1/10/15

¿Podría decirse que la burguesía catalana se siente expulsada de la oligarquía española?

"(...) por primera vez en la historia del catalanismo hay un importante sector de la sociedad catalana que quiere una Catalunya independiente. Esto no había sucedido nunca. Por lo tanto estamos ante un giro total. ¿Se rompe con España sí o no? ¿Y qué tipo de ruptura? 

No sé si mucha gente, sobre todo los politicos, son conscientes o tienen noción de la importancia de una ruptura tan radical, porque separarse del resto del Estado con el que hemos estado vinculados (...)

La gran diferencia con hace 100 años es que entonces Catalunya era la fábrica de España, el gran centro industrial, y Madrid, con la clase política, era un centro burocrático y administrativo, con una capacidad económica muy reducida, el Estado y poca cosa más. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos años del franquismo y sobre todo en el proceso de transición a la democracia. 

 Tanto el PP como el PSOE han consolidado Madrid como la capital del capital financiero, administrativo y politico vinculado a las grandes multinacionales y se ha generado eso que podemos llamar una casta, una élite u oligarquia, constituída por una mezcla de dirigentes políticos, altos cargos de la administración, las grandes compañías financieras internacionales y españolas, las grandes multinacionales. 

Un bloque de poder con el cual han generado un modelo de funcionamiento y control económico y fiscal y administrativo, que sería inviable si Catalunya se fuera de España.

¿Podría decirse que la burguesía catalana se siente expulsada de la oligarquía española?

Lo que ha pasado hay que verlo en la evolución de las inversiones extranjeras en España. La primera Comunidad es hoy Madrid, con el 30%, pero gran parte de ellas son de empresas que sólo tienen la sede en Madrid y su producción en Catalunya o el País Vasco. 

Hay una centralización de las decisiones económicas, a comisión, como es lógico. Y ese bloque de poder en Madrid, que es muy variado, no está dispuesto a ceder lo más mínimo. Han creado un sistema en el que los vascos se han salvado con su convenio económico, pero en el que Catalunya ha de estar subordinada y financiar los servicios de los otros, con la complicidad del PSOE.

¿Por qué también el socialismo?

Es lo que le permite hacer el tipo de política social que hace en Andalucía, Extremadura y otras zonas que domina. El modelo andaluz sería inviable si esto cambiase. Está ligado a un clientelismo muy difícil de desmontar.

¿No sigue habiendo entidades catalanas que tratan de mantenerse dentro de esa oligarquía, como La Caixa?

La Caixa juega a formar parte de esa oligarquía, es significativo que ante el proceso catalán no ha dicho ni pío. Está en contra, pero no se atreve a decirlo. Hoy tiene ya más intereses fuera de Catalunya que dentro y en un momento de crisis ya veríamos como actuaría.

Se dice que ésta y otras grandes empresas catalanas están estudiando trasladar su sede a Madrid si prospera la independencia. Sabemos que algunas, para las que el mercado español es el trampolín a América Latina, como Mango, se sentirían muy afectadas.

La gran mayoría de las grandes empresas tienen miedo, porque delante de la incertidumbre suelen ser muy conservadoras. Pero luego hay un gran tejido de empresas catalanas pequeñas y medianas, sobre todo nuevas, muy vinculadas a empresas de servicios y producción muy especializada, cuyo mercado básico en este momento es internacional, sobre todo la UE.  (...)

¿Cómo explica que el independentismo haya crecido tanto en los últimos cuatro años?

Ha sido sorprendente. Sobre todo al encontrar gente de la que nunca lo habrías pensado. Mi asesor fiscal, que es hijo de un inspector de Hacienda español e hispanohablante, es independentista. Es un independentismo práctico. El independentismo que está surgiendo no es ideológico, ni identitario, ni nacionalista. Son nacionalistas por exclusión. Nos han convertido en independentistas, no en nacionalistas, lo que es diferente. (...)

¿El discurso victimista de Mas no ha podido calar en una juventud sin trabajo ni perspectiva? ¿Repetir tanto “España ens roba”, no sirve para hacer creer que todos los problemas vienen de España y de que se resolverán saliendo de España?

Es evidente que algunos políticos, y no sólo Mas, han planteado la idea de que el día que seamos libres lo resolveremos todo, como si fuera una verdad y cuestión de fe. Esa forma de vender la independencia como una forma de paraíso creo que es bastante denunciable y de una demagogia notable. Pero hoy la crisis es un caldo de cultivo para todo tipo de reacciones. 

Podemos es una reacción contra la crisis social y contra la parálisis de la vida política llena de políticos corruptos y que en lugar de hacer políticas sociales para atenuar la crisis se han dedicado a enriquecerse y a gestionar en función de otros intereses. No ha de extrañar que en este caldo de cultivo haya gente que crea y diga que si hay un cambio radical como una Catalunya independiente habrá mas posibilidades de resolver los problemas. Pero esto dependerá de quien gestione y como lo gestione. Aqui, en España y en Grecia. (...)

Los catalanes están muy divididos. ¿Con qué votación podría irse a la independencia?

Si la mayoría de los catalanes no quieren, es evidente que no debe hacerse. Yo creo que no hay bastante con el 50% más uno. No quiero hablar de porcentajes, pero un proceso como éste requiere una mayoría amplia de los que se deciden. Los que se abstienen se abstienen, por tanto quiere decir que no les interesa. (...)

Caso de llegar a proclamarse la independencia, ¿no podría llevar a una quiebra dentro de la misma sociedad catalana como la que se vivió durante y tras la Guerra Civil, con una parte que se siente sometida a un nuevo orden no deseado?

Las tensiones de ahora son muy diferentes. La sociedad de los años 30 era muy violenta, primero con la represión republicana, luego la franquista, que dejaron heridas muy abiertas. Afortunadamente esto ya está superado. No descarto que haya tensiones y amplios sectores de la sociedad que puedan sentirse incomodados y que incluso adopten actitudes hostiles hacia la nueva situación.

 Por ello, si gana la votación a favor de la independencia, ésta ha de ser muy generosa con los que no la comparten, y no ha de considerarlos unos apátridas, o considerar que hay los catalanes y los otros, sino decir a éstos hemos de ganárnoslos a base de lo que hagamos. La gente, al final, hace balance en función de cómo le ha ido. (...)"                 (Entrevista a Borja de Riquer, Público, 20/09/2015)

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