9/4/14

Dos salidas. O la declaración unilateral de independencia, camino directo hacia la frustración y el conflicto. O unas elecciones anticipadas plebiscitarias

"(...) Así pues, el Estado no cederá de forma temporal a Cataluña la potestad de convocar referendos para que la Generalitat consulte a los ciudadanos del Principado si quieren la ruptura con España. (...)

no cabe trocear la soberanía nacional. No es posible, pues, consultar a una parte lo que corresponde decidir a todos. No con la actual Constitución en la mano.

Pero, además, se habló de confianza. O mejor dicho de desconfianza. El Parlament pedía permiso para un referendo de carácter exclusivamente «consultivo». Pues bien, los grupos mayoritarios dejaron claro que no se lo creen. Que están persuadidos de que el nacionalismo catalán quiere que el resultado de la consulta sea políticamente «vinculante». 

¿Y tras el ‘no’ del Congreso, qué? (...)

Lo probable es que ahora se abra un cierto compás de espera hasta después de las elecciones europeas del 25 de mayo. Unos comicios cuyos resultados catalanes habrá que leer con atención. No permitirán extraer conclusiones definitivas, pero tampoco resultarán inocuos. 

Luego el nacionalismo deberá decidir. Tendrá que optar entre plantear alguna contraoferta concreta al Estado, lo que no parece demasiado probable, o avanzar hacia el choque. Buscar directamente que el Gobierno español impida la celebración de la consulta el 9 de noviembre.

Llegados al pulso final sólo cabrían dos salidas. O la declaración unilateral de independencia que predijo hace unos días el exlehendakari Ibarretxe, el camino directo hacia la frustración y el conflicto. O unas elecciones anticipadas plebiscitarias. Si el nacionalismo llegara a arrasar en ellas sería difícil que el Estado permaneciera impasible. El modelo canadiense pasaría al primer plano de la agenda política.

Mientras, el PNV se limita a esperar acontecimientos. CiU arriesga en el actual envite su primacía en Cataluña. Los jeltzales no están por la labor de hacerlo tras la mala experiencia que tuvieron con el desafío de Ibarretxe. (...)"          (EL CORREO 09/04/14, ALBERTO AYALA, en Fundación para la Libertad)

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