"Las ofensas de la derecha a los ‘pobres’ uno ya se las espera, pero las
que provienen de la izquierda, hieren mucho más, suenan a traición.
“Hace unos años Duran dijo que los payeses de Extremadura cobraban un
sueldo para quedarse sentados en el bar mientras los payeses catalanes
no podían comercializar su fruta y se echaba a perder. Se lo comieron
vivo, pero Duran tiene toda la razón del mundo”. (Miquel Ensenyat, en El Mundo, 29/08/2015).
“Un pensionista catalán, por ejemplo, al recibir la misma pensión, por
ejemplo que un pensionista extremeño, recibe en realidad menos dinero
pues al ser el coste de vida mayor en Cataluña que en Extremadura, el
dinero que le llega al catalán tiene menor capacidad adquisitiva que el
extremeño”.(Vicenç Navarro, en Diario Público, 04/09/2015).
La misma retórica insolidaria que usan en el Norte de Europa para
criticar a los del Sur, la misma se usa también aquí a escala
interterritorial. Así, despectivamente, los PIGS de España son los PEES:
Portugueses-Extremeños-Emigrantes-Subsidiados.
“Portugués” es la
denominación despreciativa que reciben los extremeños fronterizos con
Portugal, se suele usar mucho para referirse a los naturales de la
ciudad de Badajoz. Los PEES se convierten en PEASANT cuando se incluye a
Andalucía: Portugueses-Extremeños y Andaluces Subsidiados, Amantes del
No Trabajar.
En qué queda aquella llamada a la alianza de las clases trabajadoras y
populares a nivel europeo si aquí en España se es incapaz de replicar
el mismo esquema para catalanes y extremeños. Retórica podrida.
Porque, no nos engañemos, qué regiones tienden a desear la
independencia del Estado al que pertenecen sino, precisamente, aquéllas
que son en promedio más ricas, mucho más ricas que el resto.
¿Por qué el
Reino Unido no abandonó la libra para unirse al club del Euro? ¿Por qué
el norte rico de California se separó de México para unirse a EEUU?
¿Por qué Gibraltar sigue vinculando su soberanía a Inglaterra? A buen
entendedor, pocas palabras bastan.
Seguramente en España los criterios de solidaridad redistributiva
interterritorial no estén claros, pero es que jamás se oye mencionar, ni
a unos ni a otros (nacionalistas o no), el nivel de solidaridad que
consideran justo con otras regiones españolas.
Sólo hablan del ‘expolio
fiscal’, calculado como la diferencia entre lo que aportan al Estado y
lo que reciben de éste, pero jamás he oído en esta ecuación el
componente que corresponde a la ‘solidaridad interterritorial’ y que
debería descontarse del cómputo del supuesto ‘expolio fiscal’.
Afirmar, como hace el señor Navarro, casi puerilmente, que un
pensionista extremeño sale ganando con respecto a un pensionista catalán
porque el nivel de vida en Cataluña es mayor, ralla la demagogia y la
falta de rigor.
La comparativa hiere, se parece mucho a aquélla otra que
suele poner el acento del fraude fiscal en los parados que reciben
subsidio y a la vez trabajan en negro ganando miles de euros al mes
(‘Culpables de ser pobres’, El País, 05/10/2012), como si tal situación
fuese la mayoritaria y el paradigma a seguir para el diseño de la
política económica y el control del fraude.
Lo riguroso, algo de lo que hace gala habitualmente el señor Navarro
en sus textos, sería comparar la pensión media del extremeño con la del
catalán, dentro de un marco más amplio en el que se vieran los
porcentajes en los que se reparte la población según la pensión que
reciben.
Sin ir tan lejos, basta recordar las tasas de población en riesgo de
exclusión y pobreza en una y otra región: la extremeña (la más alta de
toda España) es el doble de la catalana. ¿Es éste un motivo por el que
parte de la izquierda catalana respetable no quiere ni oír hablar de
Renta Básica, proponiendo sucedáneos que minoren el potencial incremento
del expolio?
Si el ‘expolio social’ en Cataluña es de 16 mil millones, la deuda
histórica extremeña (otro expolio social, sólo que éste dura ya 30 años)
es de 14 mil millones según el estudio elaborado por la Universidad de
Extremadura, millones a los que el anterior ejecutivo regional renunció
alegremente, reduciendo la cifra a menos de un 4% del cálculo inicial.
Lo peor de todo es que el argumento central para aceptar tal rebaja se
hizo no comparando con Cataluña, que hubiera sido lo lógico, sino con
Andalucía (cuya deuda histórica ya fue saldada y ascendió a unos
pírricos 1.200 millones de euros).
Otro tema vital de discusión que jamás he oído con un mínimo de
seriedad al otro lado del Ebro es el de la emigración. ¿Alguien ha
calculado el porcentaje del PIB catalán debido a la población migrante
extremeña? De esto no conviene hablar, porque el mantra del expolio a
los catalanes desaparecería como la espuma o se disolvería como el
azucarillo.
Los estudios y la evidencia científica es abrumadora para quien
quiera verla. La emigración extremeña supuso una pérdida de la mitad de
la fuerza laboral durante todo el siglo XX. Por no hablar de las cifras
actuales de jóvenes extremeños que siguen emigrando a Laponia, con la
crisis y sin la crisis.
Por último, para combatir el ataque viral de extremeñofobia sugiero que lean algunas referencias [1], [2],
donde el nacionalista interesado, independentista o no, podrá ver el
expolio histórico sufrido por los extremeños, a los que se expulsó de su
tierra a patadas.
Suenan tambores lejanos, como en la película, se aproxima el peligro,
una nueva andanada de insolidaridad hacia los pees. Suenan tacones
lejanos, como en la película, se aproxima el peligro, una nueva andanada
de pisotones a los peasant sureños, sin tierra ni nacionalidad. (...)
¿Extremeño independentista? No lo soy, a lo más que he
llegado es a sentirme inmigrante en mi propia tierra. Porque, como
decían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, los proletarios no
tienen patria mientras estén bajo el gobierno del capital."
[1] Chamorro,
V. (1981-1984). Historia de Extremadura. Editorial Quasimodo (vols.
I-III). Ed. Víctor Chamorro (vols. IV-VII). Madrid.
[2] Riesco,
S. (2005). “La lucha por la tierra: reformismo agrario y cuestión
yuntera en la provincia de Cáceres (1907-1940)”. Tesis doctoral. UCM.
Madrid."
(El Salmón Contracorriente, 12 de febrero de 2016, Juan Agustín Franco Martínez*)
(El Salmón Contracorriente, 12 de febrero de 2016, Juan Agustín Franco Martínez*)
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