18/11/16

Alberto Garzón: lo que nos divide a las personas es la clase social a la que pertenecemos, y lo que divide a la clase trabajadora es el nacionalismo

"Unidos Podemos defiende en toda España (en .Cat hace además otras cosas: acude a manifestaciones secesionistas; Podem, por ejemplo, EUiA ni te cuento, aunque no ICV), Unidos Podemos defiende, decía, el llamado -o mal llamado- “dret a decidir”, que yo llamo “dret a decidir dividir”. ¿Por qué? ¿Qué significa eso del “dret a decidir”? ¿Derecho a decidir... qué? ¿Quiénes tienen ese supuesto derecho? 
 
Para mí, que intelectualmente pertenezco a la tradición republicana y socialista, el nacionalismo no es una opción. Creo que lo que nos divide a las personas es la clase social a la que pertenecemos, y lo que divide a la clase trabajadora es, entre otras cosas, el nacionalismo.

 La nación es una construcción social, como también lo es la categoría de pueblo, y eso no es malo de por sí. Somos seres sociales y compartimos elementos vitales e instrumentos sociales, como el lenguaje, el territorio o la cultura. 

Con unos compartimos más que con otros, es una evidencia. El problema está en que esas identidades nacionales se expresen como antagónicas a otras, o que se usen para justificar u ocultar la explotación de clase en el seno de la misma comunidad, y esto es lo que ocurre habitualmente con el nacionalismo. 

¿Van a resolverse los problemas de la clase trabajadora por la obtención de la independencia jurídica y formal –que no es, ni de lejos, la independencia real- de una nación? Evidentemente no, salvo que se consiga ese estado alzándose sobre las machacadas espaldas de la clase trabajadora de otra comunidad nacional. Al fin y al cabo, la división internacional del trabajo en este sistema-mundo nos ha dado Estados de primera y Estados de segunda. 

Sin embargo, el republicanismo nos ha llevado a defender también la radicalidad democrática, esto es, el hecho de que el pueblo es soberano y tiene derecho a decidirlo todo. Incluido el marco institucional en el que quiere desplegar la política.

 De ahí que sea coherente, desde mi punto de vista, defender el derecho a decidir el modelo de Estado y su relación con otros Estados, si bien debería compaginarse con un rechazo a las posiciones que aspiran a dividir aún más a la clase trabajadora.

 La apuesta de síntesis, tal y como yo la veo, es definir un nuevo marco legal compartido, a saber, una República Federal. Cuando hay varias naciones en el mismo Estado, la federalidad es la mejor opción.

Pero, entonces, si no te entiendo mal, ¿tú defiendes una soberanía dividida, no una soberanía general? Es decir, el pueblo catalán (sin límites precisos, que habría que definir) o el vasco o el gallego (no sé si el andaluz o el aragonés también), tienen derecho ellos, sin ampliaciones, a elegir (¿en qué condiciones?) el tipo de vinculación que desean con el resto de pueblos.

 Si fuera así, dando un paso más, ¿los ciudadanos barceloneses tendríamos derecho a decidir qué relación queremos con el resto del pueblo catalán por ejemplo, o esta soberanía a la que aludimos es sólo de naciones? Si fuera así, ¿por qué? ¿Qué concepto de nación estamos aquí usando? ¿En el fondo no hay aquí un peligro del ¡Viva Cartagena!?

Es evidente que el problema que tenemos es que esto no es una ciencia exacta, es decir, que la definición de pueblo, con todas sus variables y límites, depende de decisiones políticas. A mi entender, el pueblo de Cataluña comparte suficientes rasgos culturales –productos del devenir histórico- como para ser definido como nación. 

A partir de ahí tenemos el problema de decidir el tipo de relación jurídica que se debe establecer entre naciones que conviven, actualmente, con un Estado en crisis que es producto, a su vez, de una transición que mantuvo intacta la cultura sociológica franquista –que es nacionalista española. Yo no planteo ciertamente una soberanía dividida. 

En primer lugar porque ni aún con independencia tendrían soberanía catalanes, vascos o españoles. La soberanía popular tiene que ver con la democracia económica, algo sólo posible con el socialismo. Por eso para mí la única soberanía que tiene validez es la del pueblo trabajador en su conjunto. 

Pero si definimos políticamente a los pueblos existentes, que es una decisión política –y en la que uno puede desechar considerar Barcelona un pueblo diferenciado de, por ejemplo, Sabadell-, tenemos que evitar la guerra entre pobres a la que empujan los nacionalismos (también el español). Y a mi modo de ver, la mejor fórmula para ello es la del Estado federal. (...)"                (Entrevista a Alberto Garzón, Salvador López Arnal , Viejo Topo, en Rebelión, 17/11/16)

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