"(...) ¿por qué trampea Artur Mas?, ¿por qué no asume con todas las
consecuencias ese carácter plebiscitario del 27-S y establece la línea
del éxito o del fracaso en la mayoría absoluta de votos populares en vez
de en la de escaños?(...)
Digo que el president de la Generalitat trampea. Efectivamente: el coste
de cada diputado es muy dispar según qué circunscripción. En Barcelona
es de 48.000 sufragios; en Tarragona y Girona, de 30.000 y en Lleida, de
20.000.
Es evidente la infrarrepresentación de Barcelona que es la
provincia con menor penetración independentista. Mas está jugando con un
ventajismo que deslegitima sus pasos posteriores si son los que se
pretenden en su hoja de ruta y una razonable negociación. (...)
Lo más grave, sin embargo, es la incoherencia de Artur Mas. Tengo
ante mí, mientras redacto estas líneas, la página 16 del diario El País
de 25 de septiembre del 2010. Ha llovido mucho, desde luego, pero no
tanto como para que al president de la Generalitat se le haya podido
olvidar.
El titular a cuatro columnas y entrecomillado era del siguiente
tenor literal: “El derecho a decidir lo tendrían que apoyar más del 60%
de los catalanes”. En el cuerpo de la entrevista, el presindent es
todavía más explícito: “El futuro de Cataluña para ir bien, para que sea
un futuro claro, tendría que ir a mayorías superiores a un 60%”.
La
hemeroteca juega estas malas pasadas –o buenas, según se vea– que
retratan a los políticos y sus incoherencias. Porque si Artur Mas
estimaba hace cinco años que para que Catalunya tuviera un futuro claro
eran necesarias mayorías “superiores al 60%”, ¿qué es lo que ha cambiado
para que ahora no estén indicadas esas mayorías como entonces?
Se aducirá que el 27-S no es un referéndum. Cierto. Un referéndum es
un plebiscito, un sí o un no. Y como lo es ¿por qué Junts pel Sí lo
asume como tal pero lo interpreta en sus resultados como unas elecciones
ordinarias?
El planteamiento carece de lógica y, de mantenerse como
parece, afectará muy seriamente a la legitimidad –concepto enlazado con
la legalidad pero que lo supera– de la política catalana próxima si las
listas independentistas obtienen una victoria por mayoría absoluta de
escaños pero no en voto popular.(...)" (Las mayorias y el 27-S, de José Antonio Zarzalejos, La Vanguardia, en Caffe Reggio, 20/09/2015)
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