23/12/16

Desde el 1 de marzo hasta el 15 de junio de 1977, se practicaron 2.834 detenciones políticas en el franquismo. Por no referirnos a escalofriantes datos anteriores. ¿Cómo se atreve, ni siquiera con insinuaciones, a establecer equiparaciones con los procesos de Mas y Forcadell?

"(...) Como dijo la profesora Núñez Díaz-Balart, el franquismo fue "como si se hubiera lanzado una granada sobre las familias de cada uno de los vencidos que iba a estallar en mil pedazos sus vidas, su autoestima y su consideración social".

En el mismo mes, el señor Romeva, que ha transitado desde ICV hasta ser conseller del Govern nacionalista de derechas de Junts pel Sí, se expresaba en términos ciertamente ofensivos para todas y cada una de las víctimas de la dictadura.

Lo hacía, a nuestro juicio, desde una suma de ignorancia y manipulación de nuestra historia. Lo que es gravemente reprochable, dado el cargo público que ocupa. Sobre todo, cuando coincide con actuaciones judiciales como la descrita.

En un acto celebrado el 20-N, el señor Romeva se atrevió a afirmar lo siguiente: con una implícita referencia al franquismo, que "la lucha por las libertades continúa vigente", comparó "salvando las distancias" la "justicia franquista con la actual", que "resuenan ecos de esta melodía franquista claramente perceptibles cuando vemos la interferencia sobre el estamento judicial por parte del ejecutivo", que "está por demostrar que España sea una democracia digna de ese nombre" o que se luchó "durante la dictadura para conseguir una democracia con separación de poderes y ahora porque los poderes no acaben separándose de la democracia".

Es evidente que tales afirmaciones no tienen otro fundamento que los dos procesos abiertos por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), uno contra Mas, Ortega y Rigau y otro contra la actual presidenta del Parlament, Carme Forcadell

 A partir de esta constatación, es completamente injusto, arbitrario y abusivo, sobre todo procediendo de un alto cargo de la Generalitat, que se llegue a tales conclusiones. Hasta el punto de establecer equiparaciones entre el actual sistema democrático y la dictadura. Y, de aquí, derivar una  supuesta injerencia del Gobierno de España sobre dicho tribunal, absolutamente inexistente.

 Dicho tribunal es un ejemplo, en ambos procedimientos, de objetividad, neutralidad e imparcialidad. Exigencias de cualquier cargo público que no han caracterizado en absoluto a dichos políticos en el ejercicio de sus funciones constitucionales. Precisamente por ello han sido imputados o acusados. (...)

Señor Romeva, no incurra en comparaciones ofensivas entre la justicia actual y la franquista. ¿O es que no sabe lo que significaron los Consejos de Guerra y el Tribunal de Orden Público, como meros instrumentos de represión  política?. 

Recuerde, señor Romeva, que ya en las postrimerías de la dictadura, desde el 1 de  marzo hasta el 15 de junio de 1977, se practicaron 2.834 detenciones políticas. Por no referirnos a escalofriantes datos anteriores. ¿Cómo se atreve, ni siquiera con insinuaciones, a establecer equiparaciones entre el antes y el después de 1978? (...)"             (Carlos Jiménez Villarejo , Crónica global, en Rebelión, 22/12/16)

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