"Preguntado por Luis Roca Jusmet sobre la posibilidad o necesidad de
un proceso constituyente, paralelo con la exigencia de una consulta en
Cataluña, y sobre si tal proceso era posible dentro del actual marco
constitucional, Gerardo Pisarello respondía en los siguientes términos:
“Si hay voluntad política, la consulta es jurídicamente viable, sin
necesidad de reformar previamente la Constitución”.
El Gobierno, añadía,
“ha optado por una oposición cerril, que no hará desaparecer este
reclamo”. En su opinión, “una salida limpia a la cuestión territorial
solo puede pasar por el reconocimiento previo del derecho a decidir, que
no es sino una lectura actualizada del derecho a la autodeterminación
de los pueblos.
En la oposición antifranquista, añade Pisarello, “esto
estaba muy claro, y se sabía que se aludía, ante todo, al caso de
Cataluña, el País Vasco y Galicia.” [1]
Unas observaciones sobre esta última consideración.
1. El “derecho a decidir” no es exactamente o no es sin más una lectura
actualizada del derecho a la autodeterminación de los pueblos.
2. La formulación –“dret a decidir”- ha surgido de los laboratorios de
ideas, formulaciones y nociones próximos al movimiento independentista
catalán y a sus ciertamente poderosos tentáculos institucionales. Hay
documentación –declaraciones, artículos, notas- sobre ello que transita
por la red.
2.1. Como es sabido, nunca había estado presente en las diversas tradiciones nacionalistas catalanas, independentistas o no.
3. Se ha evitado la formulación clásica, así lo han indicado, porque
parecía o sonaba “demasiado radical” y porque ninguno de los casos
contemplados en la jurisprudencia reconocida coincidía o era similar con
la actual situación en Catalunya, que no es una colonia “española”, no
está –sin más matices- bajo la bota de una dictadura que no permite
ningún juego propia y su cultura (nada homogénea por cierto como casi
todas las culturas, como la española por supuesto) no sufre persecución
ni una fuerte opresión nacional. De lo que no se deduce, por supuesto,
que la situación actual no pueda modificarse y mejorarse si fuera el
caso.
4. Probablemente también, no es una conjetura alegre e
indocumentada, así se ha insinuado también, la formulación pretende
distanciar al movimiento independentista, nacionalista o soberanista de
las aportaciones, no discutidas, no puestas en cuestión hasta el
momento, de la tradición marxista-comunista catalana para resolver
solidariamente la denominada “cuestión nacional” (y no sólo, por
supuesto, en el ámbito de la teoría política).
5. El grueso de
la izquierda catalana defendió, tradicionalmente, durante la larga y
heroica lucha antifranquista, la vía estatutaria como procedimiento para
alcanzar el derecho de autodeterminación (así figuraba por ejemplo en
uno de los puntos del programa movilizador de la Assemblea de Catalunya,
tan atacada por cierto por el ex presidente de Banca Catalana y de la
Generalitat catalana, el “molt honorable” Jordi Pujol, su hijo Oriol no
tanto), izquierda catalana no nacionalista que defendió de forma abierta
y desde siempre, con riesgos innegables, la lengua catalana.(...)
8. La izquierda marxista catalana de pulsión transformadora, en su
conjunto y en general (existieron tendencias que sí lo hicieron), nunca
ha abonado ninguna vía independentista y de ruptura con los otros
pueblos. Nunca pretendió destruir ningún demos, nunca pretendió
construir un Estado separado, alejado del resto de pueblos de Sefarad.
Eran, éramos pueblos, comunidades y ciudadanos hermanos. La lucha era
común; las finalidades últimas eran más que similares. No nos importaba
que la central nuclear estuviera en Ascó, Badajoz o en Soria para
oponernos a la industria nuclear y sus peligros.
9. Durante
treinta y tantos años, a partir de 1980 por fecharlo de algún modo, el
nacionalismo conservador catalán (aunque no sólo) ha sido hegemónico
política y culturalmente en Cataluña y ha hecho todo lo posible por
ahondar diferencias (mínimas en numerosos casos) y ocultar semejanzas.
Madrid conjugaba con Pekín o con Tallín.
La izquierda catalana, acaso
por respeto, tal vez por alejarse de cualquier innoble acusación de
españolismo rancio, apenas ha apuntado batallas político-culturales en
su ámbito. El silencio ha sido pan nuestro de muchos días. Ejemplo
historiográfico: presentar, señalar, difundir una historia del PSUC muy
alejada, por su exquisitez y renovación, de la dogmática y pobre
culturalmente historia del PCE.
10. El intento conservador
nacionalista de arrasar con todo o casi todo pasa incluso por hacerse
suya la figura y el legado de Paco Candel. También por reinterpretar, en
clave independentista, las posiciones políticas de Salvador Espriu (la
reciente exposición sobre su obra muestra esta cara de forma nítida).
Con otros –Manuel Sacristán, Gregorio López Raimundo, Paco Fernández
Buey- no han podido.
En ocasiones, estos últimos, que estuvieron en
prisión por defender también los derechos nacionales de Catalunya, han
sido insultados por intelectuales próximos al poder convergente (con las
rentabilidades que eso suele comportar). Agustí Colomines es un ejemplo
reciente de ello. (...)
15. La izquierda catalana que no ha claudicado en puntos esenciales no
puede o no debería abonar vías que conducen a la separación de los
pueblos, a la división de las clases trabajadoras y a la hegemonía del
neoliberalismo conservador. Es su abc, sus nociones comunes, su primer
axioma, el más penetrante de la geometría de Euclides.(...)
17. ¿Qué hacer entonces? Abonar el sendero solidario y fraternal de
siempre. La izquierda catalana no debe poner el acento en el ejercicio
del dret a decidir, clara y elemental excusa, como resulta evidente para
quien quiera enfrentarse de frente a una realidad que se está
construyendo paso a paso, para la vindicación y construcción de la
independencia (de esto estamos hablando y no de otra cosa), una
“independencia” no independiente que cuelga del BCE., de la UE y de los
grandes poderes, porque actualmente ya no es una forma de resolver
conflictos políticos entre pueblos que quieren aproximarse sino una vía
para la separación y (más que supuesta) independencia.
La izquierda
debería hacer lo que ha hecho siempre: agitar, abonar y vindicar la
unión entre los pueblos, luchar contra las opresiones y abonar el
derecho de autodeterminación, en condiciones de libertad real de
expresión y sin manipulaciones ideológica e históricas, como vía para la
unión hermanada, no con la intencionalidad de construir un muro de
separación que, después, con el tiempo, se añade para convencer a
algunos sectores, ya se derrumbará. Uniendo, buscando puentes de
aproximación, remarcando proximidades; no agitando desuniones: este es
el lema de la izquierda catalana no nacionalista. Por supuesto, sin
abonar ninguna opresión, ningún uniformismo. (...)
19. La consulta o referéndum anunciado con doble pregunta, más allá de
la trampa o falacia que puede representar su misma estructura, plantea
problemas de difícil solución. No hablo ya de cómo se van a computar y
leer las votaciones, de los porcentajes exigibles (según la líder de
ANC, Carme Forcadell, con un voto SÍ-Sí que sea el mayoritario ya es
suficiente), hablo ya de la imposibilidad de votar en la segunda
pregunta a los partidarios del NO a la primera. ¿Y por qué esa votación
única para los ciudadanos que tomen esa opción frente a la doble
votación de los restantes? (...)
La pregunta de fondo: ¿la izquierda catalana que no ha claudicado,
que abona creativamente sus valores y posiciones de siempre, la
marxista, la libertaria, la socialdemócrata sin renuncias esenciales,
los restantes colectivos y tendencias, no tienen que querer vivir en la
misma comunidad a la que pertenecen Diego Cañamero, Manuel Cañada, las
mareas verdes madrileñas, los vecinos sevillanos de la Corrala Utopía,
los ciudadanos de Gamonal o los del barrio de Orriols (Valencia) que
plantan cara a la ultraderecha)?
¿No se trataba de eso? ¿Ya no se trata
de eso? ¿No se trata de reivindicar una República democrática y social
de Sefarad que nos hermane a todos y a todas, sin opresiones ni
uniformismos, en un ámbito común de libertad, equidad, justicia y
respeto mutuo?
No era això, companys, no era això pel que varen morir tantes flors, pel que vàrem plorar tants anhels?" (Salvador López Arnal, Rebelión, 14/03/2014)
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