21/4/16

La destrucción del multilingüismo tradicional a manos del nacionalismo lingüístico

"(...) En el plano lingüístico, podríamos decir que los siglos XIX y XX fueron los siglos de la destrucción (o del intento de destrucción) del multilingüismo tradicional a manos del nacionalismo lingüístico. (...)

El caso polaco ilustra la enorme dificultad que supone la empresa de restituir a una lengua el estatus de lengua territorial cuando el territorio en cuestión es de hecho plurilingüe. Si hoy Polonia es un Estado virtualmente monolingüe (el 95% de la población habla polaco en casa) no es porque se constituyera un amplio movimiento ciudadano por la normalización lingüística del polaco ni porque se incorporara al credo independentista la voluntad de articular el polaco como eje integrador de la ciudadanía polaca, sino porque después de la segunda guerra mundial los nacionalistas polacos, con el aliento y el apoyo de los aliados, expulsaron a su población germanófona y borraron cualquier rastro de su existencia. 

(Lo mismo hicieron con su población de habla ucraniana, por cierto.) 

El fracaso de algunos nuevos estados del Este europeo se debe, precisamente, a la pretensión de implantar la fórmula «un Estado, una lengua» en territorios lingüísticamente heterogéneos. Ucrania es acaso el ejemplo contemporáneo más flagrante: la incapacidad de los nacionalistas ucranianos para aceptar la territorialidad del ruso es uno de los factores que explican la desmembración del país.

Pensando en latitudes más cercanas, la verdad es que los líderes del proceso catalán deberían tener cuidado de sus propias huestes. Si las alforjas del soberanismo terminan incluyendo la fórmula «si eres catalán, habla catalán», existe un serio riesgo de que muchos desistan de emprender el viaje. 

El reto del soberanismo no es repetir otra vez la vieja fórmula monista en un nuevo Estado catalán, sino demostrar a los europeos que se puede alcanzar la normalización de una lengua históricamente perseguida no contra sino desde el plurilingüismo."                 (Albert branchadell, El Periódico, 09/04/16)

No hay comentarios: