"Vayan de entrada algunas consideraciones de la lectura general del documento. La editorial de La Vanguardia del lunes le acusa de “tufillo etnicista” y no es injustificado. (...)
El trato que se da a la inmigración es sonrojante en muchos sentidos,
pero sobre todo en uno: se le trata de población exógena, puesto que es
portadora de una lengua exógena, distorsionadora de la cohesión social,
instrumento “involuntario”, etc. etc.
(...) el planteamiento del conflicto lingüístico planteado por determinadas políticas como una guerra de lenguas.
Los firmantes del manifiesto no son cuatro “radicales”, sino la crema
de la academia filológica catalana, el Institut d’Estudis Catalans, una
importante representación de la intelectualidad montserratina…(...)
Ejemplo del tratamiento en términos de guerra de lengua, ¿es el
castellano el que disputa coercitivamente? ¿Son los inmigrantes lo que
ejercen la coerción? Ese párrafo podría haber tenido una redacción que
hubiese evitado la guerra de lenguas, y se hubiera mantenido en los
términos de la dominación política, de la política de estado… pero no ha
sido así, y no lo ha sido de manera deliberada, insisto, por una
comunidad redactora y firmante de primer nivel académico
el mecanisme per a aconseguir la implantació del castellà a Catalunya va ser i continua essent la bilingüització forçosa de la població.
¿Bilinguización forzosa de la población? Es decir que los inmigrantes
aragoneses, murcianos, gallegos, extremeños y andaluces, al pasar el
Ebro tenían que renunciar a su lengua para trabajar en las fábricas, los
tajos... ¿O esos trabajador impusieron el castellano a sus patronos,
sus contratistas, sus encargados... sus curas?
Se elude el análisis de
la realidad, del proceso histórico real y se introduce un concepto con
gran carga dramática que hace recaer, de forma implícita, la culpa –el
término “forzoso” remite a la coerción, es una adjudicación de culpa- el
retroceso del uso del catalán a la población inmigrada. (...)
la utilització d’una immigració arribada de territoris castellanoparlants com a instrument involuntari de colonització lingüística
Es una reformulación
vergonzante de la vieja acusación hacia la inmigración como agente de la
castellanización. Se ha incluido lo de “involuntario” supuestamente
para no ofender; ofende más, convierte al inmigrante en una elemento
inferior, débil, apto para la manipulación. Una vez más la idea se podía
haber formulado de otra manera, pero no se ha hecho.
Se habría podido
decir que la política franquista de castellanización forzosa –esta sí–
se vio beneficiada por la nueva oleada immigratoria y punto; pero no es
eso lo que se sostiene, sino que esa inmigración actuó como instrumento.
Nos hemos olvidado de Candel, los otros catalanes y la aportación de la
inmigración a la lucha por lo que entonces llamábamos libertades
catalanas, por la reivindicación del uso del catalán. Pero ese acción,
instrumental si se quiere también, no conviene recordarla, porque
distorsiona la linealidad del relato histórico pétreo sobre el que se
sustenta el manifiesto.(...)
De todas maneras, esa obsesión por controlar el uso privado de la
lengua es extraordinariamente preocupante y no resulta, precisamente,
una muestra de criterio democrático; por el contrario es una puerta
abierta al totalitarismo comunitario.
(Acotaciones a 'Koiné, José Luis Martín Ramos , en Rebelión, 05/04/16)
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