"En Francia se dieron cuenta de que no se
puede aguantar el exceso de estructuras administrativas, y decidieron
agruparlas. Así que se decretó que el departamento de
Languedoc-Roussillon debía unirse a Midi-Pyrénées, y se convocó a los
habitantes para que eligieran el nombre de la nueva región.
La Generalitat y sus satélites a sueldo propusieron que se llamara “Occitània-Catalunya”;
ya saben, el nacionalismo expansionista cree que el Rosellón es parte
de los Països Catalans, igual que Valencia, Baleares y terrenitos varios
donde dicen que algún día se habló catalán.
Es la misma manera de
pensar que la que hablaba de la Gran Alemania en los años 30 del siglo
XX. Pero no coló, y lo cambiaron por “Occitània – País Català”.
Había 5 opciones de nuevo nombre: Languedoc; Languedoc-Pyrénées; Occitanie; Occitanie-Pays Catalan y Pyrénées-Méditerranée. (...)
Pero la realidad está muy alejada de las manipulaciones nacionalistas: 200.000 habitantes de la nueva región han votado y han dicho que tururut: el 45% quiere que la nueva región se llame Occitania a secas y punto, nada de “País Català”, que ha quedado en 4ª posición
con un misérrimo 12%, solo delante de Languedoc (10%). Incluso se
prefiere Languedoc-Pyrénées (17,9%) y Pyrénées-Méditerranée (15,3%) al
“País Català” del nacionalismo." (Dolça Catalunya, 20-06-16)
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