"Hace unos días la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, recalcaba la
«enorme generosidad de los castellanoparlantes» y «el riesgo de
imposición del euskara con sanciones». (...)
Y, sí, claro que ha habido una enorme generosidad por parte de la
población castellanoparlante. ¿O no se acuerdan de la fuga de miles de
maestros de las escuelas públicas en los primeros ochenta, seguido de
una generación entera de profesores forzada a aprender euskara y a
trabajar con su herramienta por excelencia –el idioma– demediada, como
un pianista que toca con una mano amarrada a la espalda, y sin que todos
estos años hubiera ninguna protesta laboral por ello? Por cierto, se
diga lo que se diga, un esfuerzo que hemos pagado caro en la formación, o
deformación, de nuestros niños.
¿O no se quiere reconocer que toda una generación entera de jóvenes
vascos ha tenido que renunciar a los golosos puestos de la
Administración pública para que sean repartidos a golpe de perfiles
lingüísticos? ¿Eso qué es? ¿La rebelión de los castellanoparlantes? (...)
La lengua materna.
¿Se acuerdan cuando durante el tardofranquismo el
nacionalismo reivindicaba el derecho a educar a los hijos en su lengua
materna? ¿Se acuerdan ustedes? ¿Y qué diríamos ahora, cuando una inmensa
mayoría de padres castellanoparlantes tienen hijos que estudian en una
lengua no materna? ¿O no se dan cuenta de eso?
Los nacionalistas solo
reivindican este derecho cuando la Administración pública no permite la
enseñanza en la lengua que defienden, pero una vez que controlan ellos
la Administración se olvidan rápido de esto para hacer exactamente lo
contrario.
La euskaldunización de la Administración.
Los nacionalistas legitiman
las políticas de requerimiento del conocimiento para acceder a la
Administración (los perfiles) como único medio posible para
euskaldunizar la Administración. Ya. ¿Pero cómo legitimamos
euskaldunizar la Administración? Porque en el Estatuto y la Ley de
Normalización no se recoge. Se recoge el derecho del ciudadano a ser
atendido en cualquiera de los dos idiomas, cosa que es bien distinta.
Alguno me dirá que el euskara no se exige en todos los puestos. Es
verdad, no en todos, pero en muchos sí, y el resto también tiene
perfiles; lo que quiere decir que en los puestos en los que no se exige
al que sabe se le dan puntos extra. Es como si en una carrera de cien
metros al que sabe euskara le quitamos un segundo de su tiempo. Los
castellanoparlantes pueden correr, pero tienen que correr mucho más para
llegar al mismo tiempo administrativo. (...)
El derecho a hablar en euskara.
Los nacionalistas reivindican con
carácter absoluto el derecho de los vascoparlantes a hablar en euskara
en todo momento y lugar. ¿Existe ese derecho? Pues según. Cuando están
solos, claro. Al leer un libro, al ver un programa o cuando se juntan
dos vascoparlantes que quieren hablar en euskara, no hay nada que se lo
pueda impedir. Aunque, curiosamente, no se hace mucho uso de este
derecho.
Nada ni nadie me obliga a escoger el periódico que leo, pero la
inmensa mayoría de vascoparlantes lee periódicos en castellano, libros
en castellano o ve programas en castellano. En cambio, dicen que cuando
se encuentran frente a una persona que no sabe euskara esta les impone
el castellano, que no pueden elegir.
Ya. ¿Pero esa otra persona, que no sabe euskara o aunque lo sepa, no
tiene el mismo derecho que él para elegir hablar castellano? ¿O solo hay
derecho para elegir idioma siempre y cuando este sea el euskara, como
decía Ford del color negro de los coches? El euskara no tiene los mismos
derechos que el castellano. Bueno, en realidad los que tenemos derechos
somos las personas, no las cosas.
El euskara o el castellano no tienen
derechos, son las personas que hablan en euskara o en castellano las que
tienen derechos. Y bien, pongamos una persona que habla en castellano y
otra que además habla en euskara con los mismos conocimientos de otras
áreas.
¿Cuál de los dos tiene más derechos, más posibilidades? Háganse
la pregunta un momento y respondan con sinceridad. ¿Se puede decir que
los vascoparlantes estamos discriminados en Euskadi hoy en día, o es más
acorde con la verdad que tenemos muchas más opciones de vida,
profesionales y de todo tipo? Y, ¿entonces? Pues eso.
Y, finalmente, la igualdad de oportunidades.
Curiosamente los defensores
del euskara no le tienen mucho aprecio a este principio. Todas las
personas debiéramos tener las mismas oportunidades ante la vida. ¿Cómo
compaginamos los diferentes derechos individuales para, al final,
garantizar, junto con la libertad, este principio básico? El Estatuto
también recoge que «nadie será discriminado por razón de lengua».
Bien.
¿Cómo encajamos esto con los perfiles, por ejemplo? Estaremos de
acuerdo, y más en esta situación de paro y precariedad, que uno de los
mayores bienes y que mejor garantizan la igualdad de oportunidades ante
la vida es poder acceder a un puesto de trabajo estable, con buenas
condiciones laborales y sueldo decente.
A todos se nos ocurrirán de
inmediato los más de 150.000 puestos de empleados públicos. ¿Impedir
que, por no saber euskara, no se pueda acceder no quiere decir
«discriminar por razón de idioma»? (...)" (ANDONI UNZALU GARAIGORDOBIL, EL CORREO – 08/04/15, en Fundación para la Libertad)
No hay comentarios:
Publicar un comentario