3/5/15

La independencia catalana es la respuesta egoísta de las clases medio altas urbanas en alianza con el nacionalismo identitario de las comarcas interiores

"(...) El 9-N fue una victoria personal de Artur Mas por su astucia en llevarlo hasta el final, pero puso a las claras dos cosas. Que era falso que el 80% de los catalanes quisiera decidir tal cosa y que no existe una mayoría social independentista.

 La radiografía de la consulta, en cuanto a participación y resultados por municipios, desveló que la secesión era la respuesta egoísta de las clases medio altas urbanas en alianza con el nacionalismo identitario de las comarcas interiores. Lo absurdo era que desde la izquierda se bailara a la comba del derecho a decidir. 

Pues no permitía que el debate social aflorara en Catalunya con la intensidad que lo hacia, por ejemplo, en Madrid contra las privatizaciones y los recortes, y servía para tapar la desastrosa gestión de las finanzas del Govern o la corrupción de la etapa Pujol.  (...)

El problema, pues, no está en la realidad sino en la psicología de Mas, que se resiste a reconocer que ha emprendido un viaje a ninguna parte, entre otras razones porque siempre creyó que, aun fracasando, le iba a salir gratis. Ayer echó mano de la heroicidad del santo contra el malvado dragón que no deja que Catalunya sea libre. Un ejemplo más de la ofuscación en la que vive el nacionalismo. (...)"              (Joaquín Coll, El Periódico, 24/04/2015)

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