31/5/16

Según las declaraciones de la ONU, no hay nada que permita afirmar que el derecho de autodeterminación tiene vigencia hoy, mayo de 2016, en Cataluña

"(...) 1. El derecho a decidir (territorial) no es una expresión que ha sido usada por ninguna fuerza de izquierda en los últimos decenios. Nunca en mi memoria.
1.1. Cuando hemos usado expresiones similares, hemos apuntado hacia asuntos muy alejados. Pienso, por ejemplo, en consignas-vindicaciones del movimiento feminista o antimilitarista.
1.2. La expresión ha sido usado en ocasiones por la derecha neoliberal para defender temas privatizadores. Por ejemplo: derecho a decidir el tipo de escuela que se desea (pública, privada, con separación de sexos).
2. Surgida de laboratorios de pensamiento del nacionalismo-independentismo catalán, que tomaron pie en vindicaciones de la derecha nacionalista vasca, la expresión es una alternativa terminológica -no conceptual estrictamente- del derecho de autodeterminación.
2.1. Las razones de su uso son las expuestas por Francisco Morente en el texto seleccionado.
3. No existe ninguna legislación en el mundo en el que se reconozca ese supuesto derecho.
3.1. Si existiera, habría que analizar circunstancias y singularidades. La Historia no transcurre del mismo modo, desplegándose uniformemente urbi et orbe.
4. Algunos sectores de izquierda bienintencionados han intentado dar la vuelta al concepto y señalar otras vindicaciones (derecho a decidir nuestra sanidad, nuestra enseñanza, sobre nuestro propio cuerpo, etc.). Resulta obvio que, por el momento, en .Cat, rige de forma aplastante el sentido nacionalista-secesionista de la expresión que, hoy por hoy, no permite ninguna inversión.

5. La expresión ha sido usada a conveniencia y falsariamente por la agitación y cosmovisión (o cosmovisiones) nacionalista catalana. La ANC, algo revuelta a día de hoy, con los apoyos conocidos, ha convocado a la ciudadanía vindicando supuestamente ese derecho cuando, de hecho, lo que estaba en juego era otra cosa: independencia, independencia, independencia, como en el campo del Barça-Qatar, el abono ideológico permanente de la finalidad secesionista: “No queremos ser esclavos de los españoles” (Forcadell dixit).

6. Desde el punto de vista de las declaraciones de la ONU, no hay nada que, leído sin precipitaciones y sin profundas alteraciones de sentido, permita afirmar que el derecho de autodeterminación tiene vigencia hoy, mayo de 2016, en Cataluña.

7. Lo mismo desde la perspectiva de las reflexiones generadas en la tradición de la III Internacional. Cataluña no es una colonia, ni una semicolonia, ni sus ciudadanos están oprimidos (sí, desde luego, pero no todos, por la civilización del capital y el mal pero esto es otro punto del que el secesionismo en general no dice ni mu). Los catalanes no estamos perseguidos en nuestros derechos lingüísticos (por el lado del catalán).
7.1. Que un grupo “muy distinguido” de intelectuales haya acusado a la población trabajadora llegada a Barcelona de operar “inconscientemente” como colonizadores lingüísticos dice mucho de su concepción del mundo, de su forma de pensar la sociedad y nuestra historia reciente. Perspectiva de clase decíamos hace pocos años.
7.2. Pensando en mis padres y en mi hermana, y en miles de casos más, yo me siento insultado y menospreciado porque ellos han sido insultados.
8. El nacionalismo ha conseguido que determinado temas-asuntos se hayan convertido en asuntos intocables, en axiomas, en postulados geométricos que deben ser aceptados por todos a no ser que queramos vivir en Marte o Saturno. Los ejemplos se agolpan.

Hablar o intentar hablar de la mal denominada inmersión lingüística, es riesgo de alta tensión; discutir el “derecho a decidir” implica, casi inexorablemente, ser acusado de unionista o facha-españolista (yo mismo soy un ejemplo); hablar de la interesada y nada inocente construcción social del “Som una nació” (como otras construcciones afines) es causa de alta traición (¡botifler, botifler, fuera, fuera!)

9. No desde 2010 o 2011, sino desde 1980 (por no hablar de antes), el nacionalismo conservador catalán ha creado, abonado y alimentado un “pueblo nacionalista” con sus creencias, mitos y relatos. El punto básico: no somos españoles, somos otra cosa. Algunos han llegado a hablar de ADN o de memos diferenciados

. España siempre nos explota, siempre nos oprime. En algunos casos, nos esclaviza. Recuerden el congreso de 2014 sobre la España que oprime a Cataluña desde 1714 y la incomprensible (por no usar otro término) presencia de Josep Fontana dictando la lección inaugural. ¡Qué vergüenza!
9.1. Un ejemplo de esa cosmovisión nacionalista-secesionista: Francesc Serés, “Sobradamente preparada”, El País, Catalunya, 18 de mayo de 2016, p.2. Una muestra: “La entrada del PSC en el gobierno de Barcelona muestra lo limitado del proyecto de Colau, que viene a ser lo mismo de siempre. El unionismo está feliz”. ¡Qué lucidez, qué finura, qué argumentación!
10. Cualquier asunto, por nimio que sea, no se convierte en una agresión política del gobierno del PP -o del PSOE en su momento- sino en un ataque impío y antinacional del Estado español (a veces de España si conviene) contra Cataluña (así en su conjunto, sin matizaciones ni delimitaciones).
10.1. Lo podremos ver con la prohibición de estelades en el Calderón.
10.2. Que líderes de izquierda, con gran experiencia política, votaran SI-SI, más felices que unas pascuas y orgullosos de sí mismos y su destreza política, en la jornada de agitación nacionalista del 9N señalando que el gobierno Rajoy era insoportable, es uno de los misterios más misteriosos -pero más significativos- de las últimas décadas.(...)           (Salvador López Arnal, Rebelión, 21/05/16

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