"(...) recordemos las siguientes palabras que Jordi Pujol pronunció en 2004 en
la Universidad Catalana d'Estiu (UCE): "Hemos de vigilar (el
mestizaje), porque hay gente en Cataluña que lo quiere, y ello será el
final de Cataluña".
O estas otras, en la misma conferencia, reclamando
competencias sobre inmigración (refiriéndose también a la población del
resto de España, se entiende), argumentando que "es un tema muy serio
para mucha gente, para Cataluña es además una cuestión de ser o no ser" (El Mundo,
23 de agosto de 2004).
Concedámosle lo que ninguna persona reflexiva en
su sano juicio debería considerar como una virtud: la absoluta
fidelidad a sus prejuicios, digo, a sus principios.
Al menos a sus
principios en la política, ya que en 1965 ya decía el buen hombre que
había que llamar "a las cosas por su nombre" y que los 150 o 200 mil
hombres que entonces había en Cataluña con raíces no catalanes "deben
ser considerados como lo que son en realidad: como un ejército de
ocupación" (Arcadi Espada, El Mundo, 12 de junio de 2010).
En fin, juzguen ustedes. (...)" (Mikel Arteta, Jueves, 3 de abril de 2014)
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