"(...) El efecto frontera (“Border Effect”)
Es bastante evidente que la ausencia de fronteras favorece los
intercambios comerciales, y su existencia reduce los intercambios y
dificultan el comercio (incluso si no existen aranceles), en el ámbito
de una unión económica como la Europea.
Los lander alemanes, comercian entre sí tres veces más que con el
resto de países de la Unión Europea. Y en Francia el ratio es aún
superior, las regiones francesas negocian entre ellas ocho veces más que
con el resto de la Unión Europea.
Es muy elocuente que las empresas de Cataluña vendan al resto de
España once veces más que a las empresas del mediodía francés, a pesar
de ser dos regiones similares.
Las experiencias históricas de secesión nos han enseñado que la
separación de un territorio reduce las relaciones comerciales entre un
25% y un 70% entre las partes de un país que se fragmenta, como
consecuencia del efecto frontera.
En Checoslovaquia, las empresas eslovacas y checas vendían al otro
lado de la frontera un 65% menos que antes de la separación, a pesar de
que para evitarlo se estableció una unión comercial y aduanera. En pocos
años las ventas de las empresas al otro territorio acabaron cayendo dos
tercios respecto a cuándo formaban parte del mismo país.
La
independencia de Lituania y Letonia redujo el comercio entre ambas un
55% y la independencia de Eslovenia y Croacia redujo el comercio entre
ambas un 61% Incluso dentro de la Unión Europea las fronteras políticas nacionales
son una barrera muy importante para el comercio, contrariamente a lo
que se suele pensar.
Por ejemplo, las empresas catalanas venden anualmente al resto de
España, unos 44 mil M€, 5 veces más que a Francia que le venden 9,8 mil
M€, a pesar de que ésta tiene más habitantes, más PIB y más capacidad de
compra que España y las distancias geográficas son similares.
Si las empresas de Cataluña sólo vendieran en el resto de España lo
mismo que venden a Francia, sus ingresos se desplomarían en unos 34 mil
M€ anuales, lo que afectaría al empleo y a la riqueza de la economía
catalana.
La secesión reduciría los Flujos Comerciales con el resto de España
en un 45%, desde el actual 9,7% del PIB hasta el 5,4%. Con el exterior
el déficit actual del 4% aumentaría hasta un 7% del PIB. El efecto
frontera reduciría el saldo comercial global positivo de Cataluña que
pasaría del 4 % del PIB a un déficit del 3%.
La más que segura deslocalización de empresas y la caída de la
inversión extranjera directa, motivada por el efecto frontera, pondría
en peligro uno de cada seis empleos existentes en la actualidad en
Cataluña, 2,8 millones en la actualidad.
Como consecuencia, la caída de cotizantes, incrementaría el déficit
actual de 2,7 mil M€ en otros 2,8 mil M€, el 1,5% del PIB, el ratio
afiliados/pensionistas pasaría de 1,7 a 1,5, inferior a la tasa actual
en España, que es 1,8 y el déficit por el pago de prestaciones de paro
subiría en 4,5 mil M€.
En una hipotética Cataluña separada del resto de España las pensiones
caerían un 5.8% al no poder contar con las aportaciones de la Seguridad
Social estatal. La pensión media de un pensionista catalán bajaría en
50 euros mensuales, pasando de los 861,5 euros actuales a 811,3 euros,
que en términos anuales, equivale a una disminución de 703, 5 euros. (...)
Ventas de Cataluña al resto de España
Ya hemos visto que España es el principal mercado de Cataluña, que en
términos absolutos lidera el comercio interior de bienes en España,
doblando prácticamente a la Comunidad de Madrid, que es la segunda.
Según datos del Centro de Predicción Económica (CEPREDE), establecer una
barrera política, comercial y económica entre las empresas catalanas y
su principal cliente supondría pérdidas importantes para las mismas.
Para el Ministerio de Asuntos Exteriores, la combinación del efecto
frontera y de un eventual boicot a los productos catalanes, produciría
una caída de las ventas de Cataluña al resto de España de un 50%, si
esto es así, y todo lo demás permanece igual, las exportaciones totales
de Cataluña caerían un 25%. Dado que las exportaciones totales de
Cataluña suponen el 66% de su PIB, al caer las exportaciones un 25%, la
caída del PIB se situaría en torno al 10%.
Si a esto se le añade el descenso de las exportaciones al resto del
mundo como consecuencia de la salida de la UE y una posible
deslocalización de empresas, la caída del PIB podría alcanzar el 20%.
Salida de la Unión Económica y Monetaria (UEM)
El efecto sobre el saldo comercial podría ser aún más desfavorable
por la reducción de ventas derivada de la incertidumbre asociada a tener
una moneda distinta y de las variaciones del tipo de cambio. Posiblemente,
los importadores de la eurozona mostrasen una preferencia por productos
sustitutivos del resto de España o de otros países de la zona euro, con
los que comparten moneda.
Saldo comercial
Además, si bien es cierto que Cataluña exporta cada vez más, su saldo
exterior refleja un déficit que tradicionalmente ha compensado con el
saldo positivo de su comercio con el resto de España, lo que dejaría de
ocurrir.
Deslocalización
A la reducción de las exportaciones de Cataluña por los motivos
expuestos anteriormente, habría que añadir el efecto ya mencionado de la
deslocalización de empresas con la consiguiente caída de las ventas al
exterior: (...)
El impacto para España de una secesión de Cataluña sería muy
importante, porque supondría una pérdida de golpe de aproximadamente el
20%, de su Producto Interior Bruto, con la consiguiente disminución de
peso relativo en la UE. Pero el efecto sobre Cataluña, sería realmente
catastrófico, porque no podría mantener su estructura actual y tendría
que reducir servicios y aumentar impuestos, sacrificando como mínimo, a
una generación de catalanes.
Los antecedentes históricos y la realidad actual, no justifican en
pleno siglo XXI, la independencia de Cataluña, y los efectos económicos y
políticos asociados, sobre la balanza comercial, el sector exterior, la
deuda, la financiación y la inversión, producirían un descenso del PIB
catalán también de alrededor del 20%, sin considerar la inestabilidad
financiera, la fuga de capitales, la nueva moneda ni los servicios
necesarios del nuevo Estado. " (
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