25/4/16

Si la futura República catalana decidiera que el catalán tiene que ser la lengua primordial, implicaría la amenaza del uso de la fuerza con tal de arrinconar el castellano

"(...) En el manifiesto del grupo Koiné hay una denuncia explícita respecto de la política lingüística opresora del Estado español. El castellano tiene el estatus social que tiene en Cataluña no porque haya penetrado de manera natural en las capas populares a través de sucesivas olas migratorias, sino debido a un entramado jurídico-político destinado a arrinconar el uso del catalán. 

No entraré a discutir la veracidad de este relato. Asumiré, ex hypothesi, que es verdadero. Sólo quiero poner de manifiesto que no entiendo cómo piensan hacer los koinistas que el catalán sea la lengua principal (o primordial, u oficial, qué más da) en la hipotética República catalana si no es mediante un entramado jurídico-político que arrincone el castellano. (...)

Si el legislador, en la República catalana, decidiera que el catalán tiene que ser la lengua primordial en Cataluña, entonces se pondría en marcha un entramado jurídico-político, que involucraría el poder coercitivo (esto no implica necesariamente el uso de la fuerza, por supuesto, pero sí la amenaza del uso de la fuerza en caso de que el ciudadano no se conforme a la norma), con tal de arrinconar el castellano, pues no veo cómo se podría conseguir el estatus monolingüe del catalán sin arrinconar el castellano.

Y si los koinistas sostuvieran que ellos no están afirmando nada de lo que yo les estoy atribuyendo aquí entonces todo el episodio, además de insignificante, como ya lo ha calificado Valentí Puig, sería desconcertante: ¿en qué demonios se diferenciaría la política lingüística de la futura República catalana de la actual legislación lingüística en Cataluña?"                 (Paul Luque, El País, 13/04/16)

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