"(...) Que el acto cutresalchichero en el Parlamento Europeo sea un éxito,
no significa que lo sea en todas partes. Esta semana, por ejemplo, tuve
un encuentro con corresponsales extranjeros en Barcelona. Muy divertido.
Los corresponsales extranjeros se deben a otras culturas --las suyas--,
por lo que comunmente no caen en trampas propagandísticas locales. El
11M de 2004, por ejemplo, ni un solo corresponsal extranjero se creyó
los argumentos gubernamentales que en España hicieron cambiar las
portadas del día en un plis-plas.
De la reuni salí con este dato
inquietante: sus medios ya no les compran noticias del Procés, en tanto
que ninguna de las informaciones y calendarios gubernamentales, con las
que los corresponsales han sido obsequiados desde 2012, han sido
verificadas por la realidad posterior.
El Procés, en fin, carece de
interés o prestigio informativo en el mundo exterior. El mundo exterior
no hablará de él, al parecer, hasta que exista. En todo caso, ese dato
dibuja un mundo interior en el que el Procés existe, sin pruebas, pero a
tutiplén. Glups.
Último acto en el mundo interior
En todo caso, la cosa se acaba. De oficial para arriba, nadie cree,
ni un solo segundo, que el referéndum se haga. En tanto que el
referéndum tiene dos fechas --una, antes de verano, en caso de
referéndum pactado, y otra, en septiembre, en caso de referéndum
unilateral--, cabe suponer que ese es el margen de vida de un Procés que
ya no existe fuera de los medios catalanes y españoles, y que cuando se
presenta en Europa solo se aspira a que la foto llegue a Catalunya.
¿Cómo será ese final? Con los datos disponibles hoy, se deducen dos. Uno
rápido y otro lento.
El rapidito
Es el que todo el mundo desea. Consistiría en lo siguiente. Lo
siguiente: no se aprueban los presupuestos, el Govern dimite y culpa del
fracaso del Procés a la CUP, que se ha negado a aprobar los enésimos
últimos presupuestos autonómicos.
Es importante saber, en ese sentido,
que según codifican los fragmentos de Estatut existentes tras su poda
por el TC, perder unos presupuestos no supone una crisis de gobierno,
sino que, simplemente, se recauchutarían los presupuestos anteriores.
No obstante, el Il·lustre Col·legi de Tertulians Processites trabaja
en esa dirección, la de unir pérdida de votación de presupuestos a fin
de Govern y de Procés. Pero el trabajo no se está traduciendo, al
parecer, en mucho éxito.
La razón: la CUP sabe que sería la mala de la
película, por lo que lo más probable es que vote los presupuestos que
les pase ERC-CDC, aunque contemplen una partida para tráfico de órganos.
En el caso, lo dicho, improbable de que la CUP vote que no, todo el
mundo suspiraría aliviado y, a los pocos segundos, se sustituiría ese
referéndum, imposible de realizar, al parecer, sin los presupuestos que
los anti-catalanes de la CUP han enviado al traste, por unas elecciones
plebiscitarias, un objeto que, pese a no existir en ninguna parte del
mundo mundial, ya se ha emitido en varias ocasiones desde 2012. Cabe
suponer que, por tanto, tendrían otro nombre. Elecciones Constituyentes.
O Elecciones Ferrero-Roché, nombre que aportaría clase y distinción.
El lento
El lento consistiría, al parecer, en lo siguiente. Llega el veranete,
y el Parlament aprueba las famosas leyes de ruptura y, en el mismo
pack, la fecha del referéndum. Las leyes y el referéndum serán
paralizadas por el TC en un plis-plas. Por lo que se accedería al final
de la partida, y a las elecciones Plebiscitarias, Constituyentes,
Ferrero-Roche o --este nombre me parece más sugerente-- Elecciones
Yamamei.
Se apunta, desde dentro del ajo, que habría, no obstante, una sorpresa.
Sorpresa: Puigdemont, que no se presentaría a las elecciones --se ha
pasado un año postulándose, pero en enero ha renunciado a la cosa; ahí
ha pasado algo; posíblemente, que Mas quiere presentarse; podrá, en
tanto que su sentencia de inhabilitación aún no será firme--, pretende,
al parecer, hacer algún gesto. Algo épico.
La idea original es exponerse
a la inhabilitación --épica, again--, y arrastrar con él al
Vicepresident, Junqueras, por lo que ERC se quedaría sin cabeza de
lista. Algo poco probable. Por dos razones. A) Junqueras se está
haciendo Presi encima, por lo que pasaría del buggi.
Y --ojo--
B), porque en esta ocasión los dipus y el Govern han sido requeridos al
respecto por el TC, de manera que si hacen otra cosa que no sea
envainarse las leyes de desconexión y el referéndum, no se expondrían al
delito de desobediencia y a su condena de inhabilitación, sino a
situaciones de las que ya sólo se sale con un pastel y una lima. ¿Lo
harían? ¿Se exiliarían con la poli pisándoles los talones para
internacionalizar el conflicto? ¿Irían a juicio? Pinta que no. Si bien
cabe no descartar el factor humano.
The end
Bueno. Pues ahí estamos. Esperando el tercer acto. Algo me dice que
será sorprendente, y que no acabará con el juego, sensible de ser
renovado ad eternum. La época, en fin, lo pide y da facilidades
para ello en todo el mundo, al parecer. Lo que sí que es fijo es que la
propaganda, en estos momentos de estertor final, irá a más y que será
hipnotizante. Una juerga, vamos.
A modo de muestra, ahí está Santiago
Vidal como ejemplo. Vidal es senador. En su día, era juez. Fue
suspendido de la carrera judicial por haber hecho una consti de la
República Catalana. Algo sorprendente. Hacer un texto constitucional en
tu casa y que te den para el pelo es una aberración, como demuestra,
snif, la biografía de Ramón Xaudaror, la primera persona en la Península
que hizo, en su casa, una constitución republicana --en francés y en
1832: Bases d'une constitution politique ou principes fondamentaux d'un systhème républicain-.
Fue fusilado por ello.
El día antes de su muerte redactó, por cierto,
una carta a su hijo, impresionante, repleta de valores republicanos,
como la necesidad de no odiar. Anyway. Vidal, republicano más relacionado con la Edad de la Postverdad, es noticia porque un periodista de El País
ha asistido a sus bolos procesistas y los ha transcrito. Se trataba de
actos como el del Parlamento Europeo, pero en pueblos catalanes, en los
que explicaba, para consumo interno, un Procés que no existe.
Secreto,
exitoso, meditado, planificado, repleto de argucias legales, comúnmente
ilegales. Por lo visto en la transcripción, y a la vez que un Estado
autoritario, Vidal vertebraba la idea de que esto que está en su tercer
acto realmente existe y va a toda milk. Como siempre pasa al
final de cada guerra --una guerra, en este caso, comunicacional--, las
armas secretas aparecen para animar a la tropa. Una tropa que necesitará
muchos ánimos, por otra parte, hasta verano. Y, después, más." (Guillem Martínez, CTXT, 27/01/17)
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