25/11/15

Las bases sociales del movimiento independentista son las clases medias atomizadas, despolitizadas y castigadas por la crisis que ven en la construcción del Estado propio la panacea para todos sus males

"(...) Las bases sociales del movimiento independentista son las clases medias atomizadas, despolitizadas y castigadas por la crisis que ven en la construcción del Estado propio la panacea para todos sus males.

Además, el secesionismo da libre curso a pulsiones de superioridad étnica y social, pero también a la hispanofobia que se ha ido acumulando de modo latente durante el pujolismo y que la torpeza de la gestión del PP ha alimentado hasta extremos inquietantes.

El proyecto separatista ha propiciado un movimiento de unificación ideológica máximo de estas capas sociales en torno a entidades cívicas como la ANC y donde los medios de comunicación públicos de la Generalitat y los privados afines juegan un papel fundamental, pues a mayor atomización más importante es el papel de los medios.

Este movimiento de unificación se ha traducido políticamente en la candidatura de Junts pel Sí, donde las diferencias políticas en el eje social se subsumen en un mensaje independentista simple y binario.

Por el contrario, en el bloque no independentista no se ha producido este movimiento de unificación y las diferencias políticas en el eje social continúan operativas, lo cual impide la formación de un frente del no.

A la atomización y desestructuración de la clase trabajadora catalana provocada por décadas de paro y subempleo, se añade la exclusión lingüístico-cultural iniciada en el pujolismo, que adoptó carta de naturaleza con la inmersión lingüística y que ahora se ha exasperado con el proceso soberanista.

No obstante, el éxito de Ciutadans en los dis- tritos obreros, donde tradicionalmente se imponían PSC e ICV-EUiA, indica que la presión secesionista puede provocar a medio plazo un movimiento de unificación semejante en clave españolista, con lo cual se darían todos los elementos para el enfrentamiento social.

¿Soberanismo antidemocrático?

La lista de Junts pel Sí planteó unos comicios en el límite de lo admisible en una sociedad democrática. No sólo por mezclar unas elecciones parlamentarias con un plebiscito en el que, contra toda lógica, sólo valdrían los escaños, beneficiándose de la sobrerrepresentación de los distritos nacionalistas de la Cataluña interior. (...)

De hecho, las diferencias internas impidieron que Junts pel Sí pudiese presentar un programa, sino sólo doce puntos genéricos. De igual modo se convocaron las elecciones a principios de agosto, un mes políticamente inhábil, para evitar un debate en profundidad sobre las ventajas e inconvenientes de la secesión y la campaña se inició coincidiendo con la Diada Nacional, ampliamente cubierta por la televisión pública catalana para aprovechar al máximo la subida de la adrenalina patriótica.

Se trata, pues, de una calculada retorsión para lograr que una minoría de en torno al 35% o 40% del censo se transmutase –favorecida por la ley electoral– en una mayoría absoluta parlamentaria. De hecho, los votos a favor de las dos listas independentistas, 1,9 millones, casi coinciden con los 1,8 millones de votos obtenidos por la opción Sí-Sí en la consulta del 9N. (...)

Este carácter escasamente democrático de los procedimientos del movimiento soberanista se elude insistiendo en la negativa del gobierno español en convocar un referéndum de autodeterminación (“derecho a decidir” en el lenguaje secesionista) y en la ausencia de ofertas para Cataluña desde el otro lado del Ebro.

No obstante, cuando estas ofertas llegan son ninguneadas y despreciadas, como ocurre con las propuestas de reforma constitucional del PSOE o de Podemos respecto a la apertura de un proceso constituyente, donde se reconocería la plurinacionalidad del Estado y el referéndum de autodeterminación. (...)

De alguna manera, a CSQP se han trasladado las ambigüedades de ICV-EUiA respecto a la cuestión nacional, tanto es así que su cabeza de lista, Lluís Rabell, a pesar de su insistencia en el “derecho a decidir” fue incapaz de responder a cual sería su opción en un referéndum de auto- determinación y no pudo ocultar su condición de criptoindependentista.

Esta indefinición, en unos comicios sobredeter- minados por la cuestión de la independencia, y con unas bases sociales mayoritariamente no secesionistas, han propiciado los pésimos resultados electorales que comprometen las opciones de Pablo Iglesias en legislativas de diciembre. (...)"

(A. Santamaría: 27S Entre el empate infinito y la ingobernabilidad (publicado en El Viejo Topo nov. 2015), en Armando Fernández Steinko, 03/11/15)

No hay comentarios: