14/11/14

Tan generalizada ha sido la denuncia del agravio que el agravio se percibe como real... el agravio de los gallegos a los catalanes, je, je

"«Cataluña, formada por gente responsable y austera, paga lo que otros gastan, y cuando pide su parte en reconocimiento de su identidad, se la ignora o se la humilla. Los catalanes ya no aguantan más ni el ninguneo ni la ofensa de España. Y quieren decidir sobre su futuro. Punto». (...)

¿Cómo fue posible la construcción de ese relato? ¿Cuándo comenzó? ¿Por qué no ha existido uno alternativo, siquiera con la mitad de la fuerza del irresistible dret a decidir?

 La alineación planetaria se produjo hace dos años. El relato alcanza el punto más dramático, se sintetiza, acelera y se acerca al desenlace. Seiscientas mil personas (según cálculos de La Vanguardia, aunque los convocantes dicen millón y medio) reclamaron en la calle que Cataluña es «un nuevo Estado de Europa» (...)

Mas parece ese cónyuge que ha decidido ya divorciarse pero que simula agotar las posibilidades dialogando con su pareja por última vez. Ha ido a Moncloa a un diálogo imposible para demostrar que España no escucha a Cataluña.

Ha tolerado un cambio de facto de la senyera por la estelada. Ha promovido dos Diadasindependentistas y masivas. Se ha repartido funciones con la Asamblea Nacional Catalana, para que esto no parezca una iniciativa de Junqueras y de él mismo, sino del pueblo catalán. 

Y por supuesto, he ahí el gran acierto, ha enmarcado el problema como el derecho de una sociedad a decidir su futuro, no como un referéndum por la independencia. Ha definido el objetivo como el nacimiento de un nuevo Estado, no como una ruptura.

 Sin dramatismo, nos dice. Junqueras y él y la miríada de apoyos civiles con que cuentan presentan un relato festivo, optimista, familiar e inspirador. Y para votar Sí y Sí. En el otro lado, los del No y No son anti-catalanes, pesimistas y aguafiestas.

Es innegable que hay en Cataluña un fuerte sentimiento de agravio, de hartazgo y de ganas de votar. Basta con pisar un bar de Barcelona para vivirlo. Pero es muy ingenuo pensar, o muy falaz decir, que se ha generado espontáneamente. Mas dice estar escuchando un clamor, pero son él y Junqueras quienes lo han promovido primero, para luego reclamar el derecho a decidir. (...)

Hoy parece ya tarde para plantear un relato unionista tan poderoso como el del derecho a decidir. Tan generalizada ha sido la denuncia del agravio que el agravio se percibe como real. Y tanto se ha escenificado la tensión entre quienes reclaman el derecho a decidir y quienes lo niegan, que Cataluña hoy pide que la dejen hablar. 

Quienes, como yo, queremos que Cataluña siga siendo España, nos encontramos atrapados en esa trampa retórica fatal (...)"            (LUIS ARROYO, EL MUNDO – 09/11/14, en Fundación para la Libertad)

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