"(...) Juan García Oliver, uno de los dirigentes más extremistas de la poderosa y legendaria CNT. (...)
La organización de Fernàndez se declara asamblearia y es independentista; postula la separación de los Países Catalanes
del conjunto de España, una España detestada. ¿Qué pensaba de ello
García Oliver, anarco-sindicalista de Reus? No qué pensaría hoy, sino
¿qué pensaba al respecto entonces?
En sus memorias El eco de los pasos (Ruedo Ibérico),
publicadas en 1978, citadas aquel día bronco en el Parlamento
autonómico, pueden leerse en sus más de 600 páginas cosas como las
siguientes: "No compartimos el concepto político del nacionalismo" o "la
CNT no consentirá nunca que España sea partida en dos".
El autor argüía
que la Confederación Nacional del Trabajo no representaba sólo a sus
trabajadores de la España liberada, sino también a los de la otra media.
Como anarquista era enemigo del Estado, pero se mostraba plenamente
adherido a España; dos realidades distintas. Esta es la cuestión.
Denunciaba García Oliver que se achacara a "la abstracción España" la
responsabilidad de las destrucciones producidas en Cataluña y el País
Vasco por causa de la Guerra Civil. Ese arreglo de la historia
falsea lo que pasó y promueve el error y el delirio.
Pero, "no, amigos
autonomistas de ayer, separatistas de hoy": apartadas de España, ambas
comunidades "serían dos piedrecitas más, fáciles de ser aplastadas por
cualquier imperialismo europeo".
Y cogiendo ímpetu, proclamaba enardecido: "¡Ni uno de los catalanes o
vascos que murieron dio su vida por la esclavización de Cataluña y del
País Vasco que proclamáis! ¡Ni uno solo de los republicanos españoles
que murieron dio su vida por la esclavización de Cataluña y del País
Vasco que pretendéis! ¡Cuantos murieron, dieron sus vidas por la
República, por la libertad de España y por la realización de una
profunda justicia social!".
Al poco de llegar a México como exiliado,
donde murió en 1980, pronunció este deseo cargado de proyecto: "¡Viva
España, libre y social y humanamente edificada!".
¿Son conocidas estas palabras de García Oliver? Parece que no. A
muchos, que sólo captan ritornelos embaucadores todas estas frases les
sorprenderán y escandalizarán.(...)
Juan García Oliver es, por tanto, un falso referente para quien hace
unas semanas lo reivindicó en el Parlamento autonómico exhibiendo el
viejo eco de los engaños y los enredos." (Miquel Escudero, Crónica Global, Martes, 29 de octubre de 2013)
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