"(...) El acuerdo alcanzado a comienzos de esta semana entre Artur Mas y
Oriol Junqueras con las asociaciones independentistas catalanas podría
darles la mayoría absoluta en las elecciones del próximo 27 de
septiembre.
El detonante del pacto fue un sondeo recogido por La Vanguardia
el pasado fin de semana, que pronosticaba que sólo mediante su unión
los independentistas tendrían opción de alcanzar la mayoría absoluta. El
sondeo sirvió de acicate para salvar las diferencias ente Mas y
Junqueras, que se reunían ese domingo.
El compromiso es una huida hacia delante de Artur Mas, que con su
aventura soberanista ha destruido su partido, Convergencia Democrática
de Catalunya (CDC), y quemado los puentes del entendimiento con el
Estado español. Es difícil entrever el resultado con dos meses de
antelación. Pero está por ver que el pequeño empresario, tradicional
apoyo de CiU, vaya a votar a una plataforma integrada por partidos de
izquierda.
Mas está más solo que la una, como se vio este jueves en el
funeral por Leopoldo Rhodes, con los afilados arcos góticos de la
basílica de Santa María del Mar como telón de fondo, en el que la
burguesía catalana lo ninguneó.
El motivo de tanto rechazo e indignación con el aún president es porque el proceso soberanista tiene un coste altísimo y conduciría a una especie de ‘cat-exit’ al estilo del ‘Grexit’ griego. (...)
El euro que promete el president es un papelito sin apenas valor,
como el dólar en Venezuela o en Argentina. Isidro Fainé abrió el camino
para llevar la sede de La Caixa a Madrid; el Sabadell o el grupo Planeta
han advertido de que se irán, al igual que el grupo industrial de La
Caixa, que factura más fuera que dentro de la comunidad autónoma.
¿De qué vivirá Cataluña si desaparecen las alrededor de 3.000
multinacionales domiciliadas en su territorio? ¿Qué empresas
genuinamente catalanas tirarán de su economía? Algunos sueñan con ser
una pequeña Suiza o un centro financiero internacional, en un mundo
donde se libra una fiera batalla entre los paraísos fiscales para
sobrevivir a la creciente presión para regularizarlos. (...)" (El Economista.es, 18/07/2015)
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