15/4/16

Linchamiento familiar: “Yo me he quedado sin negocio y mis hijos tienen que hacer una hora de trayecto por la mañana o por la tarde para ir al colegio”



"Se llama Ana Moreno y ha vivido un auténtico calvario solo por pedir un derecho constitucional: que sus hijos sean escolarizados en castellano, lengua cooficial en Cataluña, comunidad en la que reside. Desde ese momento, tanto ella como su familia han sido víctimas de un linchamiento que ha provocado que tenga que dar un giro radical a su vida, tal y como ha relatado, entre lágrimas, en el Parlamento Europeo.
 
Ana acudió a los tribunales el año pasado para pedir más clases en español para sus hijos, de 4 y 6 años, escolarizados en el Colegio Gaspar de Portolà de Balaguer, en Lérida, y la justicia le reconoció el derecho a recibir un 25% de clases en esa lengua. Este fallo judicial se convirtió en el principio de su pesadilla.

CiU, ERC y la CUP, junto a los profesores del centro y la AMPA organizaron una manifestación a las puertas del colegio con el argumento de que una familia pretendía erradicar el catalán de la escuela y que por culpa de su petición se tendría que introducir el español en al menos una asignatura.

Tras darse publicidad a su caso en los medios de comunicación, comenzó el asedio a esta familia. Los padres no pararon de recibir insultos en las redes sociales y el negocio que regentaban, un establecimiento con restaurante para celebrar fiestas infantiles, fue señalado y se llamó al boicot contra él, lo que supuso que tuvieran que cerrarlo a las pocas semanas.

Los niños fueron marcados por el resto de los padres, alguno de los cuales llegó a recomendar a sus hijos que no se relacionaran con ellos ni jugaran juntos en el patio. “Es muy duro oír como un niño de 5 años dice que ya no puede ser amiga de tu hija por ser quien es”, dice.

Según explica, el acoso institucional y político que han sufrido la ha obligado a trasladar a sus hijos a un colegio situado a 30 kilómetros de Balaguer, la ciudad en la que residen.  

“Yo me he quedado sin negocio y mis hijos tienen que hacer una hora de trayecto por la mañana o por la tarde para ir al colegio”, asegura esta madre, que ya ha renunciado a este derecho. “Me he olvidado del catalán. Mis hijos necesitan una infancia feliz, no que tenga que tengan que estar visitando psicólogos el resto de su vida”, señala."                     (La Voz Libre, 07/04/16)

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