El presidente de SCC, Josep Ramon Bosch / FOTO: S.F.
"(...) ¿Ha contribuido SCC a evitar que la calle sea territorio exclusivo de los secesionistas, con sus carpas y con sus actos públicos?
No es fácil, pero intentamos montar todos los fines de semana
diversas carpas por toda Cataluña, asistimos a concentraciones y actos,
damos información y tenemos presencia pública. Pero todavía no hemos
conseguido una normalización porque cuando algunas personas detectan a
miembros de Societat Civil Catalana rápidamente son acosadas. Pero poco a
poco vamos consiguiendo que se acepte que la calle es de todos, que es
de lo que se trata.
La entidad ha estado desde el minuto cero en el punto de mira
de los medios pro-proyecto independentista. ¿Han pagado un precio por
su oposición a los planes secesionistas?
Sí que hemos pagado un precio. Somos gente que no nos dedicamos a
esto, tenemos nuestra vida distinta a la política y somos personas
insertadas en la sociedad civil. Y cuando te significas fuera de lo que
se considera políticamente correcto dentro del mundo del nacionalismo,
en el que hay tanto tonto útil y tanta gente que vive de esto, entonces
te señalan por la calle y te acusan casi de todos los crímenes de lesa
humanidad.
No hay piedad...
No es fácil, afecta a tu vida personal, familiar y social. Pero hemos de estar por encima de estos ataques, aunque hacen daño. (...)
El pasado fin de semana SCC hizo una campaña en el Camp Nou reivindicando lo que es obvio, que hay muchos barcelonistas que no son independentistas.
La mayoría de seguidores del Barça, en Cataluña, no son
independentistas, son catalanistas. Pero no solo hay barcelonistas aquí,
los hay en el resto de España y en todo el mundo. Ya dijo un dirigente
culé que el Barça era más que un club. Pero pensamos que ha de estar al
margen de movimientos identitarios y limitarse a ser un equipo de fútbol
que representa a mucha gente, porque la gran mayoría de ellos no son
secesionistas.
(...) ahora estamos en una época en la que la manipulación de los
sentimientos es muy intensa, y el Barça ha sido un factor de primer
grado manipulado por el movimiento independentista. No hemos de olvidar
que el pujolismo, desde siempre, ha tenido el palco del Barça como gran
objetivo, para intentar coparlo al máximo. Y ha llegado el momento de
decir basta, hay que convencer a los culés que más allá de la política
hay otras cosas. (...)
Además de la persecución mediática, SCC ha sufrido también el
acoso institucional de algunos partidos políticos, tanto en la Cámara
autonómica como en Bruselas, intentando criminalizarla. ¿Es de recibo
que en una democracia pasen estas cosas?
Estamos en una tierra que vive una gran anomalía política. Cuando no se está a favor de lo que el teórico mainstream
catalán decide, te persiguen. Y nosotros hemos sido perseguidos por
grupos independentistas, y en este caso concreto con la colaboración
entusiasta de una parte de ICV, que es lo más triste y lamentable. Pero
tampoco queremos hacer más 'casus belli' de un tema que tiene corto
recorrido.
¿Cuándo el Parlamento Europeo premió a SCC que sintió?
Una gran satisfacción y una responsabilidad importante, lo recibimos
como un premio concedido a una asociación española, porque tenemos ese
carácter, somos catalanes y nos sentimos españoles, y representábamos a
muchísimos españoles que quieren seguir viviendo en la misma casa común.
¿Hubiera sido posible un premio en 2010 para una entidad que defendiera el proyecto común en Cataluña?
Era inimaginable hace cinco años, pero hace dos también. Las cosas
han cambiado bastante y puedo asegurar que van a hacerlo mucho más en
los próximos meses. Vamos a extender nuestra voz para que sea cada vez
más potente en Cataluña.
¿El suflé independentista se acabó?
En absoluto, sube y baja, pero es cierto que el independentismo no
tiene futuro. No puede ganar, pero no porque lo diga yo, sino porque lo
han manifestado todos y cada uno de los líderes europeos y todas las
personas con la que hemos hablado a nivel internacional. Lo tienen muy
claro, es inviable.
Incluso los mismos independentistas saben que no es
posible. Pero hay que tener en cuenta que hay un número importante de
catalanes que siguen creyendo que la secesión es buena y nuestra tarea
es convencerles de que esa pantalla ha pasado y de que hemos de buscar
que puentes de unión hay con el resto de España. (...)
¿Qué ha sido lo mejor de este año?
Ver la cara de satisfacción de miles y miles de catalanes que te dicen "ya era hora".
¿Y lo peor?
Los ataques a mi familia y a mi hija, que hemos sufrido por parte de independentistas. (...)" (Entrevista a Josep Ramon Bosch, presidente de Societat Civil Catalana, por Sergio Fidalgo, Crónica Global, Jueves, 23 de abril de 2015)
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