18/1/16

Y la CUP se pegó un tiro apoyando al hombre de paja de Artur Mas, en nombre de la 'unidad popular'... ni más, ni menos

"(...) Uno de los mejores análisis que conozco sobre el, digamos, acuerdo de esclavitud es el siguiente. Es de José Luis Martín Ramos, un maestro de muchos de nosotros (comunicación personal, enero de 2016).Es un poco extenso pero vale la pena:

“Por muchas vueltas que le doy no encuentro explicación política coherente a la decisión de la CUP. Coherente a partir de lo que decían y pretender ser, claro está. No se han pegado un tiro en el pie; lo han hecho sobre su cuerpo. Yo creo que todos, empezando por ellos, habían entendido que el no a Mas no era un veto personal, sino el no a un representante destacado de Convergencia, un representante de la continuidad convergente; y en algún momento se dieron nombres.

Han aceptado un nombre dado por Mas que es, hoy por hoy, un hombre de confianza de Mas, ¿para guardarle la viña? Las primeras respuestas al interrogante de por qué lo han hecho son muy poco satisfactorias ¿Han tenido miedo a un castigo electoral? Pero, ¿no estábamos ante un proyecto revolucionario, que no podía dejarse dominar por el electoralismo? ¿Han tenido miedo a ser estigmatizados de botiflers? 

¿Tan poca confianza tienen en sus propias convicciones? Para hacer lo del fin de semana, mejor que hubiesen investido a Mas el primer día, sin tener que pasar por decir perdón y "prestar" sus representantes al grupo parlamentario de JpS. Cuando han tenido en sus manos dar el tiro de gracia a Convergència, y encarar un proceso electoral en el que combatir en defensa de una proyecto independentista revolucionario, han salvado a Convergència; que gana todo el tiempo y el poder para refundarse tranquilamente -dentro de lo que cabe- y mantener el hegemonismo en el espacio nacionalista, más allá de las aritméticas electorales.

 Increíble. ¿Incomprensible? En la explicación de su decisión la "cúpula" de la CUP dice que ha apartado la piedra del camino; es cierto, pero la piedra apartada no es Mas y CDC, sino ellos mismos: ellos eran desde el 27S la piedra que tenía la clave del camino; no lo han podido o querido ver”.

Prosigue Martín Ramos sobre esta supuesta incomprensibilidad:

“Su decisión no es incomprensible si los juzgamos por lo que hacen, no por su propaganda; no tienen un proyecto independentista propio y, lo que es peor, aceptan que sólo puede haber un proyecto independentista; muchos de ellos se consideran marxistas, comunistas, pues ¡vaya ejercicio de análisis de clase! 

La única explicación política coherente es que lo del independentismo revolucionario, de hoy, es un cliché, una consigna de agit-prop, pero no un proyecto. No existe como tal. Yo pensaba en la CUP en términos de orfandad del PSUC -poco original ahora, pero lo dije desde el primer día-; ¿tendré que pensar en ellos en términos de los hijos edipianos de Convergència?”

No reflexión final:

“La principal novedad de toda esta obra de enredo es la resurrección de Convergencia. Y, de rebote, el freno a una ERC que ahora podrá seguir creciendo sobre los errores de la CUP; pero lo tendrá más difícil en el campo del nacionalismo centrista, si Más sigue saliéndose con sus maniobras. 

Que el conglomerado de "En Comú" tome nota; y espero que no se equivoque intentando competir con ERC para disputarse los restos del naufragio del independentismo revolucionario. Que abra su propio camino, empezando por anclarse un proyecto social, blindado ante cualquier tentativa de subordinación la nacionalismo triunfante”.   (...)

Sobre el acuerdo secesionista de mando-y- subordinación, dos breves reflexiones que nos pueden servir de guía. La primera desde el interior de la organización herida, desde uno de los colectivos cupistas; la otra, de un periodista crítico y siempre informado.

1. “Nos intervienen políticamente… ¿Cómo es posible que se ate de pies y manos a nuestros diputados?” . De Lluita Internacionalista

2. “La CUP, en todo caso, y con la información hoy disponible, ha realizado, fácilmente y con rapidez, un cambio radical en su trayectoria: de proponer la unidad popular ha pasado a formar un frente nacional“. De Guillem Martínez.

Transitando por la misma senda y partiendo de la información disponible (no sé si hay nudos oscurecidos en un acuerdo que empieza con una posible prórroga de presupuestos anunciada por el vicepresidente económico)

1. El argumento de la justificación: la dirección de la CUP afirma que no han contraído la obligación de apoyar medidas contrarias a su ideología y que el compromiso con Convergència y Esquerra se limita al proceso soberanista. 

¿Es eso? No es eso. La frase textual relacionada que se recoge en el acuerdo es la siguiente: “Nos comprometemos a no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios al proceso y/o al derecho a decidir cuando esté en riesgo dicha estabilidad”.

Aparte del alfabestimo lógico-político de este y/o, con la disyuntiva no excluyente es suficiente, la cosa parece más que evidente. La CUP se compromete “a no votar en ningún caso en el mismo sentido que los grupos parlamentarios contrarios…” 

En ningún caso, como se sabe o se debería saber, significa en ningún caso.

2. Sobre el grupo parlamentario: La CUP también asegura que mantiene a sus 10 diputados y, por supuesto, un grupo con voz propia. 

¿Cómo si no? Pero la formación tendrá que decidir quiénes serán los dos diputados que se incorporarán a las reuniones de Junts pel Sí para seguir de cerca su actividad en el Parlament. Los anticapitalistas independentistas y revolucionarios de los Países Catalanes afirman que solo participarán en la “dinámica parlamentaria” de la coalición de Gobierno pero que no formarán parte de sus filas. 

¡Pues menos mal! ¿No parece esto, en la práctica, una especie de tamayazo pactado o camuflado? Por lo demás, más allá de lo conocido, ¿hay vetos de nombres?, ¿hay indicaciones sobre ellos? ¿Nos imaginamos a Anna Gabriel, por ejemplo, formando parte de las reuniones del grupo de Junts pel sí?  (...)

En resumen: después de convertir una elecciones en plebiscito, después del mínimo del 55% de David Fernández, después de reconocer (don Antonio Baños) haber perdido el plebiscito, después de conocer las heladas aguas del cálculo egoísta durante más de tres meses, después de tratar con el lago oscuro e impío de la fuerza y de sus cómplices, después de ser conscientes de las posiciones de una gran parte de las clases trabajadoras barcelonesas y metropolitanas, después de ser menospreciados e insultados por una gran parte de los intelectuales orgánicos del “proceso”, ¿se quiere seguir formando parte de un frente neoliberal, secesionista y netamente antiespañol sin matices (Negrín, Azaña, Ibárruri, Lorca y Machado en el mismo saco que Aznar, Franco, Queipo de Llano y Arias Navarro) que conduce y guía al “pueblo catalán” hacia no se sabe dónde?

 ¿Pero no se trataba de candidaturas de unidad popular? ¿De qué unidad popular se hablaba? ¿Han cambiado el nombre? ¿CAFSN, candidaturas de apoyo al frente secesionista neoliberal? (...)"          (Salvador López Arnal , Rebelión, 16/01/16)

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