"(...) En cualquier independencia la 'nacionalidad de los nacidos' en el
territorio segregado se convierte en bloque al nuevo país. No
confundamos residencia con nacionalidad. Es decir, si somos 7,5 millones
de personas residentes en Cataluña, unos 5 millones --todos los nacidos
en Cataluña-- pasaríamos de forma automática a ser catalanes, y el
resto --2,5 millones-- serían extranjeros.
Entre estos, 1,3 nacidos en
el resto de España y 1,2 en otros países. Por lógica, estos no tendrían
de primeras la nueva nacionalidad catalana. En un futuro, pero
atendiendo a unos requisitos --también desconocidos-- se intuye que
podrían tenerla.
Un dato muy desapercibido pero clave es que en ese supuesto caso de
una DUI, como indica Artur Mas, el astuto, habría una posterior votación
(en 18 meses) para concretar esa independencia donde por lógica sólo
votarían los ciudadanos catalanes. Es decir, de esos 5 millones, un
censo de menos de 4 millones.
Con los datos y las movilización
independentista, en esas hipotéticas futuras elecciones podrían tener un
respaldo del 70-80% de los votos. Un truco ciertamente astuto en la
política de hechos impuestos por Mas.
Pero hay un tema más delicado. Más de un 'nuevo nacional catalán'
querrá conservar su nacionalidad española. En la sociedad actual, por
mucho que algunos no lo vean, se tiende a eliminar las dobles
nacionalidades. Implican, además, convenios inexistentes a día de hoy.
Por ello, tener la nacionalidad española para alguien nacido en Cataluña
requerirá renunciar a la catalana.
Y aquí hay la trampa más sucia,
cruel y ética del procés. Si la hipotética ley catalana para
renunciar a la nacionalidad sigue el modelo español --dicho de paso, el
de cualquier país europeo-- esta renuncia a la nacionalidad catalana
deberá ser "siempre que el interesado lo haga expresamente, tenga otra
nacionalidad y resida habitualmente en el extranjero".
Es decir, ser español --especificamos que habiendo nacido en alguna
de las cuatro provincias catalanas-- implicará irse de Cataluña.
Técnicamente, residir en el extranjero. Algunos aún creen que renunciar a
las nacionalidades es algo opcional que uno va por el mundo haciendo
libremente. En un proceso como el actual NUNCA ha sido así. Y siempre se
ha estilado el pase en bloque de los ciudadanos nacidos en ese
territorio como primera medida. Más adelante habrá leyes para perfilar
mejor ese cambio.
En todo caso, queda claro que, si hubiese independencia, quien no
quiera disponer de la nacionalidad catalana, habiendo nacido en
Cataluña, deberá irse del nuevo país. Algunos lo podrán llamar
democracia de elección personal. Otros lo podrán llamar limpieza étnica.
Otros, leyes, y otros se cabrearán con el personal. Pero, eso, guste o
no guste, es una de las cosas que vamos a votar el próximo domingo.
Curiosamente, quien lo va a aplicar --Junts pel Sí-- ni lo explica ni
tiene visos de querer explicarlo. Pregúntense por qué." (Carles Enric López , Crónica Global, 18/09/2015)
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