30/3/17

En 1976, en Barcelona, la burguesía autóctona no estaba interesada en el rock, que gustaba en los barrios, sino en el jazz... nos miraba por encima del hombro, nunca entendimos por qué, puesto que su nivel tampoco era muy allá

"(...) En 1976, en Barcelona, la burguesía autóctona no estaba interesada en el rock, sino en el jazz. El rock y el punk nos gustaba en los barrios de periferia donde vivían los resultados de la mezcla de la emigración. 

Yo era hijo de catalana y asturiano, Loquillo hijo de catalana y aragonés. Nos entendimos bien enseguida. La burguesía catalanista nos miraba por encima del hombro, nunca entendimos por qué, puesto que su nivel tampoco era muy allá. Era un panorama muy tóxico y asfixiante. 

Ahora entiendo que todo se debía a ese sentimiento supremacista que contiene de fondo todo nacionalismo y regionalismo: nuestro rock lo encontraban lógicamente grosero y zafio, porque pensaban que lo que pudiera venir del suburbio mestizo tenía que ser inferior y menos refinado.

 No es algo que no suceda también en otros lugares pero, en Cataluña, al triturador eje social hay que añadirle el no menos triturador eje patriótico y, la verdad, ya son demasiados ejes opresivos, sobre todo si naces pobre. 

 Por eso fue una agradable sorpresa ser tan bien recibidos en Madrid cuando vinimos a tocar. En Madrid, descubrimos que, siendo una ciudad más grande, barajaban unos códigos para esas cosas totalmente diferentes, más amplios. (...)"                  (Entrevista a Sabino Méndez, Cuarto Poder, 21/03/17)

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