" (...) Primero porque
en el contexto de la Europa de principios del siglo XXI, y que no tiene
mucho que ver con los procesos de descolonización del siglo XX o con la
situación creada en Rusia en 1917, el camino hacia un escenario de
independencia lleva implícito hoy un secuestro continuado de la agenda
antineoliberal por la agenda nacional.
Las experciencias recientes en el
Este de Europa demuestra que cuando la aceleran las dinámicas
identitarias, se diluyen de forma igualmente rápida las dinámicas
sociales, incluso en la conciencia de muchas personas de izquierdas.
En
el actual contexto europeo es impensable un proceso de construcción
nacional exitoso no liderado por los profesionales urbanos y las clases
propietarias, aún cuando estas últimas no sean necesariamente los
grandes socios capitalistas.
Este secuestro salpicará con toda seguridad
la agenda política de todo el Estado y de los nuevos estados
potenciales así como el panorma político de toda la izquierda europea
colocándola en una posición de persistente defensiva. (...)" (
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