"Las relaciones entre lengua, soberanismo y construcción de pasados míticos han sido un tema recurrente en el mundo occidental desde la Revolución Francesa.
En los tiempos que corren, el soberanismo, es decir, el intento de ciertos territorios de segmentarse políticamente del resto, tiene mucho que ver con el rearme de muchas regiones en un contexto de competitividad sin fin, de volatilidad de las inversiones en un contexto económico desregulado, en definitiva con el triunfo del neoliberalismo a escala planetaria
Casi siempre estos territorios, como es el caso de Euskadi, Cataluña o las regiones del norte de Italia, tienen unos niveles de renta per cápita por encima de la media nacional y casi siempre disponen, además, de una lengua propia.
Pero el deseo de segmentarse de una forma o de otra del resto de los territorios que conforman un Estado es mucho más general, es común a muchos otros territorios con políticas competitivas y no sólo a aquellos con tradiciones lingüísticas propias.
Así, los políticos de la Comunidad de Madrid vienen articulando desde hace algún tiempo un mensaje latentemente local-chauvinista construido, en este caso, alrededor de la prosperidad económica de la región, de una suerte de patriotismo del bienestar de signo local.
Así, los políticos de la Comunidad de Madrid vienen articulando desde hace algún tiempo un mensaje latentemente local-chauvinista construido, en este caso, alrededor de la prosperidad económica de la región, de una suerte de patriotismo del bienestar de signo local.
Las guerras del agua entre las regiones levantinas y Aragón se insertan en esa misma lógica competitiva igual que las regiones ricas de Bolivia que hoy plantean reivindicaciones secesionistas frente al gobierno popular de Evo Morales con el fin de bloquear la transferencia de recursos a las regiones más pobres del país.
Por tanto, la lengua no es en absoluto el único elemento presente en el deseo de romper los lazos cooperativos y solidarios de unas regiones con otras. Sin embargo, la lengua sigue siento un argumento central en muchos de esos casos. Máxime en España donde dos de las tres regiones más ricas tienen una lengua propia más antigua que el castellano.
Pero ¿es inevitable que la diferenciación lingüística alimente el soberanismo, el deseo de romper los lazos que se han ido trenzando entre territorios a lo largo de los años? ¿es imposible coexistir aún cuando no exista una única lengua?
Por tanto, la lengua no es en absoluto el único elemento presente en el deseo de romper los lazos cooperativos y solidarios de unas regiones con otras. Sin embargo, la lengua sigue siento un argumento central en muchos de esos casos. Máxime en España donde dos de las tres regiones más ricas tienen una lengua propia más antigua que el castellano.
Pero ¿es inevitable que la diferenciación lingüística alimente el soberanismo, el deseo de romper los lazos que se han ido trenzando entre territorios a lo largo de los años? ¿es imposible coexistir aún cuando no exista una única lengua?
Aquí pensamos que no, que aunque la diversidad lingüística sea efectivamente una herramienta excelente en manos de proyectos competitivos de inspiración neoliberal, que instrumentalizan los territorios, incluidas su cultura y sus tradiciones, para competir económicamente en un mundo cada vez más hostil, esta no tiene por qué generar fragmentación y distanciamiento.(...)" (Armando Fernández Steinko, 12/02/2014)
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