"El dia de la Hispanidad nació como fecha ligada al hecho hoy casi
olvidado de los millones de emigrantes españoles que marcharon a America
entre finales del XIX y los años 20; aquello supuso un cambio muy
importante, eran los españoles contemporáneos, el pueblo sencillo
emigrante, el que ligaba sus vidas con las de nuestros hermanos
latino-americanos, no era ya el Imperio y sus glorias pretendidas.
La
hispanidad surgía ante aquellos millones de personas que descubrían que
había todo un mundo que compartía con ellos un idioma y una historia, en
la que había de todo, ciertamente, pero sobre todo trabajo duro, vidas
de esfuerzo en el día a día, familia y hasta esperanzas de labrarse un
futuro.
Aquella hispanidad claro que existía y era honrosa, pues era la
de los trabajadores, de los emigrantes que marcharon a tierra lejana y
encontraron una nueva patria en las repúblicas hermanas.
Hubo también
otro hecho que se sumó, el que finalmente la España oficial reconocía
plenamente las repúblicas americanas, que las reticencias nacionalistas y
coloniales del XIX eran definitivamente abandonadas y España como
estado las reconocía como hermanas.
Sobre estas dos bases, los millones de emigrantes en América y cuanto
implicaba el hecho, y la mano tendida a las repúblicas americanas, la
idea de la hispanidad tomó cuerpo.
El expansionismo de los EE.UU y su
pretendido «destino manifiesto», con sus agresiones en toda América, y
la influencia anglosajona que buscaba reescribir la historia, fue
contestada con la idea de que la hispanidad, entendida como una
comunidad de pueblos y naciones independientes con un legado común y con
una cultura compartida muy poderosa, capaz de sobrevivir incluso a
gobiernos y estados indignos, era algo importante y que tenía
personalidad propia de la que sentirnos, todos, muy orgullosos.
Este es el concepto original del día 12 de octubre como Día de la
Hispanidad, nacido de las comunidades emigrantes y de algunos
intelectuales que le dieron cuerpo. En los años 20, la dictadura de
Primo de Rivera asumió la idea y le dio cierto impulso para intentar
lavarse la cara y pretender un cierto liderazgo internacional en el
plano cultural más que otra cosa.
Durante la II República la idea de la
Hispanidad se reforzó mucho, pues la República abiertamente ya y sin
ninguna reticencia se consideraba una república más entre las otras del
mismo tronco hispano.
El cambio republicano en España fue acogido con
enorme ilusión y esperanza por los españoles emigrados en toda América;
la política cultural del estado republicano, además de su intento de
seguir una política exterior independiente de las grandes potencias se
basó también en la idea de la hispanidad como algo a valorar y defender.
No era el 12 de octubre fiesta nacional ni remotamente, porque esta
idea de la hispanidad no era española solamente, ni podía serlo y la
lógica de las fiestas nacionales es, sencillamente, otra. Se llamó con
toda propiedad a la celebración de la Hispanidad, Día de la Raza, en el
sentido cultural, de reconocimiento de esa raza común mestiza que nos
permite a todos hermanarnos porque compartimos sangre común y una lengua
aunque el color de nuestra piel sea diferente; no es racismo lo que hay
en el Día de la Raza sino su superación.
Se reforzó con la República la
idea de encuentro, pero no el del día de la llegada de Colón al caribe,
sino el del reencuentro amistoso y fraterno contemporáneo, siglos
después. El 12 de octubre de 1931, la República escenificó esa vocación
fraterna con una llamada telefónica transatlántica entre Madrid y Buenos
Áires, una de las primeras llamadas de ese tipo, era tiempo de vuelos
pioneros, de viajes de hermanamiento, de llamadas y de abrazos, de la
alegría de reconocerse.
El ministro de Justicia del gobierno de la
República Española, Don Fernando de los Ríos; el doctor Gregorio
Marañón; el presidente de la República, Don Niceto Alcalá Zamora; la
diputada Dª Clara Campoamor y el gobernador civil de Madrid, Don Eduardo
Ortega y Gasset, llamaron al Presidente de la República Argentina.
Con el golpe, la guerra y la dictadura atroz que vino después, se
instauró un régimen nacional-catolico que despojó la identidad española e
hispana y la disfrazó en una horrenda caricatura de un imperio falso e
impostado, la idea de la Hispanidad fue remodelada y se convirtió en el
Descubrimiento y la Conquista con la finalidad de llevar el cristianismo
a los «salvajes», un horror más a sumar a la larga lista de crímenes
del franquismo.
A día de hoy, 2016, nos encontramos con que el régimen del 78, esta
curiosa democracia postfranquista, basada en la más descarada impunidad
de la dictadura, se ha escogido el 12 de octubre como Fiesta Nacional,
pero sin rescatar el sentido original y dejando que predomine la costra
franquista que lo ocultó.
El daño moral y cultural de la dictadura es de
tal magnitud que tanto defensores como detractores del 12 de octubre
como Fiesta Nacional repiten los tópicos del nacional-catolicismo;
tenemos a todo el país dolorosamente troquelado por la dictadura,
izquierda oficial incluida.
La República, como símbolo de nuestra libertad y soberanía nacional,
con el ejemplo hermoso del 14 de abril en el que el pueblo español tomó
su destino en sus propias manos lleno de ilusión y esperanza es
perseguida y proscrita de la vida política española, lo que en días como
el 12 de octubre se ve con toda claridad.
Quienes desde la supuesta
izquierda demuestran estos días no saber quienes son, ni de donde vienen
no pueden ser referente de nada. Hoy, más que nunca, recuperar la
República es una necesidad de primer orden." (Colectivo Al Servicio de la República, Sociología Crítica, 12/10/16)
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