"Llàtzer Moix, periodista, en un artículo publicado este domingo en La Vanguardia:
"[...] Sea cual sea su final, el proceso
[independentista] ya ha tenido efectos negativos. Por ejemplo, ahondar
la brecha afectiva entre españoles y catalanes. Y no digamos la división
entre catalanes, en términos ideológicos pero también generacionales,
territoriales (Cataluña urbana frente a la rural) y de poder
(instituciones representativas frente a formaciones asamblearias).
Rematar estos estropicios con una frustración colectiva sería un
ridículo mayor. Las grandes montañas paren a veces ratones ridículos,
nos alertó Horacio.
El resultado del proceso es aún incierto.
Pero hay signos que anuncian el ridículo. Tarradellas nos trataba de
ciudadanos (personas responsables, con derechos y deberes) antes que de
catalanes. Ahora nos venden sueños e ilusión, como si no razonáramos.
En
Escocia, donde también hay vía soberanista, Alex Salmond ha dado a sus
ciudadanos un informe de 670 páginas sobre el futuro nacional.
¿Podríamos tener algo similar aquí? ¿O debemos fiar el voto a la
ilusión?". (Crónica Global, 08/12/2013)
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