"(...) Vayamos ahora a Cataluña, a ver qué oyen y que dicen. Se lo diré:
cada día les repiten las imágenes de ese hombre que ha dicho “putos
catalanes”, y ven a ese bruto y lo escuchan sin parar.
En ningún lugar
de España se escucha tanto el “putos catalanes” como en Cataluña, se oye
tanto que más de un barcelonés piensa que, si va a Madrid, es lo
primero que le dirán. A las órdenes de un Gobierno autonómico interesado
en separar, las radios y televisiones autonómicas reproducen hasta la
saciedad el putos catalanes, bien envuelto de cifras engañosas que
remiten al Espanya ens roba y justo antes de una serie sobre la Guerra
de la Independencia.
Es así. Una imagen distorsionada, una exageración
constante del odio anticatalán. APM, el programa cómico más divertido de
TV3, colecciona todos los insultos a Cataluña que vomita Intereconomía.
Presentan esta ensalada de maldiciones y la acompañan de vídeos de la
telebasura española, de forma que presentan un mosaico de cavernícolas y
analfabetos para formar un retrato del enemigo. Del que siempre acaba
diciendo: putos catalanes.
Y muchos catalanes acaban diciendo: ¡putos españoles!
A
mí, cuando llegué a Barcelona para vivir, me decían los amigos de estas
tierras que yo no era un español como los demás, y yo asombraba las
cejas y me reía, no sabía qué decir. Pero cada vez más catalanes creen
que España les detesta.
Así van sumándose adeptos a la Assemblea
Nacional Catalana, así es como después acaba Javier Cercas escaldado por
los radicales, por los enloquecidos. En Cataluña se convierte el
insulto español en pólvora, y de ese nido nacen los mensajes que después
viajarán en el expreso de Intereconomía para provocar. (...)" (Putos catalanes, de Juan Soto Ivars en El Confidencial, en Caffe Reggio, 12/11/2014)
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