"Por enésima vez el debate gira entorno la cuestión si una Cataluña
independiente sería automáticamente miembro de la Unión Europea, y por
enésima vez la respuesta ha sido que no. Esta vez empezó con una pregunta de Ramon Tremosa, eurodiputado por CiU, a la Comisión Europea (CE), encabezada por José Manuel Durao Barroso.
En su respuesta,
Barroso es muy claro: "Si una parte del territorio de un Estado miembro
dejase de ser parte de ese Estado para convertirse en un nuevo Estado
independiente, los Tratados ya no serían aplicables en dicho
territorio". Una Cataluña independiente sería "un tercer país con
respecto a la UE", por lo que tendría que pedir su adhesión como
cualquier otro.
Esta posición no revela nada nuevo, ya en 2004 el predecesor de Barroso, Romano Prodi, dio una respuesta que en buena parte era textualmente igual. Hace un año, el mismo Barroso se dirigió al una comisión del House of Lords usando las mismas palabras.
No podía, por tanto, existir duda alguna que justificara la pregunta
de Tremosa. Mucho menos debería existir ahora. No obstante, ayer por la
tarde el partido de Tremosa, CDC, insistió en un tuit que "amb un #estatpropi seguirem a la Unió Europea". Enlazó en este tuit con un argumentario
del partido en el que la principal referencia para el caso es el
artículo 34 de la Convención de Viena de 1978 que CDC ha subido a su
propio servidor.
Aunque Tremosa también hace referencia a una "legislación
internacional" que se ocupa del aspecto territorial, su pregunta a la CE
vierte sobre el individual, es decir "en qué precepto de los tratados
puede apoyarse una expulsión de la UE de las personas que, siendo
ciudadanas de la UE, apuesten expresamente por seguir siéndolo desde una
nueva realidad estatal".
El nacionalismo catalán ha usado varias veces el argumento de que
"son los ciudadanos y no los estados los titulares de los derechos de
identidad o ciudadanía", como también dice Tremosa en otra parte de su
pregunta. Esta teoría se apoya en jurisdicción europea sobre casos
particulares que es difícilmente extrapolable a todo un territorio y sus
gentes.
Reagrupament, que ahora es parte de CDC, ya intentó hacer valer la misma argumentación cuando el año pasado fundó una iniciativa ciudadana europea de ampliación interna para "garantizar el mantenimiento de la ciudadanía europea" a los catalanes.
Esta iniciativa, que Reagrupament ya al principio llamó un "éxito", fue rechazada por la CE, que se declaró no competente. En su respuesta
a la solicitud de registrar esta iniciativa dijo que "solo las personas
que tengan nacionalidad de un Estado miembro son ciudadanos de la UE".
No obstante, y como hemos visto, Tremosa vuelve a insistir en ese mismo
punto; así se puede alargar el juego eternamente, cuando no se toma
buena nota de las respuestas recibidas, sino se las presenta al público
con clara intención de tergiversar la realidad.
En 2012, Reagrupament hasta convirtió el rechazo en una victoria. "La Unión Europea abre la puerta a la secesión de Cataluña" tituló,
agarrándose a la frase: "La solución se tendría que encontrar y
negociar dentro del ordenamiento jurídico internacional".
Los
nacionalistas ven aquí una referencia a la Convención de Viena que cita
CDC, cuyo artículo 34 establece el principio que los tratados
internacionales de los que forma parte un estado seguirán siendo válidos
para los territorios que se independizaran de él.
El punto 2 b de este artículo, sin embargo, exceptúa aquellos casos
en los que la aplicación del tratado "cambiaría radicalmente las
condiciones de su ejecución". Por lo tanto, exceptúa también los
tratados de la UE, que se basan en una proceso de adhesión ex novo y en
la unanimidad de sus estados miembros a la hora de aceptar un nuevo
miembro. Recordémoslo una vez más: Cataluña sería "un tercer país", a
todos los efectos.
La realidad es tozuda, pero nunca tanto como la cabeza de un
nacionalista catalán. "Esto, sin embargo, no para el proceso", declaró
Ramon Tremosa vía Twitter.
Los nacionalistas sin duda seguirán mintiendo y manipulado como lo han
hecho hasta ahora, porque el tema de la UE es decisivo para "el
proceso". Como prueba de ello, diversas encuestas indican que si se
realizara un referéndum sobre la independencia bajo la premisa de que
Cataluña quedara fuera de la UE, la gran mayoría votaría que no.
Ante este riesgo, de que la gente se entere de la realidad, todo
vale. Incluso hacer el ridículo. Como plan B, los más lanzados ya
defienden la idea de que quedarse fuera de la UE tampoco estaría nada
mal. ¡Se podría ser como Noruega, por ejemplo!
Para que esto sea realista, lo que falta en Cataluña son, precisamente, noruegos. Y petróleo, en vez de aceite de oliva." (Marcus Pucnik, Crónica Global, Jueves, 5 de diciembre de 2013)
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