"(...) Nos lo dicen aún sin representar una clara mayoría en la población. Se
sabe que la independencia gana de largo en los municipios pequeños pero
no en los grandes. El sistema de reparto de votos en Cataluña donde cada
circunscripción cuenta diferente ayuda de forma clara al secesionismo,
así que con algunas trampas legales y otras ilegales, el secesionismo se
abre paso entre la democracia española miedosa de ejercer su papel.
Yo te digo, amigo independentista, que así no conseguiremos nada, ni
como catalanes ni como personas de buena fe. Si quieres hacer algo
grande, debes empezar a pensar por ti mismo. Debes cuestionarte lo que
otros en sus minicúspides te cuentan. (...)
Las recetas fáciles, como el "espanyaensroba" o "jo vull ser lliure",
así como de otras similares creadas por un regimiento de técnicos en
marketing, son recetas de cuentos de hadas, fáciles de entender y en su
mayoría de casos de una frivolidad absoluta. Están pensadas para que te
actives y te lo creas, no para que lo razones, amigo.
La ilusión de un Estado catalán es una maravillosa dopamina para un
cerebro mediocre, de razonamiento automático y salpicado por una de las
más largas crisis económicas globales de los últimos 50 años.
Cuando pides "ser libre" a gritos o tener "derecho a decidir" y
denuncias a un sistema democrático europeo, es importante recordarte que
es ese mismo sistema el que te permite ejercer tales demandas.
Tirándole piedras a la Constitución española demuestras tu ignorancia
infantil en lo relativo a las palabras libertad y democracia.
Esa misma
democracia a la que le reprochas tu falta de libertad es la que te ha
permitido quejarte, manifestarte, opinar sin ser perseguido o por
ejemplo, imponer nuestra maravillosa lengua catalana en nuestro sistema
educativo (por cierto, en un porcentaje bastante más alto que la lengua
española).
Esa misma e infame democracia totalitaria española, según tú, es la
que con la ley en la mano no te permite ejercer consultas de
autodeterminación y aunque tú las hagas saltándote la ley, ella mira
hacia otra parte como un benévolo padre toleraría algunas travesuras de
sus hijos. Amigo independentista, sabes que nunca quisiste consultar
nada sino imponer, por eso ahora hablas de acciones unilaterales. (...)
Nunca haremos nada grande como catalanes de buena fe si nuestros
sentimientos para crear un Estado surgen de minorías o de mayorías
parlamentarias puntuales, de la crítica a otros o de actitudes
victimistas. Yo sería el primero en apoyar una Cataluña independiente si
lo que me cuentan tuviese un mínimo de veracidad, pero por desgracia no
la tiene.
¿Acaso crees que los catalanes que no estamos a favor de la
independencia no estaríamos encantados con una cálida Suiza en el sur de
Europa? Por supuesto que sí, pero los cuentos de hadas no existen y un
diccionario es el único lugar donde encontrarás la palabra "éxito" sin
esfuerzo.
Mírame a los ojos y dime convencido que realmente Cataluña es
sustancialmente mejor que el resto de España. Que somos genéticamente
diferentes y que hemos sido peor tratados que el resto, mírame a los
ojos y por favor no bajes la vista. Dime la verdad. Si de verdad lo
crees, me darás razones de peso y yo mismo firmaré tu solicitud y te
dejaré ir porque yo tampoco quiero forzar a nadie a estar a mi lado si
no quiere. (...)
¿has vivido alguna vez en una dictadura de verdad? Yo sí, por eso sé de lo que te que hablo, amigo independentista.
Nunca como catalanes crearemos algo desde el miedo, desde el señalar a
España como el centro de todos nuestros males, de airear las miserias
españolas al resto del mundo, de ocultar las nuestras, de comprar medios
de comunicación o de enorgullecernos de abuchear a un monarca.
No todo vale amigo independentista. No puedes silbar a un monarca, no
puedes y punto. No por el insulto hacia él, sino por ti mismo y la
pérdida de tu integridad. Si es tu monarca, me das a entender que no te
respetas a ti mismo y si es el de tu país vecino me demuestras que no
tienes sentido de la educación, del tacto, de las relaciones ni del
respeto por otros. ¿Cómo vas a crear un Estado nuevo serio con esa
bajeza moral? Medítalo, amigo independentista. Otros te dirán los mismo
desde otras latitudes del mundo.
Prosperaremos como catalanes cuando volvamos a nuestras raíces, a lo
que siempre hemos sido: catalanes universales. Aquellos comerciantes
insaciables, sin tiempo para la crítica hacia otros, con tiempo para
crear y emprender. Sin reproches, sin servilismos políticos, sin
subvenciones, sin excusas pero con ideas y proyectos.
Los que no
hablaban de otros sino que hablaban de sus experiencias, ideas y logros.
Los que se movían, no los que pretendían estancarse. Los del océano, no
los de la pecera. Los que se arriesgaban en Europa, América, Cuba o
Filipinas a crear negocios y a aprender de otros.
Ellos se comunicaban en español, francés, inglés y cuantas lenguas
fuesen posibles con tal de ganar una 'pela' más y no por eso dejaron
jamás de contar cuentos a sus niños en catalán, ni de amar en catalán ni
de pensar en catalán. Esa era su grandeza y su virtud. Esos catalanes
dedicaron su vida al trabajo, la seriedad, la austeridad y al seny.
Admirados y respetados por méritos propios allí donde iban. Ellos eran
nuestra gente, su ADN tenía color de lo español, gusto de lo catalán, y
tacto de lo universal. (...)"
(Jorge Mongay, profesor en el area de Economía y Empresa de la Universitas Pelita Harapan en Jakarta (Indonesia), en Crónica Global, 09/09/2015)
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