"(...) O sea que, salvando las distancias ideológicas, usted es una Boadella de izquierdas.
[Risas] Yo no me he visto desplazada, sino que me he ido voluntariamente de Cataluña. Cuando manda lo identitario, hay ciertos tics que son imposibles de soslayar. Entre ellos, “el otro”. Cuando opones el “yo” al “otro”, no abarcas toda la diversidad de una sociedad y, en consecuencia, obtienes los peores resultados.
[Risas] Yo no me he visto desplazada, sino que me he ido voluntariamente de Cataluña. Cuando manda lo identitario, hay ciertos tics que son imposibles de soslayar. Entre ellos, “el otro”. Cuando opones el “yo” al “otro”, no abarcas toda la diversidad de una sociedad y, en consecuencia, obtienes los peores resultados.
Eso es algo que me
inquieta. En todo caso, Albert Boadella, desde el plano de la justicia
social, es mi antítesis. Tanto él como Félix de Azúa transmiten el
mensaje de que los echaron, que también es compartido por un sector de
la cultura catalana.
A mí no me echó nadie. Simplemente, me dije: “No
quiero que mis hijos se eduquen en una sociedad como ésta”. Y no te
creas que la española me gusta, pero la encuentro más diversa. (...)" (Entrevista a Cristina Fallarás, Henrique Mariño, Público, 11/11/16)
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