18/5/16

Es el sentimiento de exclusión de los charnegos lo que el Manifiesto por una lengua única ha dejado claro

"(...) El paradigma de artículos justificando o semijustificando el Manifiesto (sólo comento uno por no aburrir enlazando una docena), la columna de Antoni Bassas “Manifestos i danys col·laterals“, en la que dice que se ha hecho uso, abuso y distorsión (¡distorsión!) de la afirmación sobre inmigración y colonización involuntaria. 

Distorsión. Claro, claro. No criticará Bassas la frase, no. Quién sabe si la suscribe. Quién sabe qué interpretación oculta le ha descubierto. La culpa es del crítico, que produce una distorsión del espacio-tiempo de la inmigración y la colonización involuntaria.

Por si eso no fuera suficiente, Bassas acude al recurso estrella del separatista radical. Sí, atribuir la culpa al enemigo exterior: “…qualsevol debat que plantegi una millora de l’estatus legal del català és una ofensa per a aquells que van pel món afirmant sense envermellir que el castellà està perseguit a Catalunya…“. 

No sé, igual yo soy corto de entendederas -qué caray, no lo soy- pero creo que nadie en su sano juicio ha propuesto la eliminación del catalán de la vida pública como plan de mejora del castellano. Al revés, con este Manifiesto, sí. Y por favor, que no salga el penoso de turno a decir que “explícitamente” no hay una frase que diga que el catalán debe ser la única lengua oficial. Esto se puede leer en más de uno y de dos artículos. (...)

El problema del Manifiesto es, sencillamente, identitario. Todo lo que han negado e intentado esconder durante estos años. Identitario. La últimas dos frases de Bassas así lo delatan: “El problema més delicat de percepció del manifest és entre els que han fet del català la llengua amb els seus fills. Que, per sort, són un bon munt.“. 

Mire Bassas: ni por buena suerte ni por mala suerte. Esto no es un problema de “percepción“. Es un problema de exclusión. Muy explícito. No tiene nada que ver con el hecho de que en mi día a día, por ejemplo, yo hable en catalán el setenta, el ochenta o el noventa por ciento del día. Como si lo hablo el cien por cien o como si no lo hablo.

 Es el sentimiento de exclusión que el Manifiesto ha exteriorizado y que los corifeos del separatismo están confirmando un día sí y otro también.

Y encima, ahora se las dan de valientes. Lo típico del nacionalismo identitario."            (Cita falsa, 08/04/16)

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