"Aunque nada es seguro en este mundo hasta que sucede, a los síntomas de
decaimiento del proceso soberanista catalán —perceptibles en las
encuestas y en la división entre las propias fuerzas políticas
partidarias del llamado «derecho a decidir»— ha venido a sumarse en los
últimos días un factor inesperado, al menos a juzgar por lo acontecido
hasta hoy y desde hace ya algunos años.
Me refiero al Fútbol Club
Barcelona y a su repentina flojera. Por supuesto, en este mundo de la
pelota nada puede predecirse, y menos cuando todavía falta un montón de
meses para que los títulos en juego —Liga, Copa del Rey y Champions
League— tengan un desenlace.
Pero la sensación de que el Barça ya no es
aquella máquina arrolladora de antaño y de que los dos equipos de Madrid
pueden perfectamente ganarle en cualquiera de las competiciones en liza
supone no sólo una novedad, sino también un contratiempo para el
soberanismo reinante.
El Barça es, junto a TV3 y los medios amigos —y
hasta cierto punto la escuela—, uno de los principales instrumentos de
la agitprop independentista. Y sus triunfos, la más viva
demostración de la pujanza del sentimiento nacionalista. Así las cosas,
¿qué puede esperarse de una transición nacional sin
testosterona? ¿En qué parará la genitalidad de Cataluña si no puede
contar con el chute patriótico de su selección nacional encubierta?
Porque en el mundo del fútbol, como en esa consulta de nunca jamás, sólo
vale la victoria. Aunque algunos se consuelen diciéndose que han
perdido, sí, pero son más que un club." (Xavier Pericay, 05/12/2013)
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