20/12/13

Romper un Estado y una comunidad política no puede hacerse por un voto de diferencia (ni por unos pocos miles). No sólo no es serio, es que no sería democrático

 "(...) Para que el proceso fuese democrático, ¿qué participación os parecería razonable si se llegase a convocar? Si la opción mayoritaria fuese la independentista, ¿bastaría con cualquier porcentaje (mayoritario) de votos?

FM: Creo que esas cuestiones deben formar parte de la negociación que conduzca a un referéndum de esa naturaleza. Los propios impulsores del actual proyecto han dicho siempre (con alguna excepción, en el caso de ERC)que se necesitarían amplias mayorías para tirar adelante con la independencia.

 Quiero recordar que para el referéndum de Montenegro se estableció una participación mínima del 50% y un 55% de síes a la independencia. A mí me parecen porcentajes muy generosos con los independentistas (implican que un raquítico 27,5% de los votantes sobre censo podrían ser suficientes para conseguir la independencia), pero en todo caso sería el mínimo que me parecería aceptable. 

Dada la trascendencia de lo que se está decidiendo y su carácter irreversible, sería escasamente democrática una decisión tomada con un margen menor que el señalado más arriba.

JLMR: Para que el proceso sea democrático la fórmula de la pregunta habría de tener todas las garantías de pluralidad, que no es el caso. Para que cualquier resultado sea no solo democrático - la democracia en última instancia es la mitad más uno (¡más el respeto a la minoría!)- sino suficiente en derecho, legítimo incluso, la participación ha de tener una cota superior al 50% por ciento y, de manera aconsejable, claramente superior para que no se produzca el inconveniente de que una mayoría raspada en favor de la independencia no representara más que un cuarto de la población con derecho a voto.

 Si sólo votara el 50% y sólo el 50% de los votantes lo hiciera en favor de la independencia, eso significaría solo ese cuarto. Lo ideal sería una participación del 70% y un sí del 60%, eso significa el 42% a favor de la independencia (frente a un 28 en contra y un 30 que no se pronuncia).

 ¿Parece muy alto el techo? No tanto para un país tan democrático y tan movilizado socialmente. ¿O no lo estamos? Con todos los respetos por Montenegro, no querría que esa fuera la referencia para mí país.

FM: En realidad, la discusión que se ha abierto sobre la interpretación de los resultados da cuenta de dos cosas: lo confuso que es el planteamiento de la pregunta y, más inquietante, cómo algunos no se detendrán ante escrúpulo democrático alguno para conseguir sus fines.

En condiciones normales, un referéndum de esta naturaleza, con amplio acuerdo para su celebración, concitaría una elevada participación (seguro que no menor que la de las últimas elecciones catalanas, es decir, en torno a un 70%) 

En esas condiciones, exigir un 55% de síes para la independencia no me parece un disparate, sino algo incluso generoso con los independentistas, como decía antes. Hay que pensar que la decisión sobre la independencia no es reversible; no parece aceptable, por tanto, que pueda ser tomada con una diferencia de votos pequeña que, en otras circunstancias (económicas, por ejemplo) podría ser de signo contrario.

 Romper un Estado y una comunidad política que se remonta (por limitarnos sólo al Estado constitucional) a dos siglos atrás no puede hacerse por un voto de diferencia (ni por unos pocos miles). No sólo no es serio, es que no sería democrático. (...)"                      (Entrevista a los historiadores Francisco Morente y José Luis Martín Ramos sobre la consulta anunciada en Catalunya para noviembre de 2014, Rebelión, 20/12/2013)

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