"(...) Uno de los mejores análisis que conozco sobre el, digamos, acuerdo
de esclavitud es el siguiente. Es de José Luis Martín Ramos, un maestro
de muchos de nosotros (comunicación personal, enero de 2016).Es un poco
extenso pero vale la pena:
“Por muchas vueltas que le doy no
encuentro explicación política coherente a la decisión de la CUP.
Coherente a partir de lo que decían y pretender ser, claro está. No se
han pegado un tiro en el pie; lo han hecho sobre su cuerpo. Yo creo que
todos, empezando por ellos, habían entendido que el no a Mas no era un
veto personal, sino el no a un representante destacado de Convergencia,
un representante de la continuidad convergente; y en algún momento se
dieron nombres.
Han aceptado un nombre dado por Mas que es, hoy
por hoy, un hombre de confianza de Mas, ¿para guardarle la viña? Las
primeras respuestas al interrogante de por qué lo han hecho son muy poco
satisfactorias ¿Han tenido miedo a un castigo electoral? Pero, ¿no
estábamos ante un proyecto revolucionario, que no podía dejarse dominar
por el electoralismo? ¿Han tenido miedo a ser estigmatizados de
botiflers?
¿Tan poca confianza tienen en sus propias convicciones? Para
hacer lo del fin de semana, mejor que hubiesen investido a Mas el primer
día, sin tener que pasar por decir perdón y "prestar" sus
representantes al grupo parlamentario de JpS. Cuando han tenido en sus
manos dar el tiro de gracia a Convergència, y encarar un proceso
electoral en el que combatir en defensa de una proyecto independentista
revolucionario, han salvado a Convergència; que gana todo el tiempo y el
poder para refundarse tranquilamente -dentro de lo que cabe- y mantener
el hegemonismo en el espacio nacionalista, más allá de las aritméticas
electorales.
Increíble. ¿Incomprensible? En la explicación de su
decisión la "cúpula" de la CUP dice que ha apartado la piedra del
camino; es cierto, pero la piedra apartada no es Mas y CDC, sino ellos
mismos: ellos eran desde el 27S la piedra que tenía la clave del camino;
no lo han podido o querido ver”.
Prosigue Martín Ramos sobre esta supuesta incomprensibilidad:
“Su decisión no es incomprensible si los juzgamos por lo que hacen, no
por su propaganda; no tienen un proyecto independentista propio y, lo
que es peor, aceptan que sólo puede haber un proyecto independentista;
muchos de ellos se consideran marxistas, comunistas, pues ¡vaya
ejercicio de análisis de clase!
La única explicación política coherente
es que lo del independentismo revolucionario, de hoy, es un cliché, una
consigna de agit-prop, pero no un proyecto. No existe como tal. Yo
pensaba en la CUP en términos de orfandad del PSUC -poco original ahora,
pero lo dije desde el primer día-; ¿tendré que pensar en ellos en
términos de los hijos edipianos de Convergència?”
No reflexión final:
“La principal novedad de toda esta obra de enredo es la resurrección de
Convergencia. Y, de rebote, el freno a una ERC que ahora podrá seguir
creciendo sobre los errores de la CUP; pero lo tendrá más difícil en el
campo del nacionalismo centrista, si Más sigue saliéndose con sus
maniobras.
Que el conglomerado de "En Comú" tome nota; y espero que no
se equivoque intentando competir con ERC para disputarse los restos del
naufragio del independentismo revolucionario. Que abra su propio camino,
empezando por anclarse un proyecto social, blindado ante cualquier
tentativa de subordinación la nacionalismo triunfante”. (...)
Sobre el acuerdo secesionista de mando-y- subordinación, dos breves
reflexiones que nos pueden servir de guía. La primera desde el interior
de la organización herida, desde uno de los colectivos cupistas; la
otra, de un periodista crítico y siempre informado.
1. “Nos
intervienen políticamente… ¿Cómo es posible que se ate de pies y manos a
nuestros diputados?” . De Lluita Internacionalista
2. “La CUP,
en todo caso, y con la información hoy disponible, ha realizado,
fácilmente y con rapidez, un cambio radical en su trayectoria: de
proponer la unidad popular ha pasado a formar un frente nacional“. De
Guillem Martínez.
Transitando por la misma senda y partiendo de
la información disponible (no sé si hay nudos oscurecidos en un acuerdo
que empieza con una posible prórroga de presupuestos anunciada por el
vicepresidente económico)
1. El argumento de la justificación:
la dirección de la CUP afirma que no han contraído la obligación de
apoyar medidas contrarias a su ideología y que el compromiso con Convergència y Esquerra se limita al proceso soberanista.
¿Es eso? No es eso. La frase textual relacionada que se recoge en el
acuerdo es la siguiente: “Nos comprometemos a no votar en ningún caso en
el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso
y/o al derecho a decidir cuando esté en riesgo dicha estabilidad”.
Aparte del alfabestimo lógico-político de este y/o, con la disyuntiva
no excluyente es suficiente, la cosa parece más que evidente. La CUP se
compromete “a no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos
parlamentarios contrarios…”
En ningún caso, como se sabe o se debería saber, significa en ningún caso.
2. Sobre el grupo parlamentario: La CUP también asegura que mantiene a
sus 10 diputados y, por supuesto, un grupo con voz propia.
¿Cómo si no? Pero la formación tendrá que decidir quiénes serán los dos
diputados que se incorporarán a las reuniones de Junts pel Sí para
seguir de cerca su actividad en el Parlament. Los anticapitalistas
independentistas y revolucionarios de los Países Catalanes afirman que
solo participarán en la “dinámica parlamentaria” de la coalición de
Gobierno pero que no formarán parte de sus filas.
¡Pues menos
mal! ¿No parece esto, en la práctica, una especie de tamayazo pactado o
camuflado? Por lo demás, más allá de lo conocido, ¿hay vetos de
nombres?, ¿hay indicaciones sobre ellos? ¿Nos imaginamos a Anna Gabriel,
por ejemplo, formando parte de las reuniones del grupo de Junts pel sí? (...)
En resumen: después de convertir una elecciones en plebiscito, después
del mínimo del 55% de David Fernández, después de reconocer (don Antonio
Baños) haber perdido el plebiscito, después de conocer las heladas
aguas del cálculo egoísta durante más de tres meses, después de tratar
con el lago oscuro e impío de la fuerza y de sus cómplices, después de
ser conscientes de las posiciones de una gran parte de las clases
trabajadoras barcelonesas y metropolitanas, después de ser
menospreciados e insultados por una gran parte de los intelectuales
orgánicos del “proceso”, ¿se quiere seguir formando parte de un frente
neoliberal, secesionista y netamente antiespañol sin matices (Negrín,
Azaña, Ibárruri, Lorca y Machado en el mismo saco que Aznar, Franco,
Queipo de Llano y Arias Navarro) que conduce y guía al “pueblo catalán”
hacia no se sabe dónde?
¿Pero no se trataba de candidaturas de unidad
popular? ¿De qué unidad popular se hablaba? ¿Han cambiado el nombre?
¿CAFSN, candidaturas de apoyo al frente secesionista neoliberal? (...)" (Salvador López Arnal , Rebelión, 16/01/16)
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