"Querido Joxeba: Ahora que han puesto un buzón para mandarte cartas ya
puedo decirte lo que no te pude decir en su día. Verás. En esto de
reconocer héroes tengo algo de experiencia porque trabajé en Honduras en
los días de la Contra, del Obispo Romero y del Padre Ellacuría.
Así que
en cuanto te vi y empezamos a hablar en Andoain reconocí al tipo. Otro
valiente a quien no le gusta la injusticia y la denuncia ante la cámara y
en el ámbito de lo cotidiano, aunque se juegue la vida. En la Biblia
les llaman profetas. Nosotros, menos solemnes, os llamamos ciudadanos
ejemplares. (...)
Pedirle a José Luis López de Lacalle que callase frente a ETA hubiera
sido como pedirle al sol que saliese de noche. Si no le había dado
miedo Franco, que le había dado miedo a todo el mundo, incluida tu
Andoain natal, ¡le iban a dar miedo a él cuatro desharrapados
intelectuales!
El personaje se alzaba otra vez contra el tirano, esta
vez a cara descubierta y con la pluma en la mano y les nombraba
fascistas y nazis, que lo eran. Llegó el tercer acto. Las instituciones
deciden construir una autovía entre Guipúzcoa y Navarra que pase por
Leizarán. ETA se opone.
El héroe trágico defiende con su pluma el
trazado institucional y sabe que, al hacerlo, da un paso más hacia el
sacrificio. No le importa. Irrumpe entonces en la narrativa la traición.
La Diputación de Guipúzcoa estaba en manos de Eusko Alkartasuna. PNV y
PSOE se ponen de acuerdo para arrebatársela y, en prenda de su
contubernio, admiten el cambio de trazado que exige ETA y que el partido
de la Diputación rechaza.
El PNV y el PSOE advierten al héroe como es preceptivo en la ficción.
Joseba Egibar, presidente del PNV de Guipúzcoa y nacido también en
Andoain, encuentra a José Luis en el muelle de Zarauz y le dice: «déjalo
José Luis, la decisión está tomada. Vamos a cambiar el trazado de
Leizarán. Y, además, vamos a hablar con los del Diario Vasco y te vamos a
tapar la boca». No les hizo caso.
Solo ya, sin otro apoyo que EL MUNDO,
era evidente que desde su desamparo no quedaba otro final sino el
anunciado. Y estos fueron los pasos del crimen. Primero le mandaron
cartas insultantes, luego le tiraron explosivos a su casa y finalmente
le abatieron. Quedó a su lado un paraguas abierto como una lágrima negra
sobre el asfalto. Sus camaradas le despidieron puño en alto cantando la
Internacional.
Quedan algunas cosas que no dijiste en cámara Joxeba. Tu viejo
instinto de clandestino no quiso revelar entretelas. Pero esta carta es
para la eternidad y no puedo callarlo. No mencionaste por su nombre a
los políticos del PNV y del PSOE que te amordazaron y/o advirtieron.
Pero lo que hizo tu relato tan especial dentro de todo aquel catálogo de
héroes que aceptaron hablar delante de mi cámara era que al contarme la
saga de Jose Luis tú, sin saberlo, eras como un augur que profetizaba
su propia muerte. Pues a ti te aguardaba un destino parecido y en el
mismo escenario: Andoain. Luchaste contra Franco y te torturó la Guardia
Civil.
Desarticulaste luego un comando de ETA y otro del Batallón Vasco
Español. Y, finalmente y tras la muerte de José Luis, te convertiste en
el blanco de aquella panda de salvajes. Abrió paso a la tragedia el que
en 1999 lo mejor de España, con Savater al frente, crease el primer
frente antiETA en 40 años de democracia.
Pues no fue ni la izquierda antifascista quien lo hizo ni la derecha
liberal española. Fue un movimiento cívico espontáneo, harto de tanta
complacencia. A Eguiguren no le gustaba nada todo aquello.
Según tu
hermana Maite, el PSE guipuzcoano se opuso a que la primera manifa de
Basta Ya llevase como cabecera «ETA no». Le parecía un eslogan
«divisor». Tú lo viste claro. «Van a por nosotros y el PSE va a entrar
en una línea pro nacionalista total. No va a quedar más referencia
constitucionalista en el país que el PP».
Así que aposté contigo una chuleta, dónde tú quisieras, a que estabas
equivocado y que el PSE seguiría siendo español y socialista.
La
primavera del 2002 no tuve más remedio que llamarte por teléfono y
admitir que habías ganado la apuesta, el PSE de Eguiguren adoptaba una
estrategia que aniquilaba a la gente como vosotros, porque en el paquete
de Nico Redondo ibáis la gente como tú y lo más hermoso, valiente y
decidido que haya dado el constitucionalismo español, Basta Ya.
Juan
Luis Cebrián puso el relato. La gente como tú, Savater y Nico eráis
«fundamentalistas constitucionalistas». Sorprendente contradicción en
términos. La Constitución prohíbe el fundamentalismo. Yo hubiera dicho
que los fundamentalistas eran los que os querían matar.
En lo referente a mi deuda nunca pude pagarla. Te mataron antes no
sin la habitual traición, esta vez todavía más artera, porque fue con
agravante de autoridad. Tu jefe, Javier Balza, viceconsejero de Interior
del Gobierno de Ibarretxe, gracias a un único parlamentario de ventaja,
que se lo dio Madrazo (IU), el partido de Blas de Otero e Ibarrola, por
si no te acuerdas, te ordenó volver a Andoain.
ETA había dicho que
estaba en tregua, el PNV aseguró que esta vez iba de veras y tú eras la
prenda de su credibilidad: ¿qué hacías escondido si no había ya peligro?
Debías de incorporarte de inmediato a tu puesto de Jefe de Policía
Municipal. Tú sabías que lo de la tregua de ETA era una trampa, esta vez
lo sabía yo también, pero no te quedó otro remedio sino obedecer.
Vino el entierro y a ti no te cantaron la Internacional. Te fuiste
bajo la bandera pirata. Imagino que después de tanto destrozo tenías una
nostalgia infinita de libertad y de pureza y esa sólo te la daba la
mar, que es el más allá de los laicos.
Faltaba el epitafio y lo puso tu
madre, Doña Pilar, con una imprecación que ha quedado para siempre en el
vocabulario político de España. «Harás cosas que me helarán el
corazón», le gritó al PSE guipuzcoano. Nos lo ha helado a todos.
Pero
así como a las Troyanas les consoló en su duelo ver el fin de quienes
aniquilaron a su mundo, la estirpe de los Atridas, a todos nos pareció
justo ver como ese magma de infamia, mal llamada socialista, ha
terminado en el cubo de la basura al igual que la IU de Madrazo.
Por lo que hace a ti, Joxeba, me dejaste el ejemplo, el recuerdo y la culpa.(...)
Carta a Joxeba Pagazaurtundúa, ex jefe de la Policía Municipal
de Andoain, de cuyo asesinato por ETA en esta localidad guipuzcoana se
cumplieron ayer 13 años. Su figura fue un ejemplo de coraje frente al
terror." (EL MUNDO – 09/02/16 – JOSÉ A. ZORRILLA, en Fundación para la Libertad)
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