"Las multas lingüísticas han convertido el caso catalán en ciertamente anómalo. Cataluña es
el único territorio del mundo en el que los ciudadanos no pueden elegir
libremente en qué lengua oficial rotulan su comercio.
La administración
autonómica no permite la libre elección lingüística de los comerciantes
e impone multas a quien usa el castellano en vez del catalán, lo cual
influye de forma determinante en la rotulación comercial.
Convivencia Cívica Catalana (CCC)evalúa en un
informe los usos lingüísticos de los comercios establecidos en Cataluña
así como la influencia de la política de sanciones lingüísticas
emprendida por el gobierno catalán. La entidad ha analizado la tipología
de las sanciones lingüísticas impuestas por el gobierno catalán en los
dos últimos ejercicios, 2014 y 2015.
Por sector, los más afectados por las sanciones lingüísticas son los hosteleros (incluye a los restaurantes), con más de un 40% del total. Les siguen los comerciantes al detalle con un 21%, los transportistas (6%) y las inmobiliarias (5%).
A nivel geográfico, 9 de cada 10 multas lingüísticas se
aplican a comercios en localidades de mayoría castellanohablante del
ámbito metropolitano de la ciudad de Barcelona. "Queremos
subrayar lo insólito de multar a un comerciante que rotula su negocio en
castellano en una localidad de mayoría castellanohablante.
Este tipo de
sanciones no solo atenta contra la libertad lingüística de ciudadanos y
empresas sino contra la lógica comercial", destaca CCC.
De acuerdo a los últimos datos del propio gobierno catalán, sólo un 15.8% de comercios en Barcelona rotulan en español. Una cifra sorprendentemente baja si tenemos en cuenta que es la lengua habitual del 60% de barceloneses.
Es obvio que, en condiciones normales, los comerciantes de Barcelona
tenderían a rotular su negocio en el idioma de la mayoría de su
clientela (la lengua española) e incluso a utilizar en mayor grado esta
lengua por ser la que entenderían también clientes del resto de España y
otras partes del mundo en Barcelona.
El uso tan limitado del español en la rotulación de los comercios barceloneses, cuatro veces por debajo de su presencia social, resulta completamente anormal.
No encuentra ninguna otra explicación que la presión ejercida por el
nacionalismo en forma de una política de imposiciones, sanciones y
multas lingüísticas a los comerciantes
Barcelona es la única gran ciudad de todo el continente europeo en
que la lengua de la mayoría de sus habitantes no es la lengua empleada
en la mayoría de los rótulos de sus comercios. Así se desprende de las
investigaciones sobre rotulación comercial efectuadas en Europa.
Normalmente los comerciantes utilizan en sus negocios la lengua
mayoritaria de su clientela, por una mera lógica comercial. Pero en
Barcelona el uso de las lenguas no viene decidido libremente por los
comerciantes de acuerdo a las demandas de sus clientes y la lógica
empresarial sino impuesto desde la administración por medio de multas y
sanciones lingüísticas. Ello ha distorsionado la situación lingüística de tiendas y comercios en la Ciudad Condal.
Pero si la situación del español en la rotulación comercial de
Barcelona resulta llamativa aún lo es más en otras ciudades
catalanas. Según los datos del propio gobierno catalán, en Lérida la presencia de la lengua española se reduce a solo un 9% de los rótulos comerciales y en Gerona roza la marginalidad, con solo el 5% de los rótulos de la ciudad, es decir, apenas 1 de cada 20.
Cualquiera que visite Lérida o Gerona puede comprobar que en muchas
calles ya es prácticamente imposible encontrar un solo rótulo de
comercio escrito en español.
A destacar que casi una cuarta parte de los comerciantes catalanes ya
eligen rótulos sin texto o ambivalentes en sus negocios. En otras
palabras, escogen una rotulación sin ningún contenido lingüístico,
es decir, utilizan imágenes en vez de palabras en el rótulo o indican
como máximo el nombre propio del establecimiento o marca de la
franquicia. O, si utilizan texto, se decantan por rótulos ambivalentes
en castellano y en catalán, es decir, en que la palabra o palabras
elegidas para el rótulo sean comunes en ambos idiomas -“moda”, “taller”,
“clínica”, etc.-.
Da la impresión que este porcentaje tan elevado, que se está
incrementando en los últimos años, es la respuesta de los comerciantes a
la presión ejercida por la administración para utilizar el catalán: usar
palabras iguales que en castellano o bien no incluir ningún texto en el
rótulo del establecimiento más allá de la marca o el propio nombre.
Los datos oficiales del propio gobierno catalán muestran que el uso
de la lengua española en la rotulación de los comercios es ya marginal
en numerosas localidades de Cataluña. En algunas grandes ciudades, solo
quedan en español apenas un 5% de letreros comerciales. En comarcas del
interior de Cataluña, la desaparición del español en los rótulos de los
comercios es ya prácticamente total.
No es ningún secreto que el nacionalismo catalán intenta imponer un
paisaje lingüístico "diferenciado" del resto de España, de tal forma que
los turistas extranjeros y personas del resto de España que visiten
Cataluña, tengan la sensación de estar en un "país" diferente. La acción
de la administración con sus inspectores y multas lingüísticas
acompañada de la presión a los comerciantes por parte de entidades
nacionalistas radicales está logrando su objetivo.
Convivencia Cívica Catalana señala que, bajo la excusa de "proteger
al catalán", el nacionalismo pretende -y está consiguiendo- excluir el
español del paisaje lingüístico comercial. "Nos preguntamos qué tipo de
"normalización lingüística" es esta en que la lengua mayoritaria de la
sociedad se convierte en residual en los comercios debido a una política
de coacciones y multas. ¿Acaso es "normal" que la lengua del 60% de
barceloneses apenas esté en los rótulos del 15% de comercios?", indica
la entidad.
Convivencia Cívica Catalana constata un incremento de las sanciones
por razón de lengua así como de las consultas de comerciantes sobre esta
cuestión. En vista de ello ha decidido poner en marcha una campaña en los próximos meses de información y asesoramiento. "Nuestra
asociación defiende que los comerciantes utilicen la lengua que
libremente deseen en sus tiendas y comercios, sin multas, sanciones ni
coacciones"; afirman,
En el marco de esta campaña, Convivencia Cívica Catalana apelará a las instituciones nacionales y europeas a intervenir en Cataluña en favor de la libertad lingüística de los ciudadanos y empresas frente a las políticas de imposición, sanción y multa del nacionalismo catalán.
"Las multas lingüísticas catalanas son insólitas a nivel mundial.
Cataluña es el único territorio del mundo en que los ciudadanos no
pueden elegir libremente en qué lengua oficial rotulan su comercio. Europa no puede mirar para otro lado mientras
en una región de ella se vulneran la libre empresa, derechos
constitucionales y libertades fundamentales", indican desde la entidad." (La Voz Libre, 28/07/16)
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