"(...) entonces aparece “el documento de los 280 académicos”, repito el
título de la prensa. Ya me llamó la atención cuando, en la Feria
literaria de Frankfurt, la cantidad de supuestos escritores que
aparecieron por allá superó a cualquier país del orbe, eran más de cien.
Ahora resulta que existen 280 académicos, de los cuales conozco a un
puñado que son tan académicos como yo fontanero, incluida quien dio
lectura al texto en marco tan incomparable como el paraninfo de la
Universitat de Barcelona. Se llama Txe Arana, y confieso mi ignorancia,
jamás había oído hablar de ella, y eso que vivo de la información.
De
todos los elementos del texto, que intelectualmente es de una penuria
digna de Òmnium Cultural o de la Assemblea Nacional Catalana,
instituciones que para irritación de algunos no me canso de considerar
reaccionarias y racistas, hay dos en las que merece la pena detenerse.
El
primero, la declaración del catalán como lengua oficial única, lo que
nos obligaría a más de la mitad de la población catalana a apelar a
estos letrados académicos para cualquier requerimiento. En otras
palabras, que les daríamos trabajo. A mí me impresionó mucho saber que
la Universitat de Girona tiene más profesores de catalán que alumnos de
lingüística catalana.
Lo entiendo, nadie quiere perder su trabajo y la
sociedad está muy chunga para ir por ahí y ponerse a la lista del paro:
“licenciado en lingüística catalana”. Resumiendo, que en el documento
hay un tufillo inconfundible de 280 académicos, en su inmensa mayoría
dependientes de la Generalitat, como funcionarios, asesores o
subvencionados, y que tal como han ido las cosas del famoso procés se
pueden quedar en la calle.
El otro, en mi opinión de mayor fuste,
porque se refiere al mundo de la ideología y sus creencias, es la
denuncia de la emigración obrera de los años cincuenta y sesenta como
“instrumentos del franquismo para la colonización lingüística”. Por más
que se diga, como señoritos equilibrados, que fue “involuntario”,
constituye la ofensa y la calumnia más desaforada de unos académicos
paniaguados del poder. ¿Hay alguno que dijera algo de la mafia
pujoliana, no digamos del desfalco del Palau?
O sea que la clase
obrera que contribuyó de manera decisiva a la riqueza de Cataluña,
explotada, mal pagada, en condiciones infrahumanas durante más de una
década, resulta ahora el agente definitivo del franquismo contra
Cataluña y su lengua. ¿No hay nadie que lo haya vivido y que
desenmascare esta tropelía de reaccionarios?
Había pues dos
lenguas, que aún sobreviven, una blanca y otra negra. Los negros que no
se adaptaron a la “lengua blanca” son culpables de colonizar Cataluña
para estos académicos que viven del erario, no del sudor de su trabajo,
como muchos de sus antecesores “colonizadores de fábricas y talleres”.
Porque lo patético es que buena parte de los firmantes son hijos o
herederos de esa esclavitud de la huida del hambre, sin televisión que
los retratara. ¿O no fue una esclavitud?
¡Que gentes,
presuntamente de izquierdas, lleguen a sostener que en este país
flagelado por el paro, los desahucios, los recortes, las estafas, “quizá
el principal problema sea la cuestión lingüística”, es que se nos han
roto todos los cristales y de pura vergüenza no nos atrevemos a mirarnos
a ningún espejo que nos retrate de cuerpo entero!
Son ustedes, señores
firmantes, unos neofascistas sin conciencia de serlo. Por cierto, nunca
conocí a ningún neofascista que reconociera ese tránsito entre la
radicalidad de otrora y la miseria de defender sus privilegios ahora." (El neofascismo lingüístico, de Gregorio Morán, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 09/04/16)
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