instituciones, pero lo llevan los
dirigentes locales de los dos partidos al “territorio”, en las comarcas
interiores y en las pequeñas y medianas ciudades. Se lucha a brazo
partido por ganar, por gobernar.
Esa es la realidad, aunque esa lucha
haya cogido a miles y miles de ciudadanos como rehenes que sí creyeron
que Cataluña podía aprovechar la circunstancia, con una España sumida en
una crisis económica profunda, para ser independiente, o, como mínimo,
para ejercer el derecho de autodeterminación.
Eso es lo que se ha demostrado con el caso de Bonvehí, quien en una comida en Manresa con dirigentes locales y con la presencia del consejero Santi Vila,
sólo explicó lo que es una preocupación en el partido desde hace meses:
buscar cómo conservar un espacio político que se le escapa por
momentos, plantear un plan B en el caso de que todo acabe en unas
elecciones al Parlament, y tratar de no quedar aplastados por los
republicanos.
En ese mismo restaurante en Manresa comían también dos miembros de ERC, la portavoz del partido en el Ayuntamiento, Mireia Estafanell; y el ex candidato a la alcaldía, Pere Culell.
Los dos han sido acusados por el Pdecat de grabar y filtrar la
conversación, a partir de mensajes de washap que habrían enviado a Oriol
Junqueras para que supiera ese plan del Pdecat. (...)
La bronca es tan profunda que todos los que apoyan el proceso, desde las
entidades mencionadas, y desde los referentes mediáticos, encendieron
la luz de alarma. La apuesta del propio Bonvehí de llevar el asunto a la fiscalía fue apoyada por Carles Puigdemont y Artur Mas,
iniciando un camino que sólo puede ir a más, en una guerra ya abierta
contra Esquerra, con el ánimo de que eso beneficie a los ex convergentes
de cara a las elecciones al Parlament. (...)
Todos los referentes se movilizaron. El economista Xavier Sala-Martín
censuraba la decisión de recurrir a la fiscalía. “¿Y qué pasa si ERC ha
grabado declaraciones estúpidas del Pdecat? Si no las hubierais hecho,
no existiría el problema, reconoced el error y a pasar página”, aseguró.
En la misma línea se pronunció la periodista Pilar Rahola. “Es una gravísima barbaridad que lo pone todo en peligro”, aseguró, en referencia a la decisión del Pdecat.
Es decir, los referentes próximos al Pdecat se
mostraron en contra del ataque a Esquerra a través de la fiscalía, lo
que podría dejarlo todo en bandeja a Esquerra Republicana, que, por
ahora, mantiene la calma. (...)
Recomponer ahora esa relación entre los dos partidos parece complicada,
precisamente cuando el Pdecat quiere recuperar espacio, con la ruptura
de la disciplina de voto en el seno de Junts pel sí para poder defender
su espacio ideológico.
Sabe que las elecciones al Parlament son la única
salida. También lo sabe Esquerra Republicana. ¿Entonces, a quién quieren
seguir mostrando que no ha pasado nada y que el referéndum se
realizará? El independentismo en Cataluña no se esfumará. Existe un
entramado social que lo defiende, que no abandonará el proyecto.
Pero desde la Diada de 2012, ese movimiento no lo ha
representado una sola fuerza política, a diferencia de lo que pasó en
Escocia. Y partidos como la exConvergència se sumaron al carro ante el
auge de Esquerra. Se trataba y se trata de una lucha por la hegemonía
política, que se arrastra en Cataluña desde el final del pujolismo.
David Bonvehí es independentista, pero es también un
hombre, joven, educado y formado en los valores de Convergència. Y sabe
que debe defender el espacio ideológico. Es lo que señalan otros
dirigentes, ahora apartados, como Germà Gordó,
o el propio Vila, quien ha insistido en que el autonomismo “está muerto
definitivamente”.
Sí, puede ser, pero a corto plazo sólo se atisba unas
elecciones al Parlament, es decir, unas elecciones autonómicas. ¿En qué
momento se dirá ya sin subterfugios, sin que nadie difunda unas
conversaciones privadas de partido?" (Manel Manchón, Economia digital, 15/04/17)
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